Eran las nueve de la mañana. Se levantó con la esperanza de que todo lo sucedido esa noche fuera una pesadilla, por lo que fue al cuarto de su madre. En el cuarto no había nadie, la pesadilla era una realidad.
Bajó desanimado las escaleras y fue a servirse algo de desayuno. Le había prometido a su madre ir a visitarla pero no estaba seguro si ella lo había escuchado.
Estaba dudando si ir o no; estaba decepcionado de ella, pues él odiaba que ella estuviera en contacto con las drogas, pero luego recordó que él también había hecho acciones incorrectas en el pasado, por lo que le pareció justo. Además, él sabía lo horrible que era estar en prisión, pues había estado ahí en unas ocasiones. Ella lo necesitaba.
Terminó de desayunar, se alistó y finalmente salió. Iba a pasos deseperadamente lentos, pues no se encontraba en el mejor de los ánimos. En el camino se encontró a cierto inocente rubio.
— Hola, Eric.— Dijo con una tierna sonrisa— ¿Qué haces afuera tan temprano? Pensé que odiabas levantarte temprano.
— Meh, son cosas mías. Estaba, ya sabes, paseando.
Por más que el castaño intentara ocultarlo, Butters sabía que algo no andaba bien con él y sabía que no se trataba de ninguna broma, pues con los años había aprendido a diferenciar cuándo Eric estaba actuando y cuándo no.
— Eric... ¿Sucede algo?— El rubio tenía una expresión de preocupación en el rostro.
"Joder, Butters se dio cuenta." Pensó Eric.
— No, nada.— Miró irritado hacia otro lado— Ahora quítate, ando apurado.
El rubio sabía que estaba mintiendo. No quiso insistirle que le cuente lo que le pasaba, así que se limitó a darle un fuerte abrazo; pensó que eso ayudaría al castaño a sentirse mejor.
— Pero qué caraj... ¡Butters, suéltame!
Butters no se esperó esa reacción, por lo que lo soltó de inmediato y retrocedió unos pasos. Seguidamente el castaño se retiró del lugar. Todo lo que quería era alejarse del rubio y al fin lo había logrado, aunque muy en el fondo le agradecía ese pequeño gesto, pues lo había animado un poco.
Tiempo después llego a la prisión. Llevaba consigo un pastel que le había comprado a su madre en el camino. Al llegar, fue incómodamente inspeccionado por los guardias; no solo él, también el pastel. Tuvo suerte de que no lo arruinaran.
Acompañado por un guardia, pasó por el pasillo hasta llegar a la celda donde se encontraba su madre. Una vez allí, el guardia lo dejó dentro de la celda y se retiró.
— ¡Hola, calabacín! ¡Qué alegría verte!— Dijo Liane mientras lo abrazaba.
— Hola, mamá. Mira, te traje algo.— Le dedicó una pequeña sonrisa.
— ¡Oh, un pastel! ¡Muchísimas gracias!—
— Psss... Pronto te sacaré de aquí.— Dijo entre susurros.
— Oh, no. No te lo permitiré, Eric. Te quedarás en casa y tus tíos te cuidarán.
El castaño cruzó los brazos e hizo un puchero. Igual pensaría en algo.
Se pasaron bastante rato conversando; Liane le decía las cosas que debía hacer en casa, él le contaba sobre su día, incluso cantaron canciones. Lastimosamente el tiempo de visita llegó a su fin y el castaño tuvo que irse.
Cuando volvió a casa vio a unos policías parados en la puerta.
— ¿Se les ofrece algo?— Dijo de mala gana.
— Hola. Ya debes saber que tu madre fue arrestada anoche. Cuánto lo siento.
— Sí, sí.— Respondió desinteresadamente— Vayan al grano.
— Venimos a inspeccionar la casa para ver si encontramos mercancía ilegal.
— Ya, pero si rompen algo juro que los mato.— Se hizo a un lado para dejarlos pasar.
Mientras hacían su trabajo, Eric se sentó en el sofá de la sala a comer Cheesy Poofs y ver Terrance y Phillip. Los policías hacían mucho ruido y por eso se perdió un chiste, lo que le molestó.
— ¿Podrían callarse?— Gritó. Dicho esto, bajaron su volumen.
Después de un rato se fueron al no encontrar nada.
— Volveremos mañana a seguir buscando.
Eric los calló de un portazo.
Tuvo que soportar las visitas de los policías por una semana entera, incluso los malditos le pedían comida. Afortunadamente no encontraron nada y no hubo más problemas. Durante esa semana su rutina fue dar visitas matutinas a su madre, recibir las visitas indeseadas en la tarde y no dar ni recibir ninguna en la noche. Estuvo en ese plan (excepto lo de las visitas de los policías) por una semana más. Había recordado en el transcurso de esos días que su madre le había dicho que sus tíos irían a vivir con él, pero el deseaba que no llegaran nunca.
Lastimosamente su deseo no se cumplió. Su tío Stinky, su esposa, quien vendría a ser su tía Lisa, y su primo Elvin llegaron a casa finalizada la segunda semana. Él los recibió de mala gana.
— Eric, empaca tus cosas. ¡Nos iremos de viaje!— Comentó alegre su tío Stinky.
— ¿De veras?— Se animó— ¡Genial!
Inmediatamente el castaño fue corriendo a su cuarto a hacer sus maletas.
Cuando terminó, bajó sus maletas a la sala. Estaba listo para el viaje. Minutos después, su tío bajó y le dijo:
— Muy bien, mocoso, ahora te largas de aquí.
— ¿Qué?— Respondió sorprendido y enojado a la vez. — ¡No puedes hacerme eso, es mi jodida casa!
— Nunca lo fue, gordito. Esta casa siempre me perteneció, solo que se la di a tu madre. Ahora yo necesito esta casa y te quiero fuera.
Eric estaba en shock. Segundos después sintió cómo su tío lo empujaba hasta la puerta junto a sus cosas.
— ¿Y a dónde coño voy a ir?
— ¡Arréglatelas solo! ¡Ya tienes 17!— Dicho esto, cerró la puerta de un portazo.
Maldijo a los cuatro vientos y se fue. Lo último que vio antes de irse fue a su primo menor Elvin darle una mirada triste mientras sentía los empujones de su tío.
N/A: SORRY NOT SORRY DUDES
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Limbo
FanfictionÉl ha liderado movimientos, manipulado gente y elaborado planes casi perfectos; pero había dejado de lado su vida académica y profesional. Ahora está desesperado, indeciso y presionado. Las imágenes corresponden a sus respectivos autores. Incluye te...