-Hooo...la?-, Derek había salido a abrirme la puerta y lucia peor que un muerto de tres días... y donde se supone que estaba la señora del servicio?.
-Barbie!-, su voz nasal casi me hace reír pero me abstuve de hacerlo cuando el pobre casi se desploma frente a mi.
-Derek!-, solté un pequeño chillido cuando el no fue ni capaz de sostenerse en pie y me apresuré a ayudarle a llegar hasta su cama.
Pase su brazo por detrás de mi cabeza y el apoyo la mano en mi hombro, me aferré fuerte a su torso rodeándolo con ambos brazos y camine a su lado casi llevándolo a rastras.
Entramos en su habitación y un nudo se estableció en mi estómago, trate de ignorarlo pero era casi tan difícil como saber que había estado ignorando por meses que me había estado sintiendo horrible cada vez que trataba de olvidar lo que sucedió aquella noche... estaba claro que había sido yo la que lo beso, pero estaba ebria, acaso el se había aprovechado de eso?.
Esa incertidumbre nunca me había abandonado por completo, pero cada vez que me había planteado preguntarle que sucedió, mi maldito orgullo me lo impedía.
Le ayude a llegar hasta la cama y el se desplomó en ella.
-Por Dios Derek!-, le dije bastante alarmada.
-Ummmm, Dios y Derek en la misma frase y saliendo de tu boca-, me respondió con su reconocido doble sentido... nisiquiera estando enfermo el dejaba de decir estupideces!.
-Basta Derek, estas que hierves-, yo le tocaba la frente con la palma de mi mano y el agarro mi muñeca.
-Siiiii, estoy que hiervo, por ti-, el me mostró su deslumbrante sonrisa y me dejo descolocada por pocos segundos mientras me perdía en sus hermosos ojos... el pobre estaba empezando a delirar!.
-D-donde, hay medicamentos-, yo pestañeaba seguidamente mientras hablaba... por favor Barbara!, ya compórtate!.
-En La Cocina-, esa voz nasal me devolvió a la razón y sonreí a su costa.
Baje corriendo las escaleras y fui a la cocina... donde estaba el personal de servicio cuando una los necesitaba?.
Rebusque en todos los cajones y finalmente en el que menos había pensado encontré los medicamentos... quien carajos pone los medicamentos en el cajón de los cubiertos?.
Sacudí mi cabeza para alejar las temibles ocurrencias de mi cabeza... para... ceta...mol... paracetamol!, si, ese es el que me daba mama!.
Iba en la mitad de las escaleras cuando recordé que debía llevar algo para que el bebiera la medicina y me devolví corriendo de nuevo a la cocina.
Después de irse y venires, al fin estaba de vuelta en la habitación de Hyles y el pobre había empezado a tiritar de frío... hay Dios!, y si le daba hipotermia con el medicamento?.
Volví a tocar su frente y estaba más caliente que antes, no había tiempo de preguntarle a doctor Google así que le di dos tabletas y le extendí el vaso de jugo... que decida el destino!.
Derek parecía estar más que mal, era la primera vez que no me deslumbraba su belleza, así de mal lucia el pobre y fui hasta su ya conocido baño de la recámara, tome una toalla de manos, la humedecí y volví a la cama a ponérsela en la frente.
Minutos después estaba que gritaba por la ventana, si el seguía tiritando de aquella forma iba a tener que pedir auxilio... esto de ser enfermera de medio dioses desahuciados definitivamente no era lo mío!.
No pude soportar más oír el castañeo de sus dientes y tuve que pedir un SOS.
-Cameron tienes que venir a ayudarme!-, yo sonaba algo, no, muy desesperada y nisiquiera había saludado cuando el tomo la llamada.
-Cálmate Barbara, que sucede?-, su voz calmada era algo contagiosa, respire profundo y trate de explicarle.
-Es que Derek está de muerte!-, le dije y de nuevo había sonado muy exaltada.
-Queeee?-, por lo visto ese día no estaba haciendo nada bien y ya traía al pobre Cameron de los cabellos.
Después de explicarle lenta y pausadamente lo que le sucedía a su amigo y de responder de varias formas el porque estaba tan temprano en la mañana en su casa y a solas... hasta a mí me parecía raro al decirlo... Cameron por fin había dicho que ayudaría a llevarlo al doctor.
Un chico alto y fuerte y una enana flacucha y debilucha fueron suficientes para bajar a un delirante y semiconsciente Hyles del segundo piso de su casa.
Lo llevamos al primer hospital que se nos ocurrió y yo entre gritando por ayuda cuando Cameron estacionó su auto en la puerta de emergencias.
-Cálmate ya Barbara!-, la voz de Cameron me logró sacar de mis pensamientos.
Estábamos en la sala de urgencias del hospital y yo caminaba de un lado a otro sin parar, Derek estaba dentro de un consultorio siendo atendido por un médico de emergencias y yo me sentía culpable por su estado... después de todo el chaparrón que nos embistió el pasado día había sido por mi culpa, quien me mandaba a andar haciendo rabietas en medio de pleno aguacero?.
El médico salió pasados veinte minutos, hablo con nosotros y dijo que Derek tenía un fuerte resfriado... pssss... todo eso por un resfriado?, que vergüenza Barbara!.
Él estuvo en observación durante otras tres horas en las que lograron bajar la fiebre y le dieron el alta con unos antibióticos porque había riesgo de que tuviera una bronquitis... ahora sí, el me haría pagar caro por eso!.
-Los voy a dejar en la casa de Derek, tengo cosas que hacer y... supongo que te quedaras a cuidarlo, verdad Barbara?-, Cameron me miraba con ojos entrecerrados... yo?, porque yo?.
-Lo harás Barbie?-, su vos nasal seguía pareciéndome graciosa y sonreí, pero mi sonrisa fue confundida con una aprobación para servir de enfermera nocturna y ellos volvieron a su amena charla de hombres.
-Tienes que comer algo!-, le dije cuando lo deje en su habitación acompañado de Cameron y me dirigí a la cocina a hacer la mejor sopa de pollo de la historia.
Como es que se hacía la sopa de pollo?.
No supe cómo me había quedado el cocinado, me negué rotundamente a probar del menjurje que había hecho, pero el se lo había tomado sin chistar... no comería de mi cocinado!, eso sería algo así como morir por cuenta propia!.
Cameron se despidió de los dos y ya que carajos, tendría que quedarme en su casa para ver que no empeorar durante la noche.
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SOLO POR TI
Fiksi RemajaDerek Hyles, mi némesis, lo había odiado por dos largos años en los que desgraciadamente habíamos sido compañeros de estudio. Como carajos yo, Barbara Mackenzie, la enemiga número uno del guapo y sexy Hyles había terminado en su cama?... vaya usted...