Durante aquella noche, Jony no pudo dormir. No tenía ni idea de lo que debía hacer, y cómo hacerlo. Tarde o temprano tendrían que ir a ver a María e informar sobre aquél tiempo en el que estuvo viviendo con Jareño y los demás. "¿Qué debería decir?" era una pregunta que estaba constantemente en la mente de Jony.
Estaba estirado en aquella cómoda cama, dándole vueltas al asunto hasta que apareció Conii por la puerta.
- ¡Hola, Jony! ¿Ya estás mejor? El desayuno está en la mesa. Ven cuando quieras. - dijo Conii. Dicho eso, volvió a desaparecer.
Jony decidió, después de unos cinco minutos levantarse e ir a desayunar. Le esperaban Conii y Alex, que ya estaban comiendo, y Floppy, que estaba echada en el mismo rincón de siempre, mirando a todo el mundo. Se sentó en aquella mesa, en la que sabía que al sentarse le lloverían preguntas de todo tipo. Tragó saliva, y empezó a comer.
- ¿Cómo estás, Jony? - dijo Conii.
- Bien, bien. Estoy bien - dijo sobresaltado, y con la sonrisa más falsa que podría sacar. Los nervios le consumían totalmente.
- Jony... - dijo Conii cogiéndole las manos - ya estás a salvo... estoy contigo, y no voy a permitir que te hagan más daño.
La sonrisa y el tono de voz que tenía Conii, hacía que Jony se replanteara cada vez más su siguiente frase.
- Gr...Gracias Conii - acabó diciendo Jony. Pero de repente, se levantó de la mesa y con toda la seguridad del mundo en su voz dijo:
- Conii, tenemos que hablar en privado.
- De... De acuerdo - contestó Conii sorprendida por las acciones de Jony.
Dicho eso, ambos se fueron a la habitación de Jony, que era bastante espaciosa y los dos se sentaron en la cama, uno al lado del otro.
- Conii... ¿Estás segura de que Jareño cocinó tus padres? Aquellos días que estuve con él... No me disgustaron en absoluto... De hecho, cuando me sacaste de ahí estuve a punto de decir que me llevases de vuelta, que ese era el lugar al que pertenecía. Cuando llegué a aquí, a Imouto, estuve totalmente perdido. De no ser por ti estaría más muerto que una hormiga bajo una lupa en un día soleado. - estaba diciendo Jony. Podía sentir como el corazón de Conii se estaba partiendo en dos con cada palabra que escuchaba de sus labios. - Pero... Creo que es mejor así... Gracias por todo, Conii, pero voy a regresar.
Jony se levantó, aunque se le hizo muy difícil al ver el rostro de Conii cubierto de lágrimas.
- ¿Por qué no se lo dijiste a la reina...? ¡¿Por qué te hiciste la víctima?! - dijo Conii mientras agarraba la parte trasera de la chaqueta de Jony para detenerle - Por qué me haces esto... Ya he perdido a mis padres, no quiero perder otro ser querido... No quiero estar sola como lo estuve todo este tiempo...
Cada palabra que decía Conii le hacía sentir más culpable a Jony.
- Conii... No estás sola... Tienes a Alex aquí - dijo Jony, aunque sabía que lo llevaría con él - y tienes a Floppy...
- No entiendes nada... - respondió Conii llevándose las manos sobre su pecho y mirando al suelo, lleno de polvo. - ¡Te amo, Jony! ¡Siempre te he amado! ¡Todo el tiempo que estuviste ahí estuve llorando porque pensé que te morirías!
Jony estaba de piedra, pues no sabía cómo reaccionar. Sin embargo, Conii era sólo una amiga. Una buena amiga, la cual le ayudó un huevo. Pero no era nada más que eso...
- Me gusta otra persona... - dijo Jony, haciendo que Conii quedara sin palabras. Sin embargo, no se rindió, quería evitar que se fuera.
- ¿Por qué no se lo dijiste a la reina?
- ¿Y qué haría ella? ¡¿Tacharme de loco y encerrarme en un puto manicomio como hizo con Alex?! - gritó Jony, dejando a Conii sin palabras, aterrorizada. - mierda... Lo siento Conii, no quería...
- Haz lo que quieras, Jony... No importa - acabó finalmente Conii, levantándose de la cama y saliendo por la puerta. - es igual...
Y ahí acabó Jony, parado en medio de la habitación, sin saber cómo actuar. Decidió salir al comedor, en el que estaba Alex esperándole con una mirada asesina.
- ¿Qué le has dicho? Se ha ido corriendo llorando, tío.
- Que quería volver al castillo...
- Tú eres gilipollas, macho... ¡Conii te ama, joder! No puedes decirle eso después de estos días en los que ha estado en la mierda... ¿Donde cojones puede haber ido?
En ese momento, Jony se quedó paralizado y cogió a Alex por el cuello de su camiseta
- Ya puedes correr hacia el castillo de Jareño. Es posible que haya ido allá. Tú eres más rápido que ella corriendo.
- No creo que la encuentre... Imouto es muy grande, pero es lo único que podemos hacer... ¿Y tú que harás?
- Voy a contarle todo a María.
Dicho eso, Alex salió por la puerta lo más rápido posible y Jony se fue directo al castillo en el que estaba María.
Alex cada vez estaba más preocupado. Cada minuto que pasaba sin encontrarla, le hacía pensar que ya estaría dentro del castillo. Estuvo corriendo durante horas, haciendo que el sol cada vez subiera a su punto más alto del cielo y comenzara a bajar de nuevo.
El estrés se estaba apoderando de su cuerpo, pero de repente, la vio.
Todo aquél tiempo, Conii estaba echada en un campo extenso a las afueras del poblado, bastante cerca de aquél castillo al que decían que estaba maldito.
- ¡Conii! - gritó Alex. Conii no se movió, en absoluto, haciendo que Alex se preocupara, pero cuando llegó, pareció ser una falsa alarma. Dormía plácidamente rodeada de unas cuantas rosas.
Al verla con un rostro despreocupado, Alex se echó al lado, observando el cielo. Conii estaba a salvo a su lado, y no había nada de lo que temer.
El tiempo iba pasando, y Conii aún no despertaba. Bueno, después de aquella pelea por la mañana, Alex lo veía normal. Decidió sentarse y observar aquél castillo. Daba un poco de miedo ir hacia allí, aunque era realmente hermoso.
- ¿Alex? - dijo Conii tras despertarse y sentarse apoyando sus brazos en sus rodillas.
- ¿Estás bien, Conii? No sé cuánto tiempo llevarás durmiendo, pero algo me dice que esta noche no lo harás mucho. - dijo Alex riéndose.
- ¿Tú lo sabías? - dijo Conii mirando hacia abajo.
- Sí... Me lo dijo anoche.
- Y ¿por qué no le paraste? - dijo Conii. Su expresión facial era cada vez más triste.
- Conii... - dijo Alex abrazándola. En ese momento, no sabía qué hacer, así que reaccionó por instinto, aunque el abrazo hizo que Conii derramara un par de lágrimas.
- Impide que se vaya... Por favor... - dijo Conii abrazando a Alex con todas sus fuerzas.
Por otra parte, para Jony, entrar fue fácil, ya que era famoso en el poblado por el hombre que escapó del interior del castillo de Jareño, y todos los guardias que vigilaban la entrada le dejaron entrar ya que pensaron que venía para dar información.
Al llegar al salón, acompañado de un guardia, se sentó para esperar a María.
- Siento la espera, Jony - dijo María entrando - por favor, déjenos a solas - dijo a los guardias.
Cuando se fueron todos, haciendo que en ese enorme salón solo quedaran Jony y Maria, se sentó frente a Jony.
- Sabía que te había visto antes... Cuando viniste hacia mí en ese festival, sospeché un poco, pero tras salir del castillo de Jareño con vida, estando bastante tiempo... Puedo deducir de que eres uno de las diez personas. ¿Me equivoco?