5. Azul y oro

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Recuerda que puedes disfrutar del soundtrack descargando RAVE y podrás escucharlo en segundo plano, buen viaje :) 


Somos el brillo dentro de la oscurida'

Algunas cosas pueden verse realmente pequeñas pero el impacto que tienen es enorme.

—Sujeta bien la escopeta. Recuerda que tienes dos intentos si vas a recargar te costaría alrededor de 5 segundos y no puedes perder ni un solo segundo –Konan sostenía firmemente el arma al lado del niño, que sería de no más de diez años de edad. Aunque las duras circunstancias de la vida habían forjado ya sus facciones, el fuego en sus ojos revelaba rabia y una sedosa pasión por la violencia.

—En lugar de darle una escopeta, ¿por qué no le ofreces un libro? — sugirió la abuela de Konan con un tono de enfado, mientras los observaba desde el otro lado del jardín donde cuidaba sus flores. —Tal vez nunca lo entenderá, pero estoy segura de que le servirá de algo para toda la vida.

—¿Un libro para qué? Esa mierda no te prepara para la vida, con eso no te podrás defender si 3 hombres entran a tu casa e intentan matar a toda tu familia, no puedes sobrevivir con un libro entre las manos si lo que te falta son las balas. —Justo después de esta frase, Omar apretó el gatillo y yo me aparté del susto por la detonación tan cercana.

—¿Es esta tu primera vez disparando, Omar? —le interrogué con una mezcla de asombro y preocupación. El niño sonrió tímidamente antes de depositar el arma en el suelo con cuidado. Se fue entonces corriendo a reunir los fragmentos de vidrio causados por sus disparos.

—No parece que le gusté hablar —observé a Omar—. ¿Se ha acostumbrado ya? —Hacía ya 3 meses desde que la madre de Omar había desaparecido sin dejar rastro. Konan procuraba no prestarle demasiada atención; no quería que Omar fuera criado por una mujer inestable y alcohólica. Y, a fin de cuentas, se trataba de la madre de Omar; no podía decirle que la olvidara de forma tan abrupta.


—Ella no volverá --dijo él mientras encendía un cigarrillo de hierba. Siempre me ofrecía uno, pero yo no fumaba, y no tenía ganas de empezar. -- ¿No fumas...no bebes, Blue? ¿Cómo es que piensas sobrevivir por aquí?

—No necesito delinquir para sobrevivir a Seven Mile.

Él me sonrió divertido, su mirada dejaba traslucir el hecho de que tendría que admitir que había dicho algo que era claramente falso.

—Pronto cumplirás estos 16 años en los que todo se va a la mierda, hermano —Él dio las últimas caladas a su cigarro, luego lo arrojó contra el suelo con impaciencia. El fuego de la colilla se extinguió al impactar contra la cenicienta suela de su zapato.

No dije nada, pero, aun así, ellos no me creían. Yo sabía que no iba a acabar como ellos; que tendría la fuerza necesaria para salir limpio y sin nada que ocultar. No había forma de que pudiera cambiar esto.

—Tal vez os sorprenda —declaré mientras me acomodaba en la silla. Konan se quedó mirándome sin parpadear, clara señal de que no se esperaba nada parecido.

—¿Quedáis para fumar y no nos avisáis? Traidores —Me sentí golpeado en el cuello, y supuse que era Romeo. Girándome, vi a Zandiel, Latrent y Leo llegar juntos con él.

DetroitDonde viven las historias. Descúbrelo ahora