CASSANDRA.
Ingresé al salón y tomé asiento, saqué mi celular y comencé a escuchar música en lo que llegaba el profesor.
-Hola, linda, ¿me puedo sentar? -logré escuchar por encima de la música.
Opté por quitarme los audífonos y alzar la mirada encontrándome así con un chico alto y vestido de negro.
-Uhm... sí.-respondí nerviosa. Casi nunca recibía cumplidos de parte de algún chico, por lo que cuando los recibía, me ponía nerviosa.
-¿Eres nueva, verdad? -interrogó al mismo tiempo que se sentaba junto a mí.
-Sí, al parecer tú igual, ¿o me equivoco? -cuestioné mirándolo.
Como había dicho desde un principio, él venía de negro. Era de tez pálida -quizás más que yo-, su cabello era color azabache y sus ojos eran de un color muy oscuro.
-Sí, también soy nuevo. La mujer que me dio a luz me obligó a venir, pero ahora vendré por gusto.-contestó mientras mantenía la mirada fija en la mía.
-¿Por qué por gusto? -pregunté aún más nerviosa. Su mirada era bastante intensa.
-Pues encontré a una chica bastante linda. -replicó mientras me tomaba del mentón.
Cada vez se acercaba más y más a mí, ¿Qué se supone que haría ahora? No puedo salir huyendo. El chico me iba a dar un maldito beso y yo estaba paralizada como piedra.
En ese instante, la alarma de incendios sonó.
-¿Por qué tienen que arruinar momentos tan hermosos? -cuestionó mientras me miraba fijamente, de nuevo.
-Debemos irnos, sino van a castigarnos.-evadí el tema.
Nos levantamos y salimos del colegio, por alguna extraña razón la gente que ya estaba afuera, yacía inconsciente en el suelo.
-Suéltala o no querrás saber lo que pasa si no lo haces. -exigió una voz desde atrás de nosotros, ambos volteamos al mismo tiempo.
Era Edward.
¿Qué rayos estaba pasando? Todos estaban inconscientes, ¿por qué nosotros tres no lo estábamos? Estaba realmente confundida, aunque la expresión del chico que estaba a un lado mío no era la misma que la que tenía.
-¿Estás bromeando? -cuestionó en un tono irónico al mismo tiempo que me tomaba por la muñeca con fuerza. -¿Crees que lo voy a hacer?
-¡Suéltame! -exigí intentando en vano zafarme de su agarre.
-Mira linda, no te voy a soltar. Eres lo que necesitamos, lo que necesito. -exclamó en un tono extraño a la vez que me miraba directamente a los ojos. Noté como sus ojos cambiaban de color y adquirían un brillo extraño.
-¡Suéltame, idiota! -demandé furiosa.
-¡¿Acaso no la has escuchado?! Te dijo que la soltaras.-replicó otra voz.
Luke.
-No la soltaré, es la última pieza de nuestro rompecabezas.-exclamó el chico aun sin soltar su agarre.
-Suéltala o tomarás las consecuencias. -advirtió Edward.
-Mira como tiemblo.-se burló con ironía. -No me dan miedo. -sentenció.
-Te lo advertimos. -replicó Edward.
El chico apretó más mi muñeca.
-¡Suéltame, grandísimo idiota! -grité intentando zafarme nuevamente de su agarre, en cuanto terminé la oración cayó un rayo, tal como sucedió aquel día que discutí con mis amigas.
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The Four Elements © |B#1|
Fantasy« Me llamo Cassandra. Tengo 17 años, en un mes cumpliré los 18. Vivo en París, pero por cuestiones de la escuela me iré a vivir a Londres. Vivo con mi tía, Emily, la razón, mis padres murieron cuando yo era pequeña. Desde que tenia 5 años me ocur...