Capitulo 24
Blake
Miré los recortes de periódicos, las fotos, los documentos, todo lo que pude encontrar para saber quién era el asesino. Pero no, no sabía nada. Lo único que tenía eran hipótesis, recortes que decían que mis padres habían construido una gran urbanización y nada más.
Llamaron a la puerta de mi habitación, y recogí como pude los archivos, guardándolos en la carpeta.
—Adelante.
—¿Ya has vuelto? Qué pronto. —Mi madre se ataba aquél batín rosa palo de seda y me miraba con los ojos entrecerrados. —Has venido en coche, ¿no?
—Claro. —Ella asintió sonriendo, entrando en mi habitación.
—Menos mal, no quiero que te pase nada, cielo. Por cierto, jugaste muy bien en el partido de hoy. —Me dio un beso en la frente, acariciándome el pelo. —Y, ¿ves? Te dije que te quedaría mejor el pelo corto. —Sonreí levemente, viéndola caminar de nuevo hasta la puerta. —Anda, ve a dormir.
—Te quiero, mamá. —Mi madre no reaccionó y se quedó con el pomo de la puerta sujeto, sonriendo levemente. —¿Puedes decirle a papá que lo quiero?
—Claro, nosotros a ti también, cariño. Hasta mañana. —Cerró la puerta con lentitud, y desencajé la mandíbula con las lágrimas cayendo de mi rostro.
—Adiós, mamá.
*
Le estaba haciendo daño a todo el mundo, y por mi culpa estaban muriendo todos mis amigos y chicos inocentes que no tenían culpa de nada. Era todo mi culpa, me querían a mí, no querían nada más. Era yo o yo. Era yo por las buenas y de una vez por todas, o era yo matando a más gente hasta conseguirme.
Iban a por Veronica e iban a por mis padres, y no iba a permitir eso. Estaba aterrada de miedo, porque me iba a doler y porque muy probablemente iba a morir allí. Era esa sensación en la que prefieres que te pase a ti antes que ver a tus padres y a la persona a la que quieres muertos.
Me colé en el instituto con la llave del vestuario. Estaba vacío, oscuro, se escuchaban las gotas de las duchas caer al suelo una tras otras, con un espacio de tiempo de unos diez segundos. Encendí la linterna que llevaba y salí de allí, entrando en el pasillo. Era absolutamente aterrador, yo temblaba pero no sabía si era por el miedo a morir o por el miedo a encontrarme con aquella figura fantasmal del pescador.
—Vamos, joder, aparece ya, si me muero que sea por la vía rápida. —Musité con una mueca, dando un golpe fuerte en las taquillas para que se me escuchase.
Pasaron unos minutos, hasta que unos pasos comenzaron a sonar desde la cafetería. No me moví, permanecí estática, apuntando con la linterna hacia las puertas. Por las ventanillas podía verse aquella figura oscura, aquél gorro y al máscara puesta. Entonces, de un golpe se abrieron las puertas que chocaron contra las paredes. El pasillo se inundó de un olor pestilente y nauseabundo a pescado podrido, que me provocó varias arcadas.
—Por fin, Blake Danvers frente a mí. —Saqué la pistola del bolsillo de mi chaqueta y apunté a su figura, soltando una risa.
—¿Por qué yo? —Aquella risa era terrorífica, distorsionada y grave, quizás por algún distorsionador de voz.
—Oh, señorita Danvers. Muchas preguntas, pocas respuestas. ¿Por qué yo? ¿Por qué me matáis? —Volvió otra vez aquella risa, y mientras se acercaba yo daba pasos hacia atrás. Las manos me sudaban, y el corazón golpeaba fuerte contra el pecho. —¿De verdad crees que esa cosa te va a servir de algo?
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BLAKE
RomanceTODAS LAS HISTORIAS ESTÁN SUJETAS A COPYRIGHT Y HABRÁ DENUNCIA SI SE ADAPTA O PLAGIA. Riverwoods no era un pueblo normal, ni siquiera su instituto lo era. No era el quarterback el que se llevaba a las chicas de calle, ni el que provocaba suspiros...