- Antes de que digas algo – dijo Conii entre lágrimas – te prometo que nunca más te dejaré ir... Eres lo más importante que tengo
Jony al escuchar aquellas hermosas palabras, no tuvo valor para decirle que quería volver, haciendo que se dirigieran al poblado.
- La reina ha accedido a perdonarte todo para ayudar a vencer a Jareño – dijo Conii cuando llegaron al poblado – nos dirigiremos a su castillo.
Al dejar los caballos frente a la entrada, Jony se quedó de piedra. Es decir, había visto aquél lugar a lo lejos des de la casa de Conii, pero era espectacular de cerca. Para llegar a la entrada había unas largas escaleras, en las que esperaban unos cuantos soldados y una mujer con un vestido blanco. Cuando Jony la vio, no se lo pudo creer. En aquél universo, María era la reina, la que gobernaba todo Imouto.
- Es un placer tenerte con nosotros, Jony – dijo María inclinándose. Jony sabía que si la llamaba por su nombre, la gente comenzaría a sospechar, aunque fuera lo que más quisiera.
- Un placer. – dijo Jony. Trataba de parecer lo más amigable por fuera, pero por dentro estaba hecho un lío... No quería acabar realmente con Jareño ya que su objetivo era volver, pero... Quizás podría encontrar una pista para encontrar a la décima persona.
Dicho eso, tanto Jony como Alex y Conii entraron en aquél hermoso castillo y fueron llevados a un comedor enorme.
- Tendrás hambre... Has pasado mucho tiempo en aquél horrible lugar... - dijo María. Había un montón de comida en la mesa, y él, accedió agradecidamente.
- Gracias – dijo Jony sonriendo. Alex y Conii también se sentaron y comieron junto a su amigo.
- Necesitamos que nos cuentes todo lo que pasó ahí dentro – dijo uno de los soldados.
- No le metas presión, debe estar horrorizado... A saber que podría haber pasado ahí... - dijo Conii cogiéndole las manos a Jony y mirándole a los ojos – ¿estás bien?
Jony asintió, sonriendo, y calmándola un poco. La mente de Jony se había hecho un caos. ¿Qué debería decir? ¿Debería decir que al fin y al cabo Jareño no ha hecho nada? Aunque pensándolo mejor, si dijera eso, todos le dirían que le habría lavado el cerebro o algo así... ¿Y debería decir que hay mucha más gente viviendo ahí? No... eso des de luego que no, pues el viejo Juve trabajaba en el poblado... Pero el tiempo en silencio iba pasando y el ambiente se estaba volviendo pesado.
- La vida ahí era pesada... Estaba en un cuarto la mayor parte del tiempo.
- ¿Y la comida? – preguntó María.
- Era carne, casi todos los días – dijo Jony. Al escuchar eso, los ojos de Conii se volvieron llorosos y se puso la mano en la boca.
- ¿Carne humana? – preguntó Alex.
- No lo sé, nunca le vi cocinar. Decía que sólo le podía acompañar Milca, ya que la cocina era el lugar en el que más se tranquilizaba.
- Jony... Nuestros soldados de reconocimiento encontraron una pila de cadáveres de soldados que lucharon en aquella batalla en la que te cogieron en un lago cerca del poblado. Sin embargo, faltaban unas cuantas personas. – dijo María seriamente.
- ¿Y no han podido estar en otro lugar?
- Han rastreado todas las zonas posibles, pero no han encontrado nada. ¿Es posible que también fueran capturados al igual que tú?
- No... Sólo estábamos él, su sirvienta y yo.
- Jony, en aquella batalla, vimos como te tenían cogidos unas cuantas personas. He estado pensando que no sólo hay dos personas en aquél lugar – dijo Alex.
Cada segundo que pasaba, la mente de Jony estaba cada vez peor, hasta aquél momento, en el que no supo que responder, haciendo que se quedase paralizado.
- ¡Dejémosle descansar! – dijo Conii – no se encuentra muy bien... Gracias por recibirnos, volveremos cuando Jony esté mejor.
Dicho eso, María acompañó a los tres amigos a la salida, y se dirigían hacia la casa de Conii, en la que estaba Floppy sentada. Siempre que llegaban, Floppy les miraba hasta que salían de su campo de visión. En aquél momento, bajaba la cabeza y se ponía de dormir, y lo mismo pasó en aquél momento.
Conii fue hacia ella y se puso a acariciarla. Mientras tanto, Alex acompañó a Jony a la habitación.
- Alex, tenemos que hablar – dijo Jony mientras cerraba la puerta.
- Cuéntame lo que haga falta, tío. Aquí para todo.
- ¿Querrías volver a nuestra vida pasada?
- ¿A qué te refieres? ¿Volver a Cataluña? Claro, tío, pero con el tiempo he podido ver que es imposible... Y... Te recomiendo hacerte a la idea. Sé que cuesta, pero... Cualquier cosa...
- Podemos volver – dijo Jony cortándole. Alex le miró con una cara dudosa.
- ¿Me estás tomando el pelo?
- Vale, no digas nada de lo que te voy a decir a nadie, ¿de acuerdo?
- Bueno... Va
- ¡A nadie, cojones! – dijo Jony seriamente. Al ver Alex que hablaba en serio, se llevó la mano bajo la barbilla
- He estado todo este tiempo deseando volver... Quiero ver a mi madre, es lo que más quiero en este mundo, macho... ¿Cómo estará? Pero... ¿Cómo podríamos volver?
- En aquél castillo, estuve hablando con Jareño. Todas aquellas personas que viste, son gente como nosotros. Ellos también han sido llevado a aquí, y mediante un conjuro podríamos volver, pero te necesitaría ahí conmigo.
- ¿Qué conjuro? No me tomes el pelo, anda... Ni que estuviéramos en un libro de Harry Potter. Qué vamos a hacer, un ¿Wingardium Leviosa?
A continuación, Jony le explicó todo lo que le explicó Jareño, incluso el conjuro, y el requerimiento para hacerlo. Además, también le dijo que cada uno tendría unas características determinadas en su forma de ser. Se lo estuvo repitiendo, una y otra vez, pero Alex estaba desconfiado. En ese momento, Jony pensó que quizás la característica de Alex fuera la desconfianza.
- Debemos ir al castillo de Jareño. – dijo Jony.
- Debes contárselo todo a Conii. No sabes lo preocupada que ha estado por ti todo este tiempo, lo desesperada que estaba por ir a recogerte. Estuvimos cada y durante todo el día visitando a la reina para que enviara soldados ahí, aunque después de aquella masacre, nadie quisiera. Era como ir a suicidarse, exactamente, y así ha pasado. ¿De donde han sacado aquél subfusil?
- Te lo estoy diciendo. Vienen de nuestro universo, y mientras yo tenía una mierda de chaqueta, él tenía un subfusil debido a que murió en una batalla salvando a un compañero suyo, según me dijeron.
- ¿Y qué pretendes hacer? ¿Irte sin más? Conii no te dejará, y aunque escapáramos, ella volvería, seguramente sola y sería ametrallada por aquél tipo. ¿Eso es lo que quieres para ella?
Jony no sabía qué decir. Sabía perfectamente que Conii era una perfecta amiga, pero... ¿Qué era él para ella?
- Mira, Jony. Según me has dicho, tienes el número de Jareño, ¿no? Así que puedes decirle cualquier cosa. Yo buscaría a la décima persona, y entonces ya pensaríamos qué hacer.
Para Jony, aquella propuesta tenía sentido... Pero no podía pensar en Conii, en su reacción al ver que se iría con Jareño a desaparecer de Imouto. De momento, lo dejó pasar, dejando la preocupación a un lado y se echó en la cama.
- Voy a dormir, Alex. Hablamos mañana, y ni una puta palabra, ¿entiendes?
- De acuerdo, tío, y tranquilo... Aquí para todo, pero no te dejaré salir hasta que hayas hablado con Conii.
- De acuerdo... - dijo Jony apagando la luz.