CAPÍTULO FINAL....PARTE 2

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Lo mire, mire aquellos ojos color miel que algún día me cautivaron, que una vez me miraron con tanto amor y odio y que ahora me miraron con desconcierto. Su mirada viajo desde mis ojos hacia mi vientre y su rostro cambio, su mirada se volvió confusa y luego molesta y por un momento me sentí extraña como con miedo no sabría describirlo pero lo único de lo que estaba segura era que no quería estar sola con él. Mordí mi labio inferior y jugué con mis dedos nerviosa era una total tontería el cómo me estaba sintiendo, él era Zarbon el hombre que había salvado mi vida mas de una vez, el que se quedó nueve años en una cárcel por mí, el que enfrento a su propia familia y arriesgo todo porque se hiciera justicia no era justo que lo tratara de esta forma tan grosera y malagradecida. Forzando una sonrisa en mis labios le di mi mejor voz.

-Hola Zarbon.- El tono había salido algo tembloroso y roge porque no notara mi incomodidad. –Me alegro que ya estés libre.- Dije, pero creo que no me estaba escuchando su mirada aún seguía concentrada en mi vientre y eso me estaba poniendo demasiado nerviosa.

-Si ya tengo un tiempo.- Hablo por fin levanto su vista y clavándola de nuevo en mis ojos ahora me miraba como en forma de reproche. –En el cual no tuve ninguna señal tuya.

-Oh lo siento tanto es que he estado algo ocupada y…

-Si ya lo note.- Me corto y eso me enojo un poco. –Me entere que te casaste y con Vegeta me imagino que es suyo cierto.

-Si.- Zarbon estaba demasiado extraño y ahora que lo miraba mejor se veía algo acabado, había ganado peso, ese rostro que alguna vez fue hermoso y perfecto parecía haber desaparecido, estaba demasiado diferente a como lo recordaba.

-De todas las personas con las que imagine que pudiste haber acabado.- Exclamo enojado. – Tenia que ser con ese maldito enano.- Me reprocho. –Si hubiera sabido antes que andabas con ese mal nacido juro que.

-Juras que que.- Le exigí saber. –Que hubieras hecho, no es tu elección es la mía y yo lo elegí porque lo amo te guste o no es así.- Fui fría y dura pero había logrado hacerme enojar. Lo mire apretar sus puños con coraje y por un momento ambos nos miramos con desprecio, luego fue él el que reacciono sacudiendo un poco su cabeza, recobro la compostura.

-Tienes razón, perdóname no ha sido mi día.- Su expresión había cambiado su rostro trataba de forzar una alegría que no estaba sintiendo y yo lo notaba, veía su incomodidad y eso me estaba frustrando. Nos miramos sin decir nada por unos segundos que fueron eternos hasta que el miro el reloj en su muñeca. –Me tengo que ir- susurro arrugando la frente. –Te veré luego.-

Lo mire desparecer entre los arbustos del parque, un escalofrió recorrió mi cuerpo y camine hasta sentarme en la banquita del parque. El corazón me latía fuertemente y mi pulso estaba acelerado de repente empecé a sentir un calor terrible. Había algo no sabía muy bien que era pero sentía una sensación extraña, como un presentimiento y no era nada bueno. Cerré los ojos y respire profundo tratando de tranquilizarme esto no le hacía bien al bebe, me quede un buen rato así, relajándome con la frescura y tranquilidad de mi alrededor que por un momento creí que me estaba quedando dormida.

-No planeaba tardarme tanto pero delante de mi había una mujer obsesa con sus tres marranitos pidiendo ordenes como si no hubieran comido en toda su existencia.- Abrí lentamente mis ojos reconociendo esa voz tan ronca y fastidiada de mi maridito. Lo mire como siempre con ese ceño fruncido y cara de molestia extendiéndome el hat dog para que lo tomara, me le quede viendo sin recibirlo. –Bulma.

-Hum.- respondí me había dado tanto sueño que hasta tenia flojera de responder.

-¿No vas a tomarlo?

Mi Destino Eras TuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora