Cuatro

413 44 9
                                    

Intruso en la habitación

Sam y Bárbara comenzaron a espiar de lejos la habitación de Ken. Ya sabían que la compartía con otro chico, Luka. Esperaron en silencio inquietas a que su objetivo dejara el lugar.

—Nunca va a salir, llevamos aquí millones de años —susurró la de melena corta.

—Está bien, voy a tener que acudir al Plan B —contestó en voz baja. Tomó su móvil y marcó un número.

—¿Qué vas a hacer?

—Necesito que distraigas a Ken, así que ve de vuelta a la habitación y entreténlo —ordenó Sam entregándole las llaves.

La chica bajó rápidamente escaleras con sus tacos, mientras seguían sonando la llamada.

—¿Sam? —contestó confundido Ken.

—Hola, siento llamarte a esta hora. La cosa es que como ya sabrás, me disculpé con Luka por lo sucedido y quería saber si también me darías una oportunidad. ¿Irías a mi habitación? Hay mucho helado —dijo la rubia con simpatía.

El chico cayó completamente ante la petición hecha con tanta inocencia y dulzura.

—Te veré allá —respondió alegre.

Colgó la llamada y estuvo atenta a la puerta, en sólo unos segundos escuchó la puerta abrirse. El plan B había funcionado con éxito.

Ken tomó el ascensor y desapareció de su vista. La chica corrió hacia la puerta logrando abrirla con un fino pinche negro. Entró encontrándose con la televisión encendida, una pizza en la mesa, las dos habitaciones con las puertas abiertas y el baño con alguien adentro. Lo último lo supo ya que escuchaba una ducha encendida.

Sam entró en una de las habitaciones y buscó cualquier señal de que fuera la de Ken. Al ver un pequeño marco con una fotografía de él con una señora mayor, comenzó la operación.

Abrió su mochila y sacó una gran bolsa negra de basura. Se dirigió al closet donde estaban todas sus prendas y rápidamente metió cada uno de sus calzoncillos en la bolsa.

Estaba lista para el siguiente paso cuando escuchó unos pasos de afuera. Se desesperó y entró silenciosamente al baño junto a la bolsa. Captó el sonido de la puerta abrirse y de alguien entrar.

—¡Se me quedó el teléfono! —gritó Ken— ¿Sigues vivo?

—Claro que si —contestó Luka desde la ducha— ¿Necesitas el baño?

—Me dieron ganas de mear.

Sam se alarmó y entró rápidamente a la ducha con Luka. Él al verla quedó asustado, pero ella con velocidad le tapó la boca. La puerta se abrió y se escuchaba al chico mear con satisfacción.

—Sam me quiere pedir disculpas, ¿No es genial? —preguntó el rubio desde el otro lado de la cortina.

La rubia le destapó la boca lentamente y le hizo un gesto para que no la delatara.

—Em, si. Genial —comentó Luka tapando sus partes íntimas con sus dos manos.

—Ya me voy, no te quedes mucho rato en el baño —se despidió el otro después de lavarse las manos y tirar la cadena. Al escuchar la puerta cerrarse, Sam suspiró fuertemente aliviada.

—¿Qué haces aquí? —susurró Luka cortando el agua de la ducha. Ambos estaban empapados.

—No es de tu incumbencia.

Sam salió de la ducha y se secó con la toalla que estaba colgada, luego se la tiró al chico para que se cubriera.

—Claro que me importa —dijo él— estas en mi habitación, hay algo en esa bolsa y te metiste conmigo a la ducha.

—No te quejes, a tu pequeño amigo pareció gustarle —comentó ella haciéndolo sonrojar.

Sam salió de la habitación sin escucharlo otro segundo. Corrió rápidamente junto a la bolsa escaleras abajo, hasta llegar a la piscina del edificio. Allí tiró toda la ropa interior sin dejar una sola.

La chica satisfecha al ver su obra maestra se retiró y volvió a su habitación. No tenía llaves, así que esperó afuera pacientemente a que Barbie abriera.

Después de varios minutos sin escuchar señales de vida ahí dentro abrió la puerta con el mismo pinche que en la habitación de los chicos. Al entrar quedó horrorizada por la escena que estaba viendo. Los senos de Bárbara estaban al aire libre justo frente a sus ojos.

—¡Tápame esa mierda! —gritó Sam poniendo sus manos sobre sus ojos azulados— ¿Qué significa eso?

Barbie asustada tomó la manta del sillón y se la puso al rededor de su cuerpo cubriendo cada espacio de piel, incluyendo sus pechos.

—Dijiste que lo distrajera... —contestó la melena corta— así que...

—¿Tuviste sexo con él? —interrumpió ella con una cara de disgusto.

—No, pero algo así.

Sam se llevó una mano a la frente en señal de decepción y frustración.

—¿Dónde está? —preguntó la rubia.

Se respondió sola al escuchar la cadena del baño sonar y a un Ken envuelto en una sábana salir de ahí.

—Hola Sam —saludó de lo más tranquilo.

—Okay, ahora no entiendo nada —dijo la chica poniendo sus manos en las caderas.

—¿Barbie no te dijo? Volvimos.

Aquella palabra resonó una y otra vez en la cabeza de Sam haciéndola enojar muchísimo.

—Vete de aquí —murmuró la rubia con los puños cerrados.

Ken comenzó a recoger sus cosas, pero Sam empezó a tirarle todo lo que encontrara a su paso para que se apresurara. Finalmente el chico salió corriendo por la puerta.

—¿Por qué echaste a mi novio? —preguntó con un puchero la rubia.

—Te dejas valorar muy poco, pero no bajo mi guardia. Mañana le terminas a este tonto, ¿Escuchaste?

Barbie cruzó sus brazos enojada y se dirigió hacia su habitación cerrando la puerta de un golpazo. Sam rodeó los ojos sin interés.

N/A: #Kerbie es real o no?

Bésala y ganaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora