49. El nuevo secretario-Primera parte-Larry Stylinson (Terminada).

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Como cada día, Harry acudió a su empresa para dirigirla con maestría.

...—Señor Styles, quisiera hablar con usted si tiene un momento, ¿puede ser?—dijo su secretaria por el interfono.

—Claro Margaret, por supuesto

Al rato, la sesentona mujer entró en el despacho de su jefe tras tocar con los nudillos, se sentó y lo miró nerviosa pues no sabía cómo se iba a tomar la noticia que tenía para decirle.

—Hable, ¿qué ocurre?

—B-Bueno verá señor...emm es que... mi hi-hija, la que vive en Alemania hace unos meses, me ha pedido que me vaya a vivir con ella y su familia...He decidido solicitar la jubilación anticipada

—¿A dónde quiere llegar?—preguntó Harry desconcertado inmenso en los momentos apilados en su mesa.

—E-Es que me acaban de llamar...Me la han concedido y bu-bueno creo que debería buscarse u-una nueva ayudante señor...lo siento mucho

—Pero.... Margaret, usted lleva años con nosotros. Ha trabajado codo con codo con mis padres. Yo confío más en usted que en mí mismo, ¿Dónde voy a encontrar a alguien tan competente como usted?

—Lo sé, señor—Habló la mujer entre lágrimas— trabajar aquí han sido los años más felices de mi vida pero no veo a mi hija desde hace cuatro años y quiero pasar el resto de mi vida con ella y mis nietos, ¿lo entiende verdad?—habló con pena la secretaria

—Claro que lo entiendo Margaret, es sólo que me costará reemplazarle. Usted es más que una secretaria y tendré que empezar de nuevo con una empleada novata

—Estaré por aquí los quince días reglamentarios, señor.. mientras tanto le ayudaré a buscar a alguien... ¿Le parece bien?

—Ok, gracias Margaret, sin duda es una lástima perderte. Tú eres la mejor

La mujer secó sus lágrimas y a continuación se levantó de la silla.

—Volveré al trabajo, señor. Gracias por entenderlo

Tan pronto la mujer salió por la puerta, Harry soltó un gran grito de frustración y acto seguido tiró las cosas de la mesa pues perder a Margaret era ya el colmo de su mala suerte.

—¿Qué voy a hacer ahora?, ¿A quién voy a depositar mi completa y total confianza?

El ojiverde pasó el resto de la mañana entre reuniones y luego tuvo una comida de negocios, mientras Margaret llamó a los distintos periódicos y agencias de contratación para dictarles un anuncio con la oferta de empleo, detallando un poco el tipo de persona que buscaban.

Como era de esperarse, a lo largo de la semana, distintas personas interesadas en el puesto llamaron y pidieron cita, a las que la mujer fue entrevistando y seleccionando como posibles candidatos, ya que el visto bueno y la última palabra la tendría Harry.

Tras entrevistar a las sesenta personas que se presentaron para el puesto, ella seleccionó a diez, así que todo quedó en manos de su aún jefe, por lo que Margaret los citó a todos en una mañana en la que Harry no tuvo reuniones, ni trabajo que no pudiese esperar y así ir entrevistandolos uno a uno.

...—Bien, así que te llamas Eleonor Calder. Tienes veintidós años y amas las finanzas,...emm ¿Tienes algún tipo de experiencia a parte de todo lo que pone aquí?—preguntó Harry con el informe de la chica en la mano.

—No le entiendo, señor Styles

—Bueno, ¿te han puesto alguna vez al límite?, ¿has pasado necesidad para saber que opción es la mejor?, ¿sabes que el límite casi siempre nos lleva a tomar la decisión correcta?

—No señor... nunca he hecho nada que no me mandasen hacer

—Muy bien... visto esto lo siento mucho pero no eres lo que busco, buenos días—dijo Harry a la última de las candidatas.

Margaret entró tan pronto la chica se fue del despacho de su jefe.

—¿Ésta tampoco le ha servido señor?. Eleonor era la última y sólo queda una semana... alguien tiene que ser lo que busca

—No contrataré a nadie que no me dé la confianza suficiente, ni tampoco a nadie que no le vea ganas de prosperar. Tiene que tener ansias de ganar y que vea pelear por la razón, que me dé pie a confiar mi empresa en sus manos. Tú has puesto el listón muy alto Margaret y no voy a conformarme con menos

El día de entrevistas paso y la secretaria ya no estaba tan segura de encontrar una sustituta para el puesto que debía dejar.

—Señor, debe ser más flexible—dijo Margaret bastante desanimada.

-Pues debemos seguir buscando... ahí fuera tiene que haber alguien perfecto y debemos encontrarlo— sin duda el rizado empresario estaba desesperadamente esperanzado.