Final

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PD. Todo lo que pase acá es real, no es un sueño.

Comenten sus reacciones, me encantaría leerlas 7u7


Mateo

Subimos al avión con Micaela aun sujetándome de la mano, aun no puedo creer que le tengo miedo a los aviones, según lo que me ha contado ha viajado muchas veces, pero siempre les tuvo miedo. Nos sentamos en los asientos y Micaela expulsa un gran suspiro. Me he puesto al lado de la ventana ya que creo que si ve como el avión se despega del suelo la pondrá aún más nerviosa. Pongo su cabeza en mi hombro y hago que cierre los ojos.

El avión comienza a temblar un poco y luego veo cómo se va alejando del suelo poco a poco.

Saco los audífonos de mi celular, los desenrollo con un poco de dificultad y le pongo un auricular en el oído de la castaña luego de yo ponerme uno. La canción The greatest comienza a sonar en los audífonos me relajo un poco e intento dormir. Segundos después de que haya cerrado los ojos una señora pasa con un carrito con comida, hago que pare y ella sonríe.

―¿Quieres algo de comer?—pregunto moviendo un poco mi hombro.

―Solo algo de beber y un sándwich por favor―responde y se vuelve acomodar en mi hombro.

―Deme dos bebidas de naranja y dos sándwiches por favor―comunico con una sonrisa en el rostro.

La mujer de casi cuarenta años asiente y comienza a sacar las cosas del carrito. Extiendo la pequeña mesa portátil y pongo la comida ahí.

―Muchas gracias―Agradezco y le entrego el dinero.

―De nada―Siguió empujando el carrito.

Micaela se levanta de mi hombre y al ver la comida extiende su mesa portátil y pone su comida en ella.

―Gracias—Dice después de desordenar mi cabello con su mano.

Empezamos a devorar los sándwiches a la vez que hablábamos de cosas triviales, bebimos los jugos y luego decidimos ver una película en una de las pantallas que teníamos al frente. Buscamos una película romántica y encontramos Freeheld, la reproducimos y comenzamos a verla. Tuvimos que conectar los audífonos para poder oír el audio.

Demonios, estar junto a ella se siente tan bien, como puedo ver su castaño cabello a unos centímetros de mí, como puedo sentirlo rozar con mi piel. Cuando estamos junto siento como si se formara una burbuja a nuestro alrededor, porque somos ella y yo, y si esta se revienta me sentiré solo y desprotegido.

―Hey― Acerque mi rostro al de ella.

―¿Qué paso? ¿Algo esta mal?—preguntó.

Lo que sientes tienes que expresarlo, lo que alguien te hace sentir debes de gritarlo.

―Te amo―sonreí.

―Te amo―Su rostro dibujo una gran sonrisa en ella.

Nuestras sonrisas chocaros, sus labios dulces y suaves saboreaban los míos mientras acariciaba su mejilla. Es un sentir único, ella me hace sentir único. Cada uno de nosotros tendremos que buscar a alguien que nos haga sentir bien, tendremos que buscar un lugar donde sepas que al volver a él que te sentirás seguro, yo lo encontré en Micaela y no pienso dejarlo por nada.

El avión de la nada comenzó a temblar un poco, Micaela me agarro de la mano y yo la apegue a mí.

―No te preocupes―La mira a los ojos―, es normal en los vuelos. Deberías de saberlo.

El avión dio su segundo movimiento brusco y un grito se oyó unos asientos adelante del nuestro.

―Señores pasajeros les habla el piloto del avión, estamos teniendo unos problemas―Se logró escuchar por unos altavoces―. No se preocupen todo está bajo control.

Micaela se acurruco aún más en mi al escuchar la gruesa voz de los altavoces.

―No pasa nada―Bese su frente―, todo estará bien.

El avión comenzó a temblar aún más, pensé que todo estaba bajo control pero al ver que las mascarillas cayeron en todos los asientos, mi preocupación se elevó un poco. Algunas personas comenzaron a gritar y es ahí donde el pánico entro en todos.

―Tendremos que realizar un aterrizaje de emergencia―Comunico la misma voz a través de los altavoces―, por favor ponerse las mascarillas y abrocharse bien los cinturones.

Las azafatas comenzaron a recorrer los pasillo asegurándose que todos tengamos puesto los cinturones y las mascarillas.

―Mateo que está pasando―dijo Micaela mientras comenzaba a llorar.

―Todo está bien ¿sí?—Intente tranquilizarla―. Me tienes a mí.

Hice que volviera a su asiento y le abroche el cinturón, intente ponerle la mascarilla pero no quiso. Su rostro se veía demasiado mal, ella no paraba de llorar. La agarre de las mejillas y acerque mi rostro.

―Cálmate, todo está bien―Dije después de quitarme mi mascarilla―. Nuestros padres nos están esperando en el aeropuerto y tenemos que estar ahí para ellos.

La gente comenzó a gritar y llorar, los niños comenzaron a hacer gritos que eran terribles. Todos estaban aterrados a morir.

―T-te amo―dijo entre lágrimas.

― ¡No te despidas!—chille―, no nos estamos separando.

―Te amo―repitió.

Lo último que oigo es a Micaela gritando mi nombre y luego un fuerte estallido que hace que todo se vuelva blanco.

Fin del segundo libro.

A través de las palabras #AT2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora