Yoon Gi seguía maravillado con la belleza extrema de aquel muchacho, no podía apartar la mirada de aquel rostro. El aroma dulzón del joven invadía sus fosas nasales, invitándolo a acercarse cada vez más a él. La duda seguía impresa en su mente, sin embargo sus pies seguían caminando entre aquellos pétalos de flores y aquella inmensa tranquilidad.
Por un instante, se sintió realmente hermoso al ver como su cuerpo estaba cubierto con un hermoso traje de seda color rosa. La camisa blanca se amoldaba perfectamente a su cuerpo, haciéndolo sentir bien consigo mismo. Clavó sus gatunas pupilas contra las negras e impenetrables pupilas del hermosos joven y sonrió al darse cuenta que todo lo que los envolvía era de una forma u otra un lugar donde podía ser él mismo. Donde no se le iba a juzgar por ser quien era.
—Así me gusta—la voz de aquel hermoso joven lo sorprendió—que al fin dejaras de llorar y sonrieras para mi.
—Yo...—Yoon Gi observó el traje verde que cubría aquel cuerpo y sintió sus mejillas arder, le sentaba realmente bien—no sonrío nunca.
—Lo sé—el joven de traje verde, alzó el rostro de Yoon Gi entre sus manos—por eso estás aquí, por eso haré que sonrías para mi.
Tras aquellas palabras, una puerta apareció ante ellos dos y se abrió despacio, llevando de nuevo a la realidad al joven pálido. Yoon Gi la atravesó con pesar, no quería marcharse de allí, no quería volver a la realidad. Observó como el hermoso joven de cabellos rojizos y perfecta sonrisa, desaparecía tras la puerta, y lo extrañó en ese mismo instante ¿que le estaba ocurriendo?
Cuando el sol golpeó su rostro indicándole que un nuevo día había llegado, se maldijo internamente, se vistió con el estúpido uniforme escolar y bajó las escaleras rezando por encontrar el salón vacío y no ver a ninguno de sus progenitores aún algo bebido por la casa.
Entró en la cocina y bebió un gran vaso de agua, acompañado de cualquier comida que estuviera en buen estado dentro de la nevera, al fin y al cabo todas las mañanas era la misma rutina.
Durante el camino a la escuela, sintió que algo en él había cambiado. Aquel joven de cabellos rojizos y deslumbrante sonrisa, le había provocado un placentero sueño aquella noche. Deseaba volver de la escuela y encerrarse en su habitación de nuevo para poder verlo una vez más ¿sería eso posible?
El resto de la mañana, ya no fue igual a ninguna de las anteriores mañanas. Yoon Gi no prestaba atención a las burlas de sus compañeros, ni a los avioncitos de papel, los escupitajos, las patadas por debajo del escritorio, los papeles con notas ofensivas... ahora ya nada de eso importaba.
Cuando al fin sonó el timbre que lo dejaría libre de aquella cárcel para él, salió de allí casi corriendo, sin poder evitar las burlas de los demás, los empujones, los golpes o los gritos. Pero ya nada de eso le importaba, solo quería comprobar si podía ver una vez más al hermoso joven al otro lado de la puerta.
Al llegar a casa, pasó por delante del salón, esta vez solo estaba su padre sentado allí, bebiendo y viendo la TV. Subió las escaleras y se adentró en su habitación, necesitaba cerrar los ojos, necesitaba salir de allí.
Una enorme sonrisa se dibujó en sus labios cuando sintió aquel perfume embriagador llenar sus fosas nasales. Una sonrisa se dibujó en su pálido rostro y sintió como sus manos empezaban a temblarle y sus mejillas a colorearse por qué aquel joven era tan perfecto ante sus ojos?
—¿Como has estado hoy?—le preguntó con la voz algo ronca el pelirrojo—espero que ahora que estas aquí conmigo, estés mucho mejor.
—Estando aquí contigo, estoy perfectamente bien—Yoon Gi sintió como su corazón se aceleraba y las manos comenzaban a sudarle un poco ¿acaso eso era amor?
—Bien—Yoon Gi sintió los largos dedos de él entrelazarse con las hebras negras de su cabello—puedes llamarme Ho Seok si se te hace más cómodo así.
El pálido sonrió satisfecho y asintió, mientras sentía como Ho Seok acariciaba su mejilla dejando una cálida sensación en ella.
—Yo soy—Ho Seok depositó su largo dedo sobre los labios de Yoon Gi y lo estrechó entre sus brazos.
—Sé perfectamente quién eres—susurró suavemente contra su oído haciéndolo estremecer.
La puerta apareció ante ellos dos y cuando el pálido quiso darse cuenta, estaba en su cama, mirando el techo medio desconchado y con humedades. Una hermosa sonrisa se dibujaba en su rostro y su corazón latía frenéticamente dentro de su pecho.
Alguien sabia quien era, al fin le importaba a alguien. Decidió cerrar los ojos de nuevo sin llevarse nada a la boca, se sentía demasiado feliz en aquel instante, dentro de aquellas cuatro paredes, dentro de sus maravillosos recuerdos.
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The Rendezvous "Yoonseok"
Hayran KurguÉl, siente como poco a poco su existencia no tiene importancia para nadie. Tras adentrarse en el mundo de los sueños, Yoon Gi encuentra a Ho Seok, el dulce caballero que lo hará feliz cada vez que se reencuentren. Historia basada en el corto The Ren...