Capítulo Cuatro.

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Creo, que siempre, a lo largo de toda mi vida me la he pasado fuera de casa por bastante tiempo y el único momento en el que estoy, es simplemente para dormir...

Sin embargo, hoy fue, toda la excepción.

Después de tomar el café con el chico con apellido Wolfhard, no fui a la casa de Nick, no fui a ningún lado mas que aquí. Estaba tan metida en mis  pensamientos que no me percaté de que caminé hasta mi casa y tampoco cambie de idea. Tan sólo necesitaba tiempo para mí y pensar mejor las cosas, mejor dicho, analizar lo que había pasado.

Eran ya las 6:30 de la tarde, estaba acostada frente a la ventana, la cual estaba abierta de par en par. La tarde jamás la noté tan fresca y ligera, tan tranquila y lenta, no supe como es que el tiempo transcurrió. Mantenía mis ojos cerrados e inclusive me sorprendí de notar que no me haya llegado a dormir. 

En mi cabeza, sólo estaba la imagen de él: Moviendo la cuchara de plástico en su café, su mirada agachada y su sonrisa oculta. Finn, en conclusión, era como el café. Me mantenía firme, despierta y perceptiva con el mundo, observadora con todo, pero mi atención estaba fija en él. No quería que se me escapará ningún detalle con él, me parecía en esos momentos una obra de arte y por alguna parte leí, que no es necesario que una obra sea perfecta, lo importante de todo ello, es que te haga sentir una emoción. Finn provocaba que yo, me sintiera con alegría, con ánimos de combatir una batalla...

No podía parar de recordar lo que había pasada aquélla tarde.

Tres horas y media antes...

Exactamente, no supe lo que hacía, en el momento en que le grité a el chico con apellido Wolfhard que tomáramos un café los dos juntos. Me arrepentía, debo aceptarlo, pero no había vuelta atrás.

¡Maldita boca comprometedora!

Los dos caminamos en silencio hacía la cafetería que estaba cerca de nuestra escuela, había recordado que había jurado jamás ir a tomar un café con alguien allí. Digo, es detestable, porque ahí van todos y cuando van todos, se sabe sí tú fuiste y con quien. Tal vez lo peor no era de que dijeran que fui allí por primera vez, sino con quién fui.

No me avergonzaba Finn Wolfhard, en fin de cuentas, no era muy popular. Pero, los comentarios que hacen o las cosas que inventan lo andan diciendo a todos, puede que a los dos nos digan que somos novios o, si no lo fuéramos, que sólo estamos ahí de calientes(Lo cual tampoco es cierto). Antes de que el de cabellos rizados abriera la puerta de la cafetería, lo tomé de la muñeca y lo jalé hacía a mí hasta quedar más cerca que de lo normal.

    —¿Pasa algo?

Preguntó mientras fruncía el ceño.

—¿Podemos ir a otra parte?

Él lo pensó unos minutos y después asintió. Decidimos empezar a caminar nuevamente, otra vez en silencio, ni siquiera sabía a donde íbamos pero puedes imaginarnos caminando entre las calles, entre las a personas a dos chicos teniendo un tipo de extraña cita, sin saber que la tenían, caminando sin siquiera saber su destino.

—Oye.

Los dos nos detuvimos, nos miramos mutuamente. Sentí que en ese momento se cortó mi respiración, mis manos empezaron a sudar y no podía evitar de mirarlo.

—¿S-Sí?   

—¿No quisiste entrar en la cafetería porque te da miedo de lo que podrían decir de nosotros?

Abrí los ojos, me había cachado, leyó mis pensamientos y por primera vez sentí vergüenza.

—Y-Yo...

El sonrió y con su mano, alborotó mi cabello, me dejó sin palabras.

—Tranquila, yo tampoco quería ir a ese lugar, inclusive te iba a decir que sí podíamos ir a otra parte. ¡Ja, ja, ja! Conozco ese lugar como la palma de mi mano y sé de lo que son capaces esos cabrones.

Reí ante su comentario.

—Nunca creí que tú dijeras groserías.

—No las diga, pero lo hago cuando es necesario.

Reímos en ese momento, él me  hizo olvidar los nervios de punta que tenía y él me dijo a que cafetería podríamos ir. Resulto, que la cafetería la cual habíamos ido era acogedora, tranquila, todo lo contrario a la que estaba cerca de nuestra escuela. No habían muchas personas, tal vez porque eran las tres de la tarde, pero, fue mejor así.

Nos habíamos sentado cerca de la ventana, los dos quedamos de acuerdo que era mejor, para poder mirar hacía fuera y hablar acerca de algo. Aunque, hablamos de muchas cosas, como, de música, anime, libros, películas, series... Parecía que llevábamos poco tiempo platicando, cuando llevábamos tres horas horas.

Quedamos, en que los dos volveríamos a tener una cita, para hablar de muchas cosas más. Acordamos la lugar, día y hora en el que nos veríamos, sólo, que está vez, nuestra cita sería nocturna.    

❅Fillie || At The ElevenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora