Capitulo #11

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JILL.


No era una chica estúpida, aunque mi forma de ser dijera lo contrario. Sabía perfectamente lo que las personas pensaban de mi; que era una loca salida de un manicomio, sin embargo no me esforzaba en negar aquellos rumores. Era mejor que pensaran eso, para no levantar sospechas de lo que en realidad era. Era por eso que ya sabía que se tenían entre manos Luke y Cassandra. Aunque ellos no parecían percatarse de que estaba pasando; así que cuando llegamos al auto y Luke me abrió la puerta del copiloto, decidí ayudar. 

Primera fase: que estén juntos.

-Err...quiero ir atrás, he estado mareándome cuando voy en la parte de adelante. -rechacé. 

-¿Estas bien con eso? -preguntó Luke, dándole una mirada a la rubia. 

Cassandra sonrió de lado. -Claro, no hay problema. 

Ahora sí, mi plan estaba en marcha.

Primero: que los dos pasen tiempo a solas.

Segundo: convencer a Luke que ayude a Cassy con sus poderes.

Tercero:  sacarle la sopa a Cassy.

Cuarto: todavía no lo sé.




CASSANDRA. 


Había un silencio muy incómodo en el auto, hasta que un celular comenzó a sonar.

¿Acaso ese era mi teléfono?

-¿De quién es? -cuestionó Jill desde atrás.

-Ese es parecido a mi tono de llamada, pero no tengo mi celular. Creo que lo perdí. -respondí confundida.

-No, yo lo tomé antes de irnos. -informó Luke sacándolo de la guantera entre maniobras. -Se me olvidó dártelo.

Lo tomé con rapidez y respondí la llamada antes de que esta dejara de sonar. 

-¿Cassandra? -interpeló la persona del otro lado de la línea.

-¿Quién habla? -interrogué con seriedad. 

-Soy yo. -alcé una ceja, aun sabiendo que la otra persona no podía verme. -Leonardo.

-¿Cómo conseguiste mi número? -pregunté sorprendida.

-Miram me lo dio. Bueno en realidad se lo pedí.

Sentí una punzada en mi pecho al escuchar su nombre. Ignorando esa sensación, intenté sonar normal. -Vale, ¿qué necesitas?

-Voy a ir a Londres y quería preguntarte si podrías ir a recogerme al aeropuerto cuando esté ahí-explicó.

-¿Y por qué yo?

-Eres mi amiga y ya conoces Londres, ¿por qué no? -argumentó despreocupado.

Lo pensé por un momento, aunque la respuesta salió de mis labios sin siquiera preverlo.

-Vale, te recogeré... ¿mañana?

-Sí, el avión llega mañana por la mañana. -informó. -A las 11.

-Vale, te veré allá.

-Gracias, Cassandra, -agradeció y colgó.

Cuando dejé el celular en mis piernas logré sentir las miradas intensas de las dos personas que estaban conmigo en el auto.

The Four Elements © |B#1|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora