CAPÍTULO VII Acompañante

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En una historia de amor es natural que la persona por la cual estás fascinado esté enamorada de alguien más.

Llovía, pero él parecía ser el sol de su historia. Su corazón congelado, era derretido por el más hermoso calor. Creía enamorarse, aunque el objeto de su cariño ya fuese de otra persona un poco más afortunada que él.

Sus ojos encontraron al fin la calidez y se sintió reconfortado.

~¿Cómo se llama éste tipo de sentimiento?

-Hola de nuevo Viktor- dijo con naturalidad- ¿Nos vamos?-

¿Dónde había quedado aquél chico que escapó en su primer encuentro? Tan tímido e inseguro... ¿Dónde estaba? ¿Quién era?

-C-Claro..- alcanzó a decir en medio de su confusión.

-Vamos entonces- repuso Yuuri dándose la vuelta esperando que Viktor llegase a su lado.

-Mmmhh...¿Yuuri?- sintió un cosquilleo al pronunciar su nombre una vez más.

-¿Sí?- respondió volviéndose.

-¿Hacia dónde vamos?- preguntó con cierta duda.

-¿Quisieras tomar un café conmigo? Si no es mucha molestia- respondió algo avergonzado.- La verdad es que estoy un poco cansado y algo de cafeína le vendría bien a mi cuerpo-.

-Oh, seguro... Vamos- dijo Viktor ofreciéndole una pequeña e imperceptible sonrisa al japonés.

-Gracias- respondió cordialmente.

Apenas fue consciente de lo que ocurría a su alrededor: Poco a poco, las personas que había en el lugar, se habían esfumado.

Yuri y Otabek eran los únicos que quedaban en el lugar. Al parecer el rubio no tenía idea de qué debía decirle al kazajo. Justo como él hace unos instantes. 

Al pasar Viktor junto a ellos alcanzó a escuchar:

-¿Me llevas o no?- le dijo finalmente el moreno tomando la iniciativa. 

Poco después comenzaron a caminar rumbo al que sería el departamento de Otabek. 

Mientras Viktor y Yuuri comenzaban a recorrer las calles de San Petersburgo. 

Después de haber caminado algunas cuadras, las nubes comenzaron a pintarse de gris

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Después de haber caminado algunas cuadras, las nubes comenzaron a pintarse de gris... Podría comenzar a llover en cualquier momento. 

Viktor seguía silenciosamente a Yuuri, más era un silencio como pocos: Algo mucho más sutil y agradable. 

Él observó a Yuuri... Una sonrisa mal disimulada se dibujaba en sus labios. ¿Por qué había llegado a su vida tan inesperadamente? 

Sin dudar; ese chico de ojos soñadores se empeñaba en descubrir el significado oculto de la mirada triste que acompañaba a Viktor. ¿Qué ganaría llegando al corazón de ese ser de cristal? 

Lluvia y SolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora