Capítulo 3

17 2 0
                                    


Llevaba al menos 20 minutos sentada en la sala de espera luego de que la recepcionista me obligara a tranquilizarme. Miraba continuamente hacia donde debería salir una enfermera avisándome sobre el estado de Thomas. Odiaba los hospitales, todo el ambiente frío y silencioso hacía que recuerdos no deseados brotaran en mi mente como si salieran del agua.

-Basta-escuché como el chico de la silla de al lado me decía con un tono de voz insistente-por favor deja de hacer eso con tu pierna, me estás poniendo más nervioso de lo que estoy.-El chico me lanzó una corta mirada llena de intensidad.

Me quedé de hielo. Esa mirada quedaría por siempre en mi memoria. De inmediato paré de mover mi pierna para luego sentarme en posición de indio sobre la pequeña silla. Al menos eso era una pequeña ventaja de mis cortas piernas.

-Lo siento, yo también estoy bastante nerviosa-le respondí con la voz entrecortada-¿tú por qué?-traté de comenzar una conversación para salir de ese aire incómodo.

-De nada que te importe mucho-me dio una sonrisa de boca cerrada para luego volver a su cara amargada. Al parecer él no quería comenzar una conversación, o yo había sonado muy metida. Volteó su cabeza hacia la entrada del hospital donde un chico le hacía una señal con su mano para que se acercara-Ahora, si me disculpas, me voy.

Con una ceja levantada, vi como se levantaba de la silla y caminaba desganado hacia el chico. Me pasé ambas manos por la cara y me peiné u n poco el cabello con los dedos para distraerme. En ese momento, una enfermera salió por el pasillo y se me acercó.

-Supongo que tú eres la novia de Thomas.-asentí y la seguí mirando atentamente esperando que siguiera hablando-Ya puedes pasar a verlo. Para llegar a su habitación debes subir las escaleras hasta el segundo piso, y es la número 16. Ahora mismo se encuentra bien y le estamos curando los moreto...

No la dejé terminar y empecé a correr hacia las escaleras. Las subí de dos en dos y al llegar al segundo piso pensé que me iba a dar un ataque respiratorio. Me apoyé unos segundos sobre la pared para recuperar mi respiración normal un poco, para luego empezar a buscar la habitación.

Al encontrarla, toqué la puerta suavemente. Escuché un "pase" que sonaba cansado y la abrí. Las horribles paredes blancas pálidas alumbraron un poco mi vista. Pero lo que más me sorprendió, fue ver a Thomas tumbado en la cama, cubierto de moretones y rasguños. Sin embargo, los daños no parecían pasar de eso.

-Thom...-no sabía cómo seguir-¿qué ha pasado?-Le pregunté mientras me sentaba en el pequeño mueble contiguo a la cama.

-Fue horrible Grissel, pasó todo muy rápido. Yo estaba dormido, y desperté cuando escuché ambas ventanas abrirse. Me levanté de un golpe, pero ya habían entrado. No supe cómo reaccionar y sólo me quedé en estado de shock mientras recibía los golpes-su voz empezó a hacerse rasposa, como si estuviera a punto de llorar.

Rápidamente me acerqué a la cama para tomar su mano. La acaricié con cariño y le dejé un beso en uno de los moretones. Él me dio una mirada que significaba que ya se estaba calmando un poco.

-Thomas, ¿quién había entrado? Trata de explicarme-tragué saliva, esperando que lograra contarme de manera coherente lo que pasó.

-Unos hombres, o no sé qué eran, entraron alrededor de las dos de la mañana. Estaban completamente vestidos de negro y se movían tan rápido que parecían sombras. Dos de ellos empezaron a destrozar todo, mientras otro me hacía estos rasguños y golpes.-su voz empezaba a tornarse más baja, y se notaba como luchaba para mantenerla en un tono normal.

Me tapé la boca, tenía una leve sospecha de quienes habían sido los autores del ataque. Eso me asustó bastante, pues me di cuenta que últimamente los cisnes negros habían decidido aparecer más a menudo, y no encontraba la explicación.

El libro de los cisnes negrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora