Sensaciones

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Me siento terriblemente confuso. ¿Que la empresa ha salido ganando igualmente? Osea...¿se ha pagado a si mismo?¿Por qué no simplemente aprovechar su posición para hacerse con esta ocasión? Seguro que sería tan sencillo para él como chascar sus dedos. Me tendría en su despacho desnudo en menos de treinta segundos. Pero no, en lugar de eso decide reunirse aqui conmigo. Ocultar esto a su propio personal, a su propio socio...¿Por qué? -Supongo que podría guardar tu secreto. - Y automáticamente se que he dicho justamente lo que quería escuchar. Su sonrisa satisfecha lo dice todo.

Se que me ha dado permiso para preguntar todo lo que quiera, pero esa sensación de que no sacaré nada en claro hace que todas las preguntas se amontonen en mi garganta, sin dejarme expresar ninguna de ellas. Doy un trago a la limonada que me ha servido, intentando bajar un poco el nudo que se aprieta cada vez mas fuerte en mi nuez. Me gustaría deshacerme de la corbata, no estoy acostumbrado a ella. Si a las camisas, pero tiendo a llevarlas algo mas desabrochadas. Es como si me estuviese ahogando. Su mirada penetrante esta fija en mi, intimidandome y excitandome a partes iguales. No se que es, pero esta claro que algo tiene. Algo que consigue que mis rodillas tiemblen con solo pensar en sus entrenamientos, notando las palpitaciones de mi corazón directamente en mi entrada, haciendome tragar saliva.

Bueno, si él va a ser mi primer cliente debería dejar ya de tratarlo como un conocido, como un entrenador o como un jefe y empezar a aplicar lo que he aprendido de sus entrenamientos, ¿no? -¿Qué deseas que haga? - Casi estoy preparado ya, sentado al borde del sillón, esperando el momento justo para arrodillarme frente a su cuerpo, mi nariz contra su paquete, su erección latente contra mis labios. Siempre es lo primero que quiere de mi, un orgasmo provocado por una mamada en condiciones.

¿Cómo iba a imaginar que esta noche no sería para nada como mis entrenamientos?

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El cambio en Magnus era inesperado, pero altamente satisfactorio. De pronto es como si un interruptor hubiese cambiado de dirección en su cerebro y hubiese pasado de ser un chico asustado a estar completamente firme y decidido en su rol de esclavo. Solo que yo no planeaba abusar de él como un amo...Vale, mi actitud es demasiado dominante y las costumbres son difíciles de contener... y aunque pienso ser autoritario no es como si no fuese a ser amable con él. Tengo que ganármelo.

Lo veo ahí, intentando mostrar seguridad, pero al mismo tiempo sentado al borde del sillón, como si de un momento a otro fuese a saltar y correr hacia la puerta. Bueno, lo primero que debo hacer es evitar eso, así que con una sonrisa traviesa me muevo hasta él, sentándome a horcajadas sobre su cintura, posando una mano en su hombro al tiempo que le empujo hasta que su espalda está cómodamente recostada en el respaldo del sillón. Me acerco mas a él, su nariz a milímetros de la mía, sus ojos color miel completamente abiertos con sorpresa. -Me pareciste muy atractivo aquella noche que apareciste en mi oficina por primera vez... ahora me pareces jodidamente caliente, Magnus Bane.

Sonrío aún mas cuando noto como aumenta su nerviosismo. Estoy tranquilo respecto a eso. Se que no está sufriendo un ataque de pánico. Puedo sentir su erección bajo la ropa. -Dime una cosa...¿te has tocado fuera de nuestros entrenamientos?¿Has experimentado por tu cuenta?¿Quizá con los juguetes? - Voy deshaciendo el nudo de su corbata sin ninguna prisa. Al fin y al cabo, es mio para toda la eternidad. Tenemos todo el tiempo del mundo. 

El rubor cubre rápidamente sus mejillas y sé que esta avergonzado. Dado que tenemos tiempo, decido no forzarlo. Hablará, lo sé. Me separo un poco de su cuerpo, aunque sin dejar de estar encima de él. Su mirada se llena de sorpresa y sus labios se apresuran a formar las palabras. -Lo he intentado...todo en realidad. Pero... no se. No surgía como lo esperaba. No pude hacer nada. - Asiento, confirmando lo que ya sabía. No estaba muy seguro de como funcionaba para él... se que yo solo consigo erecciones en su presencia...que solo puedo penetrarlo a él..y joder, en estas semanas pensaba que me volvería loco. Era de suponer que si yo no podía autosatisfacerme él tampoco iba a poder hacerlo. - Y eso te...¿frustró?- Asiente levemente, sus manos muertas a sus costados, cerradas en puños. - No te preocupes...hoy nos aliviaremos ambos.

The heart never liesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora