CAPÍTULO 40

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Mi respiración agitada era cada vez fuerte a la vez que mi furia incrementaba, el corazón me latía con fuerza mientras el odio, la traición el dolor eran sentimientos que desgarraban mi alma. Su mirada, era de completa curiosidad y satisfacción, sus ojos ahora verde azul eran igual de penetrantes y seductores recorrieron mi cuerpo una y otra vez como complacido con lo que veía enfrente. Me sonrió no de una manera buena o una seductora que prometía algo excitante, No, era una sonrisa malvada y perversa ladina, haciendo que un escalofrió frio recorriera mi cuerpo. Acercando su mano derecha a la cintura de Zangya la poso suavemente ahí mientras se acercaba a su oído para susurrarle algo que ella sonrió igual de perversa. Regreso su mirada hacia mí, mientras sonreía más perversamente. Rodé los ojos mientras me daba la vuelta para caminar lejos de ahí, si permanecía un segundo más en ese lugar era capaz de quitarme el antifaz y lanzarme a desgreñar a la desgraciada. Mi cabeza daba un sinfín de ideas de lo que la muy zorra pudo haberle inventado para ponerlo en mi contra, volteando todo hasta donde más le convenía, mi sangre hervía con deseos de asesinarla, de asesinarlos a los dos y borrar esas sonrisas malvadas de sus rostros. La música se hiso presente, mientras las luces eran bajadas y las de colores iluminaban la pista de baile, el humo que desprendió una maquina hiso que mi vista se tornara borrosa era muy difícil poder ver con todo esto, tosí un poco mientras que agitaba mi mano para alejar el humo de mi rostro pero era imposible ¿pero quién demonios podía bailar con eso? Me pregunte

—Vamos a bailar— escuche la voz de Milk tras el micrófono la música se escuchó más fuerte mientras que los demás se adentraban a la pista y empezaban a moverse. Busque con mi mirada a Piccoro o Paikuhan pero nada. Donde se habían metido esos endemoniados hombres se supone que no iban a dejarme sola. Bufe mientras recorrí casi medio salón, siendo muy cuidadosa de que mi familia no me viera y aun que lo hiciera dudo que me reconocerían en nueve años las personas cambian mucho más aparte la mayoría iba disfrazados y quería creer que el anti faz ayudaba mucho, y si eso fallaba me había resignado a decir que era un prima perdida de Marron ya había ensayado palabras estúpidas para que me creyeran ya que era más lógico decir que era pariente de Marron a prima perdida de Piccoro. De todos modos confiaba que entre la obscuridad, los cambios de colores y el humo era difícil de que me reconocieran. Aun así me sentí observada todo el tiempo, los ojos de alguien se clavaban fijamente en mi espalda desde hace un rato su mirada me calaba en la nunca y me hacía sentir nerviosa.

El ritmo cambio mientras empezaba una canción más lenta y romántica, las parejas empezaron a formarse y bailando tranquila y suavemente. Aun no podía encontrarlos a ninguno de los dos. Mire al pequeño Gohan desde lejos junto con Dende y decidida iba ir a preguntarle si no lo habían visto pero una mano me jalo fuertemente volteándome, colocándose posesivamente en mi cintura mientras entrelazaba nuestros dedos con la otra sin delicadeza, rozando mejilla con mejilla me susurro

—Baila conmigo mujer —gemí entre sorpresa y horror ante sus seductora voz, no le conteste, no podía hacerlo, mi cuerpo se tensó mientras mi corazón latía fuertemente y las manos me sudaban, aspiro fuertemente mi cuello para empezar a moverse sin esperar mi respuesta, trate de zafarme pero por más fuerza que aplicaba no lograba hacerlo, el lograba sujetarme más fuerte, para que no pudiera alejarme—No querrás hacer un espectáculo ¿o sí? Mejor copera —me amenazo con su voz fría, me mordí la lengua evitando que saliera el tremendo insulto que era dirigido para él, nos movimos lentamente aun sin vernos, mejilla con mejilla vistas diferentes, respiración entrecortadas, podía sentir el latido de su corazón tan fuerte como el mío, su cuerpo nervioso aunque aparentaba estar seguro, su mano ardía en mi piel al igual que su cercanía, esto no estaba bien, tenía que separarme antes de que las cosas se complicaran y el hecho de recordarlo llegar con Zangya hacia que mi furia volviera en todo mi cuerpo, me moví solo un poco para incrustarle mi tacón en su pie izquierdo escuche su quejido de dolor ahogado mientras que me soltaba desprevenido. Aproveche para caminar lejos de ahí, ya era hora de irme, había tenido suficiente, seguí buscando al par de idiotas que me habían acompañado para nada, abrí la puerta del salón alejándome del lugar para tratar de calmarme un poco estaba demasiado alterada

Mi Destino Eras TuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora