Once

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Hora de despejarse

Ya siendo el último día de suspensión de los chicos, Sam se encontraba limpiando los baños de las chicas, lo cual formaba parte del castigo.

Trapeaba los suelos vagamente cuando uno de los chicos se asomó por la puerta, la buscaba hace más de diez minutos. Entró alegre y con un brillo en los ojos al finalmente haberla hallado.

—¿Por qué les gusta seguirme? ¿Acaso debería pedir una orden de alejamiento de ustedes cuatro? —le preguntó al aire la rubia.

—Oye tranquila, solo vine a ayudarte un poco —dijo él.

—¿A cambio de qué? ¿Un beso? —rió falsamente— buen intento botones.

—Sólo de buena charla y un par de risas, ¿Te sirve o todavía quieres que me vaya? Estoy seguro que soy más amigable que un par de audífonos.

La chica lo miró fijamente, alguien ahí no le haría nada mal, estaba más sola que pingüino en un desierto.

—Esta bien, mientras no intentes nada raro, ¿oíste? —le pasó el trapero que traía entre las manos para que se pusiera en marcha.

Tony continuó con el trabajo de la rubia, mientras ellas limpiaba los espejos cuidadosamente. Al parecer, le ponía bastante empeño y esfuerzo, a comparación de otros que lo consideraban asqueroso.

—¿Por qué presiento que no es la primera vez que te obligan a limpiar baños? —preguntó en voz alta.

—Digamos que nunca he sido un angelito —contestó Sam batiendo sus pestañas varias veces.

—¿Cuántas veces has tenido que limpiar baños?

La chica se detuvo a contar la millonada de veces que había sido castigada por sus padres, para luego recordar cuales tenían algo que ver con limpieza.

—Unas cuatro, si no me equivoco.

—Estuviste pensando un montón, ¿te gustaba hacerle la vida imposible a los demás?

—¿No se nota? —ambos rieron por unos cuantos segundos.

[...]

Barbie caminaba hacia su casillero, recién había finalizado historia y todo lo que pudo pensar en la clase era sobre Ken.

«Estúpida apuesta» pensaba en su cabeza.

Guardó los libros cautelosamente, cuando se fijó en una de las fotos del baile de primavera del año anterior. No la quiso sacar luego de que terminaron porque le gustaba un montón, pero en ese mismo momento la ponía entre triste y furiosa.

«Debo enfocarme en otras cosas» pensó sacudiendo la cabeza.

Miró hacia los lados buscando a sus amigas, pero se dio cuenta que la única persona que era lo más cercana a una era la misma que le quitó a su novio, Sam.

Cerró la puerta del casillero enfadada, estaba ciega hace tanto tiempo. Necesitaba partir de cero, proponerse nuevas metas y hacer amistades.

Caminó segura hacia un par de chicas con las que hablaba de vez en cuando en los almuerzos, también eran parte del equipo de animadoras.

—Hola Rose, hola Gina —saludó con una gran sonrisa.

Rose era una chica castaña de ojos muy bellos, conocida principalmente por su hermano mayor, Jason, excelente egresado del internado y bastante apuesto. Mientras que Gina, una rubia alta, era más bien reconocida por salir en revistas de alta costura y asistir a un montón de eventos.

—¡Barbie! Que bueno que llegaste, estábamos pensando en ir a una fiesta universitaria mañana por la noche, pero queremos unir más gente para pagar menos en el taxi, ¿Te sumas? —preguntó Gina.

—Es una de las fiestas de mi hermano, estará genial, habrán un montón de chicos guapos.

Barbie quedó sorprendida por la facilidad en la que se le dieron las oportunidades, nuevas amigas y una fiesta llena de chicos para olvidar a Ken.

—Me sumo en un cien por ciento —respondió con la misma energía positiva de siempre— sólo una pregunta, ¿Cómo piensan escaparse?

—¡Ay linda! Sobornar al guardia es lo más fácil que hay, es rutina —agregó Rose riendo.

—Suena bien, ¿Vamos a almuerzo? —preguntó Barbie.

Las tres se fueron caminando hacia el comedor emocionadas por el plan, solo necesitaban un par de chicas más, las cuales serían fáciles de conseguir.

[...]

Ken y Luka comían juntos, ya que los otros dos no se encontraban. Tony había desaparecido y Roy seguía suspendido por la culpa del atleta.

Ambos parecían aburridos y con suerte hablaban, tenían sus cabezas con sus propios problemas.

—Hola perdedores —saludó Tony de sorpresa.

Los dos miraron desinteresados y siguieron contemplando sus platos de comida. Ni siquiera se preguntaron donde rayos estaba y por qué toda su ropa olía a cloro.

—¿Aló? ¿Acaso esta es la mesa de la depresión? —se preguntó el castaño oscuro.

—Lo siento no estamos de humor para sarcasmo —dijo Luka.

—¿No estabas bien con Sam?

—Sí, pero... —suspiró frustrado— no sé, sigo lamiéndome mis heridas ¿vale? Tengo que dejar de cagar las cosas con ella.

Tony puso los ojos en blanco mientras comía de su bandeja aburrido, extrañaba un montón a Roy, él sabría como levantar el ánimo en aquel momento.

—Ken... ¿Vas a a hablar? —preguntó.

—Yo... —dijo el rubio— estoy pensando que hago mal, claramente no les caigo bien ni a Sam o Barbie.

—Bueno es fácil —respondió Tony— primero habla con Sam y muéstrale tu interés en recuperar a la otra. ¡Listo! Te ayudará por simpatía y volverán a ser novios.

El rubio se quedó pensando en ello, no era una mala sugerencia, pero presentía que sería difícil conseguir la ayuda de Sam. Era demasiado rencorosa y todas las veces que tenían un poco de contacto mostraba desinterés.

—Okay... no esta mal, hablaré con ella ¿Sabes dónde está?

—Acabo de dejarla en su habitación, pero te advierto que es mejor que la pilles en la biblioteca a las cinco, debe ordenar un par de libros.

N/A: ¿Qué es más interesante?
a) Sam y Roy se encuentran en la biblioteca
b) Ken intenta hablar con Sam
c) Luka también se cola a la biblioteca para hablar con Sam

Bésala y ganaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora