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Harry estuvo toda la mañana en el despacho firmando documentos, revisando papeles y hablando por teléfono con distintos lugares y también con los departamentos de sus sucursales en Francia y Londres.

Louis también se mantuvo muy ocupado con todo lo que su jefe le encomendó y cuando lo tuvo todo listo, cogió todo en su regazo y volvió a su despacho.

—Señor, ya terminé todo lo que me pidió, ¿puedo pasar?.

—Ah si pasa Louis, perfecto... justo a tiempo. Veamos.

El ojiazul puso todo en la mesa y se lo fue pasando a Harry.

—Estos son los balances... está es toda la información sobre el Estadio de España y aquí ésta es la cita con el señor Polini, el director del Museo Principal. Será en el Restaurante Providence, mañana a las dos.

—Perfecto...bueno Louis ya es hora de irse a comer. Te quiero aquí a las cuatro.

—No señor, yo no me iré. Vivo bastante lejos así que comeré en mi mesa... me he traído algo de casa.

—¿Sabes que aquí en la sexta planta tenemos una magnífica cafetería y maravilloso restaurante donde sirven comida?.

—Si lo sé señor pero no puedo permitirmelo—dijo Louis cabizbajo— Me he traído un bocadillo de casa y ahora iré a la salita.

—¿Un bocadillo?. Pero eso no es una comida para un hombre trabajador. Aunque seas pequeñito tienes que alimentarte bien y comer algo caliente y nutritivo.

—Eh oiga... yo no soy tan pequeño—dijo molesto Louis—...es solo que usted es bastante alto.

Harry rió, le encantaba fastidiar a su nuevo y enojón ayudante pues éste se veía muy tierno.

—Vale...vale, está bien...de acuerdo, eres gigantesco—rió de nuevo el ojiverde.

Louis frunció el ceño aún molesto y dándole la espalda a su jefe con aire indiferente, caminó hasta la puertas para volver a su mesa, mientras que Harry sin dejar de sonreír, volvía a recorrer con la mirada las insinuantes curvas del precioso cuerpo de este.

Minutos después, este salió de su despacho y miró a su enfurruñado secretario que estaba por coger su triste bocadillo.

—¿Te vienes, entonces?—preguntó presionando el botón de ascensor.

Louis levantó su vista hacia él, bastante confuso.

—¿A dónde tengo que ir, señor?.

—Pues a comer algo mejor que eso—dijo señalando el bocadillo.

—P-Pero no p-puedo. Ya le dije que no tengo dinero para c-comer en ese lugar—Louis odiaba tener que mostrar su condición de pobre ante los demás y más ante los ricos.

Harry sonrió y entonces levantó su brazo en señal de que se levantase y fuese con él.

—Anda gigante, yo invito.

Louis miró de nuevo su bocadillo y luego volvió a mirar a su jefe, entonces se levantó y fue hacia él.

—Muchas gracias, señor Styles.

—No te preocupes no es nada. Además así celebraremos tu primer día de trabajo, ¿Qué te parece?.

—Me pa-parece estupendo—sonrió Louis.

El ojiverde sintió morirse pues cada vez le fascinaba más la sonrisa y las arrugitas que se le formaban en los bordes de sus ojos, Louis se veía muy tierno y le provocaba abrazarlo.

Finalmente bajaron a la sexta planta y   se sentaron en el comedor del restaurante, donde un guapísimo camarero les trajo las cartas.

—Bueno Louis... elige lo que quieras, no tengas reparo. Recuerda que estamos celebrando.

El ojiazul ojeó toda la carta y se relamió internamente pues había cosas muy finas y parecían exquisitas, aunque también asombrado, reparó en los precios y en todos los que allí estaban pues debía ser toda una gozada tener tanto dinero y poder permitirse todo lo que apeteciese, como seguramente hacía su jefe.

—No sé... emm,....¿qué tal un chuletón con patatas y ensalada?.

—Lo que tú quieras, Louis.

—Si, definitivamente pediré eso...yo jamás he comido un chuletón así y este en la foto se ve muy apetitoso.

—Te encantará—Habló Harry haciendo un gesto al sommelier— esa es una buena elección.

—¿Ya han decidido los señores?.

El ojiverde caballeroso dejó pedir a Louis primero.

—Si emm... yo tomaré el chuletón con patatas y ensalada...emm y para beber una coca-Cola, gracias—dijo este sonriendo.

—Y yo tomaré una ensalada de tempura…lubina a la plancha y un agua fría, gracias—Pidió sin apartar la mirada de su hermoso secretario.

—Muy bien señores, en un momento se lo traeré —dijo el camarero recogiendo las cartas y alejándose.

Louis observó maravillado todo el local, este era enorme y muy lujoso, en el había bastantes personas comiendo pero ninguno parecía trabajador de nivel bajo con él pues seguro que esos estaban comiendo en la cafetería del otro lado.

Mientras el rizado siguió contemplandolo con detenimiento; sus facciones, su cabello, sus labios, su ligera barba, Louis le parecía realmente espectacular pero sin duda, lo que más le llamaba la atención de él, era su personalidad pues se veía frágil y vulnerable pero escondía un gran guerrero en su interior, deseando salir y comerse el mundo.

49. El nuevo secretario-Primera parte-Larry Stylinson (Terminada).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora