Me quedo helado al oír el nombre, alzando mi mirada para observar al hombre frente a mi con detenimiento. Su único parecido con Magnus es su barbilla picuda y el moreno de su piel. La mujer, en cambio, si tiene muchos de sus rasgos; los cabellos igual de lacios, rubios en su caso, caen igual de enredados en ella que en él. Los mismos ojos color miel me observan grandes y nerviosos y esos labios jugosos que me encanta besar esta claro que le pertenecen a ella.
Miro a Jace unos segundos antes de sonreír levemente. -No te preocupes. Si se trata de Magnus, se donde está.
Observo a la pareja, nervioso. -Me temo que no pueden reclamarlo. - Él hace ademán de decir algo, pero lo detengo con un gesto de mi mano. - El dinero que recibieron es una donación desinteresada por mi parte. Magnus acudió a nosotros empujado por sus problemas financieros... pero si sigue aquí es por su propia voluntad. No ha sido vendido y nunca lo será.
-Magnus nunca haría tal cosa...él no es así... vender su cuerpo...- Sonrío negando con la cabeza. -Conozco a Magnus... y también a la gente movida por la desesperación. Él vino a mi en busca de ayuda y le fue ofrecida... Con el tiempo simplemente me di cuenta de que Magnus no estaba hecho para ser un esclavo.
Giro la cabeza para observar a Jace, que me mira entre confuso y enfadado. -¿Alec?
-Magnus y yo somos enclaves, Jace. Lleva semanas en mi casa. Lo supe desde que llegó, solo que no quise admitirlo... -Suspiro mirando arrepentido a mi socio, amigo, hermano y sobretodo mi confidente. -Quería contártelo hace días...-Pero sabía que era un gran fastidio para nuestra empresa. Encontrar pareja era una cosa, encapricharse de algún esclavo, como él hacía de tanto en tanto...pero un enclave era demasiado jodido. Significaba que de ahora en adelante las evaluaciones de esclavos recaían todas sobre él, y el bueno en eso siempre he sido yo.
Abro la puerta de mi departamento, bastante mas iluminado desde que Magnus vive aquí. Antes la mayor parte del tiempo no había nadie en casa...y aunque se que se esta dedicando a explorar Nueva York, el hecho de que haya llenado el salón de plantas hace que las cortinas estén corridas la mayor parte del tiempo, dejando entrar la luz natural. -¿Magnus?¿Estás en casa? - Hago un gesto a sus padres tras de mi para que entren. No voy a dejar que se lo lleven a menos que él quiera irse...y ya le dí esa opción una vez.
Dejo las llaves en el cuenco a la entrada, viendo que las suyas están ya allí. Escaneo el salón con la mirada, pero ni rastro de él. Es solo cuando un olor fuera de lo común llega hasta mi que me percato de que está en la cocina. ¿Desde cuando sabe cocinar? -Magnus, cielo...tenemos invitados.
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Me es imposible permanecer en la cama cuando él se va. Es extraño admitirlo, pero la cama se siente fría cuando Alec no la ocupa. O quizá es solo que me he acostumbrado a tener su calor a mi lado.
No han pasado ni dos minutos desde que ha cerrado la puerta del apartamento cuando me deslizo fuera de la cama, dándome una ducha rápida y vistiéndome con unos pantalones rojos -algo que, sin duda, nunca habría hecho en casa con mi poca autoconfianza - y acompañandolos de una camiseta tipo polo de color blanco.
Tras desayunar algo y asegurarme de que todas las plantas están en su debido estado de humedad y luz cojo mis llaves y salgo a realizar mi paseo habitual por la zona. Todavía quedo con Hodge dos o tres mañanas a la semana para salir a correr, pero hoy no es una de ellas.
No es hasta que estoy de vuelta a casa que me paro frente al escaparate de una pastelería, observando una elaborada flor hecha de hojaldre y chocolate. Hacía mucho tiempo que no me ponía a hornear nada, mas que nada porque los dos últimos años de mi vida habían sido demasiado ajetreados, primero por la carencia económica de mis padres y después por la incertidumbre de ser un esclavo el resto de mi vida. Pero ahora... bueno, tenía todo el tiempo del mundo. Además, seguramente Alec no volvería hasta media tarde. Si sale mal solo tengo que deshacerme de la evidencia.
Entro en casa diez minutos mas tarde con todos los ingredientes, calentando el horno y empezando a preparar la masa, canturreando por lo bajo con mi lista de reproducción de fondo. Otra cosa quizá no, pero estaba seguro de que si algo vale dinero en este apartamento es el equipo de música.
Estoy a punto de sacar mi creación del horno cuando oigo las llaves en la puerta y me apresuro a apagar el horno y terminar de limpiar lo poco que he ensuciado.
¿Invitados? Creo que a parte de Clovis, nunca he visto a nadie en la casa. Aunque también es pronto para decir eso, solo llevo aquí como unas seis semanas, tres días y dieciséis horas. No es como si lo hubiese contado, claro. -¡Magnus! - Parpadeo claramente confuso. No, no puede ser ella. Apenas me da tiempo a voltearme que los brazos de mi madre ya me están rodeando. -Niño tonto...¿cómo se te ocurre hacer algo así? - sonrío negando con la cabeza y solo la abrazo de vuelta. He elegido quedarme con Alec, si, pero eso no significa que no eche en falta a mis padres. Al fin y al cabo, excepto mis dos años de universidad, siempre he vivido en casa con ellos. Y aun así, cuando era universitario seguía visitándolos cada fin de semana.
-Mamá por favor... no es lo que tu crees...-La abrazo un poco mas fuerte antes de soltarla, viendo que mi padre también esta allí, sonriéndole antes de abrazarlo también, mirando a Alec tras ellos. ¿Él los ha traído aquí?¿Por qué? -¿Qué estáis haciendo aquí? - Me muevo hasta quedar cerca de Alec, cogiendo su mano sin acabar de atreverme a nada mas con mis padres delante. No es que tengan problemas con mi sexualidad, pero bueno, jamás les he presentado a ninguna de mis parejas...
-¿Cómo que que hacemos aquí?¡Hemos venido a buscarte! Ni creas que vamos a permitir que hagas esto, Magnus...no es tu responsabilidad. - Los miro confuso y luego a Alec, sin entender.
-Ellos creen que estás aquí retenido bajo tu voluntad...que eres...bueno, mi esclavo. Creen que el dinero que les envié es tu pago por venderte a la empresa. - Suspiro bajando la mirada pero me aferro mas fuerte a la mano de Alec.
-Papá, mamá... yo... no es así, de verdad que no. Vine aquí con esa intención...pero he visto lo que Alexander os envió...no es ni la décima parte de lo que me ofreció por venderme a la empresa...él no ha pagado nada por mi... solo...sabía que yo estaba preocupado por vosotros y quiso intervenir... puedo irme si quiero... Pero solo quiero estar con él...yo...lo amo. - Observo sus ojos azules con cariño y le dedico una pequeña sonrisa que enseguida es correspondida, acompañada con una pequeña caricia de su pulgar contra mi mano. Se que me apoyará haga lo que haga.
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The heart never lies
Fanfiction-MALEC//+18- Los Bane llevan tiempo arrastrando problemas económicos y Magnus ve en Lightwood&Herondale la única solución para solventar el problema. ¿Podrá ser un esclavo lo suficientemente bueno como para que Alec Lightwood lo adquiera para su emp...