- ¡Las noticias dijeron que habías muerto! - dijo Jony. - ¡Hace 10 años además!
- Pues aquí me ves, más vivo que nunca. - dijo Alex
- ¿Le conoces? - preguntó Conii a Jony asombrada
- ¡Claro, le conozco des de que tenía cinco años! Estábamos siempre juntos hasta que se mudó con su madre. - explicó ¿A partir de ahí, qué pasó, Alex?
En ese momento, Alex se sentó en el suelo.
- Bueno, sabes la razón por la que me mudé, ¿no?
- Sí, a tu madre la trasladaron, ¿verdad?
- Sí, algo así...
Alex miró al suelo y empezó a contar su historia
- El caso es que a mi madre la trasladaron a otro puticlub porque habían un par de chicas que la pegaban a la salida. Nadie la apoyaba y siempre venía a casa bebida y alguna vez incluso con una aguja en el brazo... Yo no sabía qué hacer, era una situación muy difícil para mí. Tenía cinco años, y no llegué ni a conocer a mi padre. Mi madre me dijo que al saber que la dejó preñada a los quince años dejó de hablarla, y mis abuelos al ver que su hija quería tener el hijo, no la ayudaron e incluso la echaron de casa cuando cumplió los 18. Fue entonces cuando mi madre, perdida, no supo qué hacer y se decantó por trabajar en un puticlub para mantenerme. Estaba completamente sola. Yo creo que de no ser por mí se habría tirado de un puente, o se habría ahorcado en el piso.
Y... cuando tenía siete años, mi madre empezó a sentirse muy mal. Tan mal que había incluso veces que tosía sangre. Ella me decía que no pasaba nada, pero yo insistía en ir con ella al médico, lo cual hicimos el siguiente día. Aún recuerdo las exactas palabras del médico. "Tiene cáncer de hígado, está en fase terminal. A menos que alguien done su hígado sacrificándose, morirá en un mes aproximadamente.".
En ese momento ingresaron a mi madre y los médicos buscaron un donante, pero al ver que nadie quería saber nada de ella, e incluso la querían ver muerta, no encontramos ninguno. Yo me sentía mal, porque muchas noches pensaba que todo aquél sufrimiento que sentía era debido a mí. Yo le arruiné la vida. Y en la última semana decidí decírselo al doctor que la llevaba. "Yo seré el donante, pero no se lo diga a mi madre ya que no aceptará.".
Y fue así como esperamos hasta el día. Cuando le dijeron que finalmente se salvaría se puso muy contenta. Podía ver como cada día que la visitaba llevaba una mayor sonrisa, y eso me hacía tener más ganas de hacerlo.
Y cuando finalmente llegó el día, me dijeron que entrara después de haberle puesto la anestesia para que no me viera, pero mis ansias pudieron conmigo, y cuando veía a mi madre cerrando los ojos a punto de dormir pude notar cómo una lágrima caía por su rostro. Me quedé paralizado, aunque no le di mucha importancia. Quería que mi madre viviera aunque para ello necesitara sacrificar la mía.
Cuando abrí los ojos me encontré en una especie de callejón muy oscuro. Además era de noche y recuerdo que el móvil que me dio mi madre antes de ser hospitalizada no tenía ni cobertura, ni datos ni nada.
Estuve más o menos tres días robando alguna barra de pan de algún puesto de comida que encontraba y de fuentes públicas para vivir, pero una noche, cuando estaba a punto de dormir echado en una acera, una familia con una niña de unos cinco años decidieron acogerme, ya que al parecer querían tener un hijo para que aquella niña tuviera un hermano, pero el padre se quedó estéril, aunque parece que aquí, toda la gente cree que las enfermedades son debidas a maldiciones de un tipo que se llama Jadenio o algo así.
- ¿Te refieres a Jareño? Es Jareño, no Jadenio - cortó Conii inmediatamente al oír que pronunció su nombre mal.
- Eso, lo que sea. El caso es que me acogieron en su casa, y bueno todo iba bien. La verdad es que hice muy buena amistad con aquella niña, aunque ya no sepa nada de ella. Creo que es parte del ejército o algo así.
Bueno, cuando llegué a los tres meses por ahí, la madre me preguntó durante una comida donde estaban mis padres. Supongo que querrían saberlo al verme tirado en el suelo de la calle pero bueno. Yo les dije que vivía en Alicante, y conté lo de la historia de mi madre, pero ellos no se lo tomaron muy bien, y al ver que quizás no sabían lo que decía pensaron que tenía problemas y me llevaron a un psiquiatra.
Estuve yendo dos semanas o algo así, hasta que un día que mis padres adoptivos, digamos, se fueron y me quedé con mi hermanastra, y como no sabíamos qué hacer saqué el móvil ya que tenía algunos juegos. Ella la verdad es que se lo estaba pasando de puta madre, pero cuando volvieron sus padres... Todo se lió.
Llamaron a unos guardias con espadas, entraron y todo a casa y me llevaron aquí diciendo tonterías relacionadas con el Jareño ese, que si iba a matar a la niña, que si iba a sembrar el caos en Imouto, que la verdad es que vaya mierda de nombre para un lugar, pero bueno... Y aquí he pasado pues casi 10 años ya. La verdad es que nunca conocí a ese Jareño.
Jony se quedó asombrado con la historia de Alex, y miró a Conii seriamente.
- Nos lo tenemos que llevar.
- Pero... - dijo Conii pensando en todos los crímenes. No se fiaba de Alex
- Tranquila, siempre te protegeré, Conii - dijo tomándola de las manos.
- Ya me gustaría salir de aquí, pero aunque digas que me vigilarás, me tienen por un criminal por llevar un puto móvil. ¿Tú tienes el tuyo? - preguntó Alex.
- Sí, lo llevo guardado, pero me la suda. Te vamos a sacar de aquí. - dijo Jony sacando un clip de su bolsillo. Siempre llevaba los bolsillos llenos de mierda.
Puse el clip dentro de la cerradura de la puerta y abrí la puerta.
- Y como piensas salir ahora, ¿Jony? - dijo Alex
- Conii, préstame una de tus bombas de humo - Dijo Jony a Conii. Ella aceptó y le dio una.
Se dirigieron a la recepción y Jony lanzó la bomba en medio, cegando a todo el mundo.
- Alex, síguenos - dijo Jony cogiendo la mano de Conii y corriendo. Al salir, silbó haciendo que viniera el caballo con el que vinieron al manicomio y llegaron sanos y salvos a casa de Conii.
Cuando llegaron, Floppy como siempre, estaba echada en el suelo del comedor mirándoles.
- Conii - dijo Jony - Sé que Alex no sabe nada, así que te lo preguntaré a ti. ¿Quién es Jareño? - dijo Jony. Sabía que si los móviles en ese lugar estaban relacionados con él, quizás podría responder las preguntas que faltaban.
- De acuerdo - dijo Conii.