Mierda, mierda, mierda y más mierda. No es que esté describiendo a mi vida ni nada, pero anoche me quedé componiendo hasta las seis de la madruga. En pocas palabras; tengo ojeras y demasiado sueño.
La tarea fue muy sencilla, pero...
Necesito llegar a la escuela, y las ideas para la nueva canción de Hysteria no dejan de bailar en mi mente. Es como un revoltijo de emociones que tengo desde que le recordé.
[...]
Corre, corre, corre, ¡corre! El metro se retrasó un par de minutos, y yo (que ya iba quince minutos tarde) corro como condenada hasta el instituto. Algo que odio de mi anterior vida era ser puntual. ¿Por qué seguir las reglas? Ahora me da igual.
Llevo las partituras a medio terminar en mis manos, o más bien, presionadas en mi pecho. Si las dejaba en mis manos se cortarían, y soy muy floja como para comenzar de nuevo a componer. Cuando se trata de trabajo que ya hice y debo volver a repetir, paso.
-¡A la mierda! -exclamo dando pasos en falso, casi estrellandome con el suelo. Tambaleo y sigo con mi carrera, Miou y Amaya me esperan, los demás supongo que también, pero en menor grado.
Abro los ojos como focos cuando veo la figura de un chico alto y de cabello oscuro interponerse en mi camino. Lleva el mismo uniforme que yo, por lo que no me extraña que vaya por aquí, pero... ¡¿Es una broma?! ¡¿Qué no ve que estoy corriendo como loca y puedo chocar con cualquier cosa?!
-¡Mueve tu estúpido trasero! -grito, el chico se gira y logro ver que tiene lentes antes de chocar con él. Para mi sorpresa, no caigo, pero mis hojas salen volando a causa de la brisa.
Suspiro, al menos ya he llegado a la escuela.
Miro al chico en el suelo con cara de pocos amigos y a regañadientes le ayudo a levantarse, él me dedica una sonrisa que por alguna razón hace mis mejillas arder. Hasta un ciego puede notar que él no es del tipo de persona que sonríe demasiado; no es como Kuro o Amaya.
-¿Estas son tuyas? -dice el chico antes de coger una de las hojas del suelo, cuando veo que la está leyendo me doy cuenta de lo que ha pasado.
Me doy un zape mental y corro para buscar las hojas en el suelo, que para mi suerte (o posible desgracia) no están tan lejos de mi lugar. Suspiro al tenerlas todas juntas, y me siento completamente aliviada al recordar que todas las hojas llevan un número que les identifica para no perder el orden de la melodía.
-¿Me harías el favor de entregarme eso, niño bonito? -pregunto con el ceño fruncido, aunque menos que su ceño fruncido.
-Esto -hace una pequeña pausa para mirarme con detenimiento, como si estuviera estudiandome-... ¿Lo escribiste tu?
-No, pero necesito que me la des -miento intentando alcanzar la hoja en su mano, pero él la aleja de golpe. Hago una mueca e intento alcanzarla nuevamente, pero esta vez se encarga de ponerla en lo más alto para impedir mi agarre. Bufo, es porque está de puntitas, lo sé.
-¡Eh! ¡Qué son mis hojas! -chillo, él suspira y me entrega la hoja sin quitarme la mirada de encima.
Suspiro, ya me he saltado la primera clase. Genial Lea, simplemente genial.
-Y -murmuro revisando que las partituras estén en orden-... ¿Cómo te llamas, niño bonito?
-¿Me has llamado "niño bonito"? -pregunta el peli negro sorprendido, yo asiento. ¿Acaso es tonto?
-¿Eres sordo o qué? Te he preguntado que cómo te llamas y tú me respondes con otra pregunta...
-Sakaki Momo -responde neutro, yo asiento y por fin suelto un suspiro de alivio.
-Yo soy Lea -digo extendiendole la mano en forma de saludo, él corresponde un tanto extrañado, pero no dice nada.
-Un gusto, Lea.
-Desearía poder decir lo mismo -digo suspirando. Mi móvil vibra y yo lo cojo para ver que tengo una llamada entrante de Satanás, digo, Shiro.
-¿Hola? -dice desde la otra línea cuando ya he accedido a escuchar su estúpida y cautivante voz.
-Te comunicaste con Le-
-A mi no me vienes con juegos -bufa Shiro, yo río por lo bajo y asento, aún sabiendo que no me vería.
-¿Qué pasa? ¿Se te ha perdido el tridente o algo?
-¿La canción cómo va? -pregunta él ignorando mis preguntas, bufo y muerdo mi labio inferior.
-Bien, creo.
-¿Crees? -pregunta sorprendido, yo pongo los ojos en blanco.
-Sí, creo -respondo-. Ahora mismo tengo un lío enorme en la cabeza, y no sé cómo salir de el. Es como si... ¿Cómo explicarlo? Todos esos sentimientos buenos y malos se pusieran de acuerdo para atormentarme ahora.
-Hmmm... Lea, ¿crees que podrías llegar sola al restaurante de la otra noche?
-Depende, ¿estarás tú? -gruño. Una pequeña risa por parte de Sakaki me hace mirarle y por incercia sonreír. Niego con la cabeza, como si con sólo hacer eso el lío en mi cabeza volviera a su lugar.
-Lea... ¿Podrías olvidar por una vez lo que pasó esa noche? No fue nada importante.
Aunque no lo parezca tengo un corazón, ¿sabes, Shiro?
-Seguro -respondo seca luego de unos segundos en silencio.
-Perfecto. Viste formal, te veo a las nueve -antes de que diga nada él corta la llamada.
-Te odio, te odio, te odio, ¡te odio!
En estos momentos necesito más que nunca un muro para golpear, sí, a esos extremos puedo llegar cuando estoy enfadada.
Suspiro y entro al instituto sintiendo la mirada de todos sobre mí. A algunos los ignoro, a otros les enseño mi dedo corazón y otros les sonrío sádica.
Shiro sabe cómo tocar mi corazón, y lamento haber sido yo quien le dio esa llave sin decir nada.
¿Dónde estás cuando tu Afrodita te necesita?
-.-.-.
Faltas D:
Repito, puse mal los números y por eso resubí -o como se escriba- los capítulos xd
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L.E.A 《Fukumenkei Noise》
FanfictionPapá: hombre adicto al rock con un sueño llamado "L.E.A". Mamá: cristiana devota, ciega y tonta. Escuela: malas calificaciones. Amigos: ¿qué es eso? ¿Se come? Música: escape. New Idol: niños con pánico escénico jugando a ser guays. New Flower: a mi...