[Adopted] joshler

•cuatro•

Era lunes, había pasado una semana desde que adoptaron a Tyler. Ya era momento de comenzar las clases.

-Primer año de secundaria, es muy divertido, Ty.-comentó su hermano mayor.
Ambos se encontraban en el asiento trasero del auto, y sus papás adelante.
-Estoy nervioso... Hace mucho no voy a una escuela real.-murmuró el menor.
-Todo estará bien, te agradará la escuela. Estaremos separados durante las clases, obviamente, pero tal vez pueda encontrarte durante algún cambio.

El más chico sonrió y asintió.
Unos 5 minutos más tarde, estacionaron frente a una gran escuela. Varios chicos estaban ingresando, de diferentes edades. Brendon abrazó de lado a su hermanito y bajó del auto despidiéndose con un ademán de sus padres.

-Bien, tranquilo, podemos acompañarte a la entrada si quieres.-habló Jamie.
El niño asintió mirando sus zapatos.

Al bajar del auto un par de miradas, provenientes de chicos apenas un poco más grandes que Tyler, se posaron sobre ellos. Los adultos tomaron sus manos provocando un par de susurros.
El castaño frunció el ceño y mordió sus labios con nerviosismo.

-Todo está bien cariño, puedes ir.-Miles se agachó y le despeinó el cabello.
-Adiós.. Los quiero.-se despidió con un abrazo.

Al llegar a su salón este estaba medio lleno. Algunos le sonrieron, otros lo ignoraron, todo parecía bien, lo que le dio un poco más de confianza al menor.
Tomó asiento en el medio de la sala, poco a poco se fue llenando todo completamente.
Logró visualizar a algunos de los chicos que lo habían observado en la entrada, estos lo miraron con una sonrisa graciosa.

Cuando la clase comenzó el profesor presento a Tyler, aclarando que este era un año menor que el resto debido a que venía adelantado con sus estudios.
La hora pasó normal, luego toco el primer cambio.
El castaño revisaba qué clase tocaba ahora cuando alguien paso a su lado riendo. Se encogió un poco en el lugar, seguro reía por sus amigos.

El menor agarró su mochila y aprovechó los 15 minutos que tenía para ir a buscar su casillero. Al encontrarlo acomodo todos sus libros allí, tomando solo los que necesitaba para su siguiente clase.

-Hola.-habló un chico detrás de él.-¿nuevo Scott, eh?
-E-ehm.. Si, soy Tyler.-volteó.
-¿Qué se cansaron de Brendon y lo cambiaron por ti en el orfanato?-se rió.
-¿Qué? No, eso es estúpido.
-Tranquilo, a ver.. demonios, seguro eres tonto, no sé que te espera con padres gays.-dio dos suaves cachetadas en la cara del menor, quien lo miraba con enojo.
-Déjame en paz, idiota.
-Solo nos estamos conociendo, Ty-ty.-lo agarró por el cuello y le revolvió el cabello.
-N-no, no quiero conocerte.-se removió en los brazos del chico.

Tyler se sentía incómodo e intimidado, además sumándole que un pequeño grupo de chicos estaba mirando la escena.

-Vamos, déjalo.-habló alguien detrás de ellos.
Al voltear había un chico, aproximadamente de 15 años, tenía ojos rasgados color avellana y pelo tintado de color verde.
-Pero...
-¿Qué necesidad tienes de molestar a alguien, Zachary?¿Quieres que le diga a James?
-No. Adiós, Ty-ty.-el chico se fue, dejando al menor confundido.
-Hola, soy Josh.-se presentó unos segundos después quien lo ayudó.
-Gracias, Josh, soy Tyler.-el tintado abrió los ojos como recordando algo.

Suena una campana indicando que es hora de la siguiente clase. El mayor le da una palmada en la espalda y se va.
El castaño aprovecha para cerrar su casillero.

-Tyyyyyy, suerte en la siguiente clase!-dice Brendon mientras corre en dirección por donde fue el peli-verde. Causa una risita en su hermanito, quien se dirige a su siguiente clase.