Black Widow『Diabolik Lovers』

Susurro 7

Eitan decidió caminar por los rosedales, estaba atardeciendo, por lo que era un paisaje hermoso que decidió quedarse a observar. Se sentó en una banca y miró el cielo, algunas estrellas se asomaban en el cielo anaranjado.

Pensaba muchas cosas: ¿Quien era esa joven? ¿Qué hacia en la mansión? ¿Por qué nadie parecía notarla? ¿Por qué Reiji ayer le había mentido? Podía jurar que estaba mintiendo. Esas y muchas otras preguntas rondaban en su cabeza sin parar, ¿Y la peor parte? Que no tenía respuesta para ninguna.

No supo cuanto estuvo ahí, así, de esa manera tan tranquila con esas preguntas carcomiendolo; para cuando volvió a entrar en razón logró observar todo el cielo estrellado, viendo perfectamente —al estar en un lugar alejado de la civilización—, la vía láctea.

— Es muy lindo, ¿No? Es lo que más me gusta de estar en un lugar alejado —susurró una voz suave a su costado, se asustó y casi salta de su asiento al ver a la muchacha con su vestido de siempre junto a él. Ella notó su sobresalto—. Oh, lo siento ¿Te asusté?

—N-No es nada —dijo intranquilo removiéndose incómodo en su asiento, ¡Que susto le había dado!

Espera.

¡La mujer misteriosa que desaparecía y lo había ayudado estaba a su lado hablándole! Debía de admitir que era escalofriante... Sabía que había algo raro con ella.

—Gracias por la manzana del otro día —agradeció, antes de perder otra oportunidad.

—No fue nada —le sonrió y volvió su vista al cielo.

¡Mierda! la tenía justo al lado suyo y se había olvidado que podía preguntarle... Pensar que se había armado tantas escenas hipotéticas hablando con ella.

— Te llamas Eitan, ¿No? —comenzó ella, dando a entender que estaba dispuesta a conversar con él.

—Así es, Eitan —afirmó. Creía saber cuál era su nombre, pero prefiero preguntar—. ¿Cuál es tú nombre?

—Soy Yui —respondió simple.

Un silencio de unos minutos se formó entre ellos, el castaño no sabía por dónde empezar.

—¿Quién eres? —preguntó el castaño, pero no se expresó como era debido—. Me refiero a qué eres de los Sakamaki... Pareces tener un lazo con ellos.

—Solo soy una novia más —aseguró.

—No lo pareció cuando te vi con ellos.

Sonrió de forma triste.

—Ellos mismos te lo han dicho, no tuvimos ningun lazo; para ellos no existo —la miró confundido—, y si así quieren que sea, así será.

La observó un momento, analizándola, había algo que captaba.

—Tu mirada dice lo contrario.

Sonrió.

—Porque soy y fui más de lo que quieren admitir.