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Louis disfrutaba de su chuletón y de la compañía de su jefe, la verdad era que éste lo hacía sentirse cómodo pues era muy educado y gracioso, aunque notó algo de tristeza en su mirada.

Hablaron sobre cosas de la empresa, sobre sus sucursales en Francia y Londres, a las cuales Harry de vez en cuando viajaba para saber como iban, también de sus mayores clientes y socios y de sus actividades culturales, como esa del Museo Principal.

Louis descubrió a un jefe muy solidario, ya que este le dijo que donaba parte de sus beneficios a colegios, orfanatos y hospitales, por lo que Louis ni siquiera se podía imaginar lo inmensamente rico que debía ser, sin embargo éste se veía un hombre sencillo en gustos y humano, nada arrogante ni tampoco pretencioso.

Cuando terminaron su comida, el ojiverde volvió a llamar al sommelier.

-¿Estuvo todo de su agrado, señores?-preguntó sonriente.

-Si estaba delicioso, gracias-dijo Louis muy contento.

Este le sonrió.

-¿Van a querer un postre, café o un licor?.

El ojiazul miró a Harry y este asintió, entonces Louis pidió un trozo de tarta de chocolate.

-Yo solo un café, gracias-dijo el ojiverde.

Louis lo miró extrañado.

-¿Usted no toma postre?.

-No, yo no soy mucho de dulce... prefiero lo salado.

La tarta y el café llegaron.

-Se ve deliciosa, creo que he hecho una buena elección.

-Seguro que si Louis, disfrútala.

Harry observó anonadado a su secretario mientras que este se comía el endemoniado trozo de tarta pues a cada cucharada que el ojiazul se metía en la boca, éste soltaba pequeños gemidos de placer que erizaban la piel del empresario.

...-Mmmm...oh Dios, está exquisita...oooh....mmm es la mejor que he probado en mi vida....

Además mientras que la saboreaba, el ojiazul inconscientemente se movía sensualmente, provocando sin remedio que se produjese una reacción más que evidente en el ojiverde.

«Joder... este chico es dolorosamente sexy-pensó excitado mientras que ya un prominente bulto aparecía en su entrepierna, haciéndole sudar»

—Mmmm....oooh es delicioso....mmmm aaaah....

Al rizado se le hacía la boca agua de sólo de pensar en Louis gimiendo de esa manera mientras se lo follaba una y otra vez pues eso había causado el pecaminoso postre, ya no podía pensar en otra cosa que no fuese poseerlo.

-Señor Styles... oiga señor, ¿Le pasa algo?-preguntó Louis confundido intentando sacar de sus pensamientos a su jefe.

-Emm... s-sii... e-estoy bien...emm gra-gracias.

-¿Se encuentra bien señor Styles?, está usted sudando mucho y además su cara está muy roja.

Harry se incorporó escondiendo su erección disimuladamente con sus manos..

-No es nada...emm, i-iré un momento al lavabo y me mojaré un p-poco la cara.... N-No te preocupes.

Tras caminar unos pasos sonriendo a cada ejecutivo que le saludaba, al fin llego al lavabo y se entonces se miró al espejo donde se vio fatal, por lo que intentó relajarse con profundas respiraciones pero su bulto no bajaba.

Optó por meterse en uno de los cubículos y tras golpear un par de veces la pared con el puño, terminó por bajarse la cremallera, sacarse su erecto pene y comenzar a tocarlo para aliviar la presión.

En su turbia mente, la imagen de Louis comiéndose la tarta, entre gemidos y eróticos movimientos hizo que la necesidad de bombearla más rápido se hiciese presente.

El ojiverde gemía y suspiraba con los ojos cerrados apoyado con una mano en la pared y la otra pajeando su polla y cuando este ya estuvo a punto de correrse, el nombre de «Louis» salió de sus labios a la vez que numerosos hilos de semen cayeron en el retrete, liberándolo totalmente.

-Joder pequeño... vas a matarme-dijo entre profundos jadeos recuperando el aliento.

Poco después salió de allí como si nada para volver a la mesa donde se encontraba su hermoso e ignorante asistente.

-Ya le ha venido el color, ¿está mejor señor?-preguntó Louis preocupado.

-Si mucho mejor, gracias...emm ¿volvemos al trabajo?.

-Si claro, usted manda...es el jefe.

-Bien pues pediré la cuenta y nos iremos.

Poco después Harry pagó y cogieron de nuevo el ascensor a la décima planta y en aquel espacio tan reducido, el empresario podía sentir la proximidad de Louis azotó su mente una y otra vez, con el recuerdo de lo sucedido en el restaurante.

Cuando el ascensor se paró en su planta, este salió como alma que llevaba el diablo y se metió en su despacho cerrando la puerta tras de sí, ante la mirada atónita de su asistente.

-Oh vaya...¿le habrá sentado mal la comida?-Se preguntó el ojiazul sentándose en su silla sin dejar de mirar el pasillo que daba a la puerta de su jefe—...Que extraño.

Harry nunca había sentido eso, jamás había tenido la necesidad de pajearse con tan solo ver a una persona, era como si Louis multiplicase por un millón, todo lo que antes había sentido con otras personas.

-¿Qué me está pasando?, ¿Cómo puede ser que un chico que apenas conozco y ni siquiera he tocado, me provoque esto?-Susurró entre sudores- Joder...y tan solo es el primer día.

49. El nuevo secretario-Primera parte-Larry Stylinson (Terminada).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora