22

525 42 19
                                    

Mateo

Hemos estado caminando por dos horas, pero no encontramos al grupo, ya me estoy comenzando a preocupar seriamente, Micaela esta siempre como a diez metros de mí, no quiere estar junto a mí, y la entiendo.

Mi celular marca las dos de la tarde y mi batería esta en setenta por ciento, mi barriga cruje y yo comienzo a sobarla. Saco de mi mochila unos chifles y me como uno, me acerco a Micaela para darle uno.

―Aléjate―puso su mano cerca de mi pecho―, todavía no he olvidado lo que me has hecho.

―Debes de tener hambre―le muestro otra vez la bolsa de chifles.

Se acerca lentamente y coge uno.

―Agarra más―extendí aún más mi brazo.

Ella agarro unos más y se alejó lentamente, puse mi mirada en el cielo, aunque este este y este estaba formado por algunas casi no visible por los enormes árboles, alcanzo a ver unas nubes negras, creo que lloverá, termino de comer la bolsa para después guardarlo en mi mochila.

―¡Me escuchan! ―grito Micaela.

―Creo―su mirada se dirigió a la mía―, que tenemos que descansar, ya hemos caminado por más de dos horas.

― ¿Descansar? ―Frunció el ceño―.Tu más que nadie no debe de descansar, si esto está pasando es por tu culpa.

Ella había avanzado a largos pasos hacia mí, su dedo índice me apuntaba al pecho con furia, pude apreciar como sus ojos me fulminaban.

― ¿Mi culpa? ―Me acerque más a ella.

―Si idiota―retrocedió―, si no me hubieras traído a esa puta roca no hubiéramos estado acá―señalo el lugar que teníamos alrededor nuestro

―Yo solo quería que sepas que fue lo que realmente paso―grite, mis ojos me ardían, quería llorar, pero no enfrente de ella.

Micaela tiene la mirada de mi hermana cuando se enoja, creo que las dos se hubieran llevado bien si no la hubiera cagado, mierda.

― ¿Para qué? ―sus ojos ya no eran los mismos―, si te vi ¡Vi como la besabas! ¡Vi como la tocabas! ¡Vi cómo me engañabas¡―Intento empujarme, pero solo llego a tocarme porque rompió en llanto.

Carajo, me duele cuando la veo llorar ¿Por qué soy un imbécil? ¿Por qué?. Ella y yo estábamos bien, más que bien, me gustaba como sus ojos brillaban cuando me acercaba a ella, me encantaba como me tocaba, me enamoraba como me hablaba, me tenía loco por su forma de ser. Ella era la mujer perfecta, pero lo perdí, la perdí por una estupidez.

―Yo-o―tartamudee―, solo lo siento―Una lagrima bajo por mi mejilla.

Mis ojos comenzaron a botar más lágrimas, y yo me aleje de ella lo más rápido que pude, tire mi mochila al costado de un gran árbol, y me recuesto en él.

La vida me había dado muchas tristezas, pero creo que ninguna supera a esta, yo no poder ver sus ojos, ya no poder ver su sonrisa, ya no poder estar junto a ella, ya no podre perderme en su olor a vainilla, ya no podré saborear sus labios, ya no podré volver a su lado.

Algunas veces la vida es así, te da algo que siempre has querido y tú con él estas feliz, alegre, contento, enamorado, pero a pesar de lo que ocasiona en ti, te lo quita, te lo arrebata, como quitar un chupón a un niño.

"En sus ojos vi dolor, molestia y enojo.

Los ojos de la rubia que tenía enrollada a mi cuerpo me miraron con pasión a pesar de que haya visto a Micaela entrar. La solté de mis brazos rápidamente y me paré lo más rápido que pude, busque mis pantalones en el suelo con mis manos temblorosas y cuando lo encontré me lo puse. Intente buscar mi polera, pero creí que ya no era necesario, me acerque al encendedor de la luz aun con los pies descalzos.

―Por favor tiene que ser una broma, tiene que ser una broma, tiene que ser una broma―Repetía aunque yo ya supiese la respuesta.

La luz alumbro cada rincón del cuarto, y la silueta de la rubia semidesnuda en la cama, parte del traje de que ella tiene puesto parece plástico negro, brilla como sus ojos al ver mi pecho desnudo. Ella se levanta de la cama y se me abalanza hacia a mi apretándome contra ella, su mano comenzó a tocar mis partes, y yo la empuje hacia el suelo, ella gimió en protesta y se levantó riendo.

―Ya se fue―río― ¿Qué puedes hacer? ¿Ir llorando tras ella?

Esta tipa estaba completamente loca. Solo se comporta así cuando está conmigo, ella es la típica chica popular con los otros, pero cuando está conmigo se pone realmente rara. ―Si es necesario si―Una lagrima cayo por mi mejilla―Porque la amo.

Antes de que ella pudiera responder abandone la habitación, me adentre en el ascensor y marque el número uno.

Mi cabeza esta descontrolada, no deja de decirme todo lo que podrá pasar luego. ¿Ella me dejara? ¿Ella lo dejara pasar? No, no lo es. Lo único que sé es que ella ha interpretado todo de otra forma, aunque sí, me vio en la cama con Mia, pero no sabe que paso antes.

Salgo corriendo del ascensor y después de recorrer todo el living salgo afuera, la lluvia comienza a mojarme todo el cuerpo, pero no le tomo importancia, mejor dicho no la siento.

― ¡Micaela! ―Intento gritar, pero solo me sale un gemido―, tienes que escucharme.

Sus pasos se detuvieron, todo parecía detenerse junto a ella, ya no sentía mi corazón palpitar por ella. Le dijo algo a Ariana y volteo, sus ojos chocaron con los míos, solo atino a mirarlos fijamente, a pesar de la lluvia podía ver que esos ojos ya no se parecían a los de ella.

―No es lo que crees―rompí el silencio.

―Así―Se acercó a mí a grandes pasos con los puños cerrados― ¿Tu plan fue enamorar a una torpe chica mediante unos estúpido mensajes, para hacerte novio de ella, metense entre sus piernas y luego dejarla para irte con otra? ¿Es eso? Pues sí, tu plan funciono, funciono a la perfección.

Mi corazón se parte en mil pedazos cuando la oigo decir esas palabras, mis manos comenzaron a temblar más, sentida que me iba a desplomar en el suelo en cualquier momento, pero estar frente a ella no me lo permitía.

―No es así―respondí―Mia e...

― ¿Ahora vas echarle todo la culpa a esa perra? ―Sus ojos escupieron fuego.

― ¿Por qué no me escuchas un minuto? ―Me acerque más a ella, mi pantalón estaba completamente mojado y mis pies sentían en frio y húmedo hormigón del suelo.

―Porque para mí ya no existes."

Desperté.

Mis ojos encontraron un cielo oscuro al abrirse, ya era de noche. Me levante rápidamente, no podría creer que todavía estuviéramos aquí, perdidos. Mi barriga cruje y mi cuerpo pide agua, saco la botella de agua que tengo en mi mochila y le doy unos cuantos sorbos. Cuelgo mi mochila en mi hombro y trato de buscar a Micaela.

―Hey―grito levemente―Micaela.

No recibo ninguna respuesta, me comienzo a preocupar más cuando no veo su mochila por ninguna parte ¿Me habrá abandonado? ¿Se habrá ido sin mí?

De caminar paso a correr mencionado su nombre cada cinco pasos.

Me pongo a pesar en ella, sola en este bosque, solo con un polo y unos shorts, con hambre y con sed. Corro aún más rápido y angustiado.

Después de diez minutos de tratar de encontrarla, me recuesto en un árbol, estoy realmente preocupado, no creo que pueda estar sola en estos momentos. Empiezo a golpear el árbol que tengo frente a mí, y dejo de hacerlo cuando pienso que ella puede estar en el hotel, tal vez ella ya lo haya encontrado, tal vez ella está bien.

La idea se me va de la mente cuando oigo un grito.

Un grito que me deja helado.

A través de las palabras #AT2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora