7.Let me go

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Shouldn't I see the sunshine now?

25/mayo/1994

El día en el que asesinaron a Carter Alexander Young probablemente sea el día más sombrío para los habitantes de Detroit

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El día en el que asesinaron a Carter Alexander Young probablemente sea el día más sombrío para los habitantes de Detroit.

Todo comenzó un 22 de mayo de 1994. El día del cumpleaños de Noah y donde tuvo un giro argumental de narices, por mucho que ese día insistí a los chicos de no ir. Siempre me ponían el mismo contexto de que "Blue no debes de tenerle miedo a unos estirados que van con un chofer al instituto" o "Joder, Blue mira que eres un cagado de narices". Esto último por parte de mí no tan adorado vecino Zandiel. Pero imaginaros la repercusión que debería de tener que el hijo del alcalde, el alumno más prestigioso y respetado del Loyola y además un chico muy querido por todos, haya sido asesinado en frente de todos en la fiesta de su amigo, pero que nadie haya visto absolutamente nada.

Dormí 3 noches en las que estuve en una celda sin tener ningún tipo de contacto humano. A pesar de que estuve gritando y suplicando para que me concedieran una llamada, no me hacían caso. No me daban explicaciones y las únicas veces que aparecían era para entregarme un trozo de pan y una botella de agua, pero se negaban a escucharme y darme una explicación sobre qué pasaría conmigo, lo peor era que nadie me cree cuando les digo que yo no maté a Carter.

Fue el 4 día cuando un guardia me abrió la puerta.

—Vamos, tienes visita.

—¿Yo?

—¿Ves a alguien más aquí, enano? ¡Venga! —Entró a la celda y me levanto sujetándome de un brazo y sacándome de allí.

No protesté, salimos y me puso unas esposas dirigiéndome hacía un ascensor, al llegar a la planta de arriba pasamos por unos pasillos llenos de gente y policías, miré por las ventanas que daban al exterior y pude ver la luz del día por primera vez en mucho tiempo.

Abrió una puerta y me empujo dentro sin darme más explicaciones más que decirme que me siente en la silla enfrente de una mesa que había.

Parecía la típica sala de interrogatorios de las películas policiacas, había un gran espejo enfrente, en el cual supuse que me estaban observando tras él, me senté en la silla esperando a quien sea que vaya a venir.

Después de unos minutos, con la cabeza apoyada en la mesa, por el agotamiento físico y mental, esperando a que viniesen a interrogarme y aguantar las acusaciones y preguntas de distintos tipos que fueran a hacer, alguien entró en la sala.

Un hombre alto, algo delgado y con traje negro, estaba cerrando la puerta, cuando se dio la vuelta, mi cara cambio totalmente.

—¡Abuelo! —Me levanté de la emoción para abrazarlo, él me iba a creer, él sabe que no podría hacer algo así y me sacaría de aquí.

—Tranquilo chico... —rechazó mi abrazo y se sentó en una de las sillas, de inmediato me senté yo también delante de él. --- ¿Qué hiciste? —dijo con un tono de voz decepcionado.

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