Capítulo XXVIII》"A tomar por culo los nervios"

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—Te ves hermosa —dice Miou, yo observo mi vestido rojo no muy convencida y suspiro.

—No lo sé Miou...

—Te digo que te ves hermosa —gruñe, yo asiento y me lanzo de cara sobre la cama.

Ha llegado el famoso sábado, y faltan unas cuántas horas para la "cita". Resulta que al Come Hamburguesas Ajenas Chantajista se le ocurrió que primero fuéramos al lugar donde nos conocimos, como motivo principal y cito "si ese día no te hubiera gravado, hoy estaría comiendo patatas en el sofá de casa discutiendo con papá". Bueno, el parque Ichigo no queda tan lejos de ese lugar y vamos a comer algo ahí antes de partir. Al muy idiota se le ocurrió que fuéramos en la tarde, para llegar de noche al parque. ¿Eso qué significa? Nervios, putos nervios. ¡Me da miedo la oscuridad, ¿y qué?! El único problema es que él no lo sabe, y no fui capaz de decirle cuando lo propuso.

—Amaya ha estado preguntado por ti, no le gusta mucho la idea de que le ignores cuando estamos en el mismo salón.

Oh Amaya, le había olvidado...

—¿Qué pasó para que estés así? Ella y tu son muy unidas y...

—Todo lo que comienza tiene que terminar, ¿no? —murmuro sin saber exactamente por qué lo dije.

—¿Habéis dejado de ser amigas? —asiento— ¿Acaso ahora sois novias?

—¿Estás de joda? —bufo sentándome, Miou me mira con una sonrisa.

—Esa chica está colada por ti, sólo que aún no lo sabes.

—Ya, te creo.

[...]

Llevo esperando en la cafetería tres minutos, y aunque sean pocos y posiblemente yo hubiera llegado más tarde, no puedo evitar sentirme nerviosa. ¡Vamos! Es mi primera cita, y la de Shiro no cuenta porque dijo que era de trabajo, y yo le creí. ¿Cómo es que llegué a esta situación?

Oh claro, las pizzas.

Las pizzas lo valen todo.

—¿Acaso esa es la chica gruñona que a mí personalmente me trae loco?

—No sigas que te quedas sin descendencia —murmuro nerviosa, Kazuya sonríe y eso me pone las cosas aún más complicadas.

El qué dirán de la gente nunca me ha preocupado, de lo contrario no haría lo que hago, pero ahora es diferente. Me gustaría gritarles a todos que es una forma de pagar las pizzas, pero eso sonaría realmente mal, y no me gustaría que me sacaran de este lugar, no ahora.

Nos sentamos en una mesa cerca de la ventana, o eso intento hacer, porque los nervios me juegan una mala pasada y caigo al suelo. En vez de reír como pensé, Kazuya corre y me ayuda a ponerme de pie.

—¿Estás bien? —pregunta nervioso, yo asiento lentamente. ¡Ni siquiera puedo hablar, joder!

—Iré a pedir tus hamburguesas y sodas, ¿vale? —Kazuya asiente y yo me acerco a uno de los locales de comida chatarra.

No hay tanta gente como parece, pero me siento cruelmente observada y juzgada por primera vez en mi vida.

—No es como si tuviera un moco colgando, ¿o sí? —murmuro, escucho una pequeña risita y levanto la mirada. Es el cajero, qué guay.

—No, te ves perfecta, no te preocupes —sonrío nerviosa—. ¿Qué vas a pedir?

—Dos hamburguesas y sodas —suelto seria, él vuelve a reír y su cabello oscuro da pequeños saltitos.

—¿Algo más?

—¿Qué debería pedir para una cita? —murmuro por lo bajo, el chico abre los ojos sorprendido.

—¿Estás en una cita y él te ha mandado a ordenar? —pregunta, yo asiento.

—Bueno, no es una cita de esas citas —susurro—. Es mas bien una cita como pago, le debía algunas cosas y el muy idiota no encontró otra forma de pago —digo mordiendo mi labio inferior, el chico  me sonríe con ternura y escribe algo en el ordenador frente a él.

—Te diré algo, en las citas las chicas quieren quedar bien comiendo ensaladas o bebiendo café —hago una mueca de disgusto—, pero como tú no pareces de esas chicas te he ordenado algo dulce y un zumo de naranja.

Sonrío y doy pequeños saltitos de la emoción, yo jamás hubiera podido elegir algo así de fácil.

—Te juro que te abrazaria si no estuvieras de ese lado —digo, él ríe por lo bajo y asiente.

—Bien, dime tu nombre para el pedido.

—Lea —respondo.

—Lindo nombre —murmura guiñandome un ojo, yo desvío la mirada algo incómoda y me quedo cerca del lugar para luego retirar el pedido.

[...]

—Y entonces ¡boom! Caí en la mierda y las chicas se rieron de mi desgracia —río y Kazuya sólo sonríe—. Te ves hermosa riendo.

Y eso fue suficiente para convertirme en cereza.

A tomar por culo los nervios, Lea.

—Sí, y tu debiste verte muy sexy en el estiércol —comento riendo, él hace una mueca y por primera vez se digna a ver la comida que hay en la mesa, porque sí, hemos estado hablando todo este tiempo desde que volví con la comida.

—¿Y ese zumo y queque? —pregunta con en ceño fruncido, yo tuerso la boca y cojo mi bandeja dejando a un lado la suya.

—Esto es mío niño bonito.

—Alto —dice él serio—. Se suponía que tu pagarías la comida y yo invitaría la cita en el parque, ¿no?

—Pues ya te pagué la comida. No seas egoísta, yo también quería comer algo —bufo, él niega.

—¿Tu eres tonta o te haces? No voy a comer dos hambuergesas y beber dos sodas, una de cada una es tuya, genio.

—Ah, pues gracias por decirlo en un principio —gruño.

—Lo que sea —bufa desviando la mirada—. Lea, te dije que no le sonrieras a nadie, ¿no? —asiento— ¿Te dije por qué? —pregunta ruborizado, yo pongo los ojos en blanco y asiento— No quiero que nadie te vea como yo lo hago.

—Pues... ¿Cómo decirlo? Yo no quiero que nadie me vea de forma especial.

—Eres una matapasiones.

—Y tu un idiota que olvida decirme que una hamburguesa y una soda son para mí, ¿no?

—Vete al demonio.

—Que yo sepa estoy con uno.

-.-.-

Faltas D:


L.E.A 《Fukumenkei Noise》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora