CAPÍTULO 8: DE BLANCO Y NEGRO A COLOR

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Narra Aoi:

Me había decidido, esta vez se lo propondría, estábamos en la playa, mis manos sudaban, estaba tan nervioso, ¿Y si decía que no?, supongo que mejor no se lo pregunto, Kei estaba muy callado, no tenía la mirada fija en algo, pero me sentía feliz de pasar todo el tiempo posible con él- ¿Estás bien? –Le dije, me miró y solamente asintió- Aoi –dijo abrazándome más fuerte- ¿A dónde me llevas? –No podía decirle, solo rezaba que fuera el momento oportuno y el lugar correcto- Ya lo verás –rápidamente llegamos a la playa, ya olvidaba lo hermosa que era aquella en específico- ¿Te gusta la vista? –dije sonriéndole, ambos bajamos de la moto, tomé a mi novio por la cintura, lo abracé, quería quedarme así eternamente, quería tenerlo siempre entre mis brazos- Quédate así –recargué mi cabeza en su hombro, no sabía qué hacer, no podía llevar a Kei conmigo, no podía hacer nada para que estuviésemos juntos, sinceramente sentía un gran dolor en mi pecho- Quiero que sepas, que pase lo que pase, viviré profundamente enamorado de ti –traté de contener las lágrimas- Aoi, amor, tienes que... -guardó silencio, "¿Tengo que irme?" fue lo que pensé- Tal vez si hablo con tus padres, tal vez ellos cambien de opinión –lo miré a los ojos, esperaba que no se me notara lo triste que estaba, era un día hermoso- No puede ser, si él se entera que estoy saliendo con alguien, con mayor razón querrá enviarme lejos de aquí –Kei me limpió las lágrimas- Quiero que hacer esto por nosotros –lo silencié- No venía aquí para discutir esto Kei –presioné la cajita de mis manos- ¿A que hemos venido entonces? –, me arrodillé frente de él y le dije- Kei Sukishima... ¿Qui...Quieres casarte con...migo?

Narra Kei:

Estaba nervioso, mi cabeza estaba en otro lado y mi corazón corría a mil por hora, no podía contener mis lágrimas, sentía una profunda presión en el pecho, no podía respirar, miles de emociones se acumulaban en un solo lugar, en mi corazón- Lo siento Kei, no te presionaré, si tú no quieres entenderé... –me abalancé a él y lo besé- Sí, ¡Acepto! -dije sonriéndole, tomando sus mejillas, besándolo hasta que anocheció, estaba feliz, quería estar con él para siempre, de pronto ese sentimiento de tristeza me invadió sabía que lo alejarían de mi por un tiempo, si no es que para siempre, de verdad quería formar parte de su vida- Kei, vayamos a otro lugar, antes de irme –me tomó de la mano, nos pusimos de pie y subimos de nuevo a la motocicleta, fuimos a la ciudad, llena de luces y colores, el neón por todas partes, la ciudad de noche cambiaba, era algo distinto, algo que no era para los cobardes, entramos a una tienda de tatuajes y perforaciones, vislumbré una enorme sala, llena de camillas, con tatuadores por todos lados, giré a mi derecha y vi a una chica delgada, vestida de negro, estaban perforándole la lengua, a mi izquierda a un chico le hacían un tatuaje de un dragón en la espalda- ¿Qué hacemos aquí? –le dije a Aoi mientras tomado de la mano, nos adentrábamos más en la espaciosa sala, entrando por un pequeño pasillo y dando con una joven de la estatura de Aoi, rubia, con tatuajes en los brazos y por lo que dejaba ver su blusa de tirantes también en la espalda- Hola Bárbara –dijo Aoi sonriendo- Hola guapo, qué gusto verte, ¿Al fin has aceptado mi recomendación? –Aoi se recargó en el marco de la puerta- Mira Barbie, he venido a hacer un dos por uno, bueno... eso si mi novio acepta, estamos celebrando algo muy especial para los dos –Bárbara sonrió- Con que tú eres el famoso Kei, eh –miré a Bárbara, ella me dedicó una sonrisa, de verdad parecía una Barbie, sus ojos azules, su figura delgada y alta, le sonreí con nerviosismo- Emm...Supongo que sí –Aoi sonrió- Quisiera una en la oreja izquierda –La aludida sonrió- ¿Y tú Kei? –Me puse nervioso- ¿Qué? –Barbie rió- Es una perforación niño, ¿En dónde la quieres? –Miré a Aoi nervioso- Hummm... supongo que en la oreja derecha –Barbie me miró- ¿Arriba o en el lóbulo? –Miré mi oreja en el espejo- Arriba –Aoi sonrió mientras Barbie me tendía una bandeja con muchos modelos de aretes- Escoge tu pieza corazón –había diferentes modelos, unos más grandes que otros, pero todos igual de exóticos y de brillo neón, al final me decidí por una pieza de color negro en forma de tritón- ¿Y tu cariño? –dijo tendiéndole la bandeja a Aoi- Supongo que una similar a la de Kei –Barbie chascó los dedos y dijo- Tengo una perfecta para ti, y combina con la de tu hermoso novio –dijo dedicándome un guiño. Rápidamente rebuscó en un gran estante de metal, revisando en cada cajón- ¡Aquí está! –Dijo tendiéndole un pequeño trinche- Aquí tienes, porque eres un diablillo –Ambos nos miramos a los ojos y sonreímos- Ahora... ¿Quién primero? –dijo Barbie sosteniendo una enorme aguja, la piel se me erizó- Bien entonces yo escojo –dijo jalándome- Solo te dolerá un momento, bueno... eso si tu oreja no se hincha, ¡Ah! Una cosa más... por nada del mundo puedes quitarte la pieza o se te va a cerrar, ¿Vale? –Eso ya lo sabía, pero asentí- Bien... –Barbie calentó la aguja, se tornaba de un color naranja, comenzaron a sudarme las manos... estaba tan nervioso que supuse que Aoi lo habría notado, me sonreía y me tomaba de la mano para calmarme- No creo que con un apretón de manos aguante jajaja –dijo poniéndole un poco de alcohol a mi oreja- Uno, dos –en el tres Aoi me besó, en ese mismo instante sentí como la aguja me traspasaba la oreja, me punzaba, temí que comenzara a salirme sangre, pero al parecer el calor había cauterizado la herida, Aoi aún me besaba, metiendo su lengua en mi boca, jugando con mis labios, para acabar mordiendo uno, yo le daba palmadas en la espalda para que parara, me daba pena que nos vieran besándonos así en público- Listo, ahora tú Aoi –me puse de pie y Aoi se sentó, me guiñó un ojo, vio como Barbie preparaba otra aguja supuse que estaría igual de nervioso que yo, pero me equivocaba- ¿Listo? –le sonreí, el me devolvió la sonrisa...

-Ouch –Aoi se estaba tocando la pieza- Deja ahí –le dije, apartándole la mano de su oreja- Pero es que me da comezón –lo fulminé con la mirada- Yo lo sé, pero eso no implica el que me está rascando –Aoi sonrió, me puse rojo como un tomate- Esa "perfo" hace que te veas jodidamente sexy, creo que cualquier chico que te vea así querría cogerte –lo fulminé con la mirada- Pero... -se acercó a mi oído y me tomó por la cintura- En este caso... solo yo puedo cogerte –sonreí- ¿Eres idiota o qué? –Bajó sus manos hasta mis nalgas, presionándolas- Tal vez, y supongo que un cretino también –Me acerqué a él y lo besé- No olvides cínico –sonreí- Es verdad, cínico también –estábamos en su habitación, la música estaba a todo volumen, era tranquilizadora, amaba esa canción- ¿Qué haremos? –dijo Aoi mirándome a los ojos- No tengo ni la menor idea –dos años más y me iría a la universidad igual que él- Pronto iremos a la universidad –Aoi me miró- Nos graduaremos y tendremos que buscar un empleo –dijo acabando la frase- Tú tienes la compañía de tu padre –le dije, él me fulminó con la mirada- No voy a manejar esa compañía, está bien que las personas piensen que mi padre Tomoe Watabi es el mejor hombre del mundo cuando no lo es, nunca se ha presentado a una reunión en mi escuela –me quedé sorprendido- Pensé que el hombre que siempre te llevaba y traía era tu padre –Aoi negó con la cabeza- Es un empleado que ha estado en la compañía Watabi desde que tengo memoria, es como un padre de repuesto, y mi madre... -miré a Aoi- Ella... siempre está viajando, la mujer que me atiende y aveces pide teléfonos para aquello de que pida tareas y cosas por el estilo es mi niñera, la contrataron cuando yo tenía diez años, ella tenía quince en ese entonces, se nota a leguas que no es mi madre... siendo sincero... me acosté con ella un par de veces –no me sorprendía, Aoi era conocido como mujeriego en la escuela- No te alarmes, ya no mantenemos contacto, ella está en París, mis padres le dieron tres años de descanso para que cuide a su bebé y viva allá con su esposo –sentí por una parte alivio- ¿Entonces, qué quieres hacer ahora? –dijo sonriendo, odiaba que sonriera cuando yo me estaba derrumbando por dentro, me sentía tan feliz de pasar esta semana lo más que pudiéramos estar juntos- Kei –me agarró las mejillas con sus manos- Bésame –le dije- Dame un beso que no me deje olvidarte, es lo que quiero –le dije, Aoi me recostó tiernamente en la cama, se posó encima de mí, me miró un momento a los ojos y después los cerro, sentía sus cálidos labios, rozando los míos, sentía su respiración, sus manos, su cabello rozando mi frente no quería que ese beso terminara, sus pulgares recorrían mis pómulos de arriba abajo, era un beso exquisito, era como comer un chocolate, el rose, como algodón tocando tu piel, me sentía amado, sentía la calidez de Aoi, me hacía feliz.

Quitó sus manos de mis mejillas para entrelazar sus dedos con los míos, nuestras manos estaban unidas- Por favor, no me olvides Kei, espérame, es lo único que te pido –sus mejillas estaban llenas de lágrimas, igual que las mías, sus ojos llorosos, sus ojos verdes se empañaban, su color se iba perdiendo, y yo era el causante de esa tristeza- Te esperaré Aoi, para siempre si es necesario –sus labios presionaron de nuevo los míos. Aoi se recostó a mi lado, abrazándome, sentía su respiración en mi cuello, era cálida, con olor a menta, su cabello olía a lavanda, quería quedarme para siempre así, con él abrazándome de esta manera.

6:21 a.m.

Desperté, estaba solo, a mi lado, una nota y mi anillo de compromiso, no quería leer la nota, pero tenía que... la nota decía...

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