Capítulo I: INCIDENTE EN LA UISCE

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Hay una dama que está segura, de que todo lo que brilla es oro y ella compra una escalera al cielo

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Hay una dama que está segura, de que todo lo que brilla es oro y ella compra una escalera al cielo. Y cuando llegue allí, ella sabe, que si todas las tiendas están cerradas, con una palabra puede conseguir lo que vino a buscar.

Y ella compra una escalera al cielo.

Hay un letrero en la pared, pero quiere estar segura, porque ya se sabe que a veces, las palabras tienen un doble significado.

En un árbol junto al arroyo, hay un pájaro cantor que dice: a veces nuestros pensamientos son dudosos. (Y creo que no puedes verlo).

Y eso me hace pensar.

Escalera al Cielo

Led Zeppelin



La Tierra, a pesar de que era un planeta grande, quedó reducida a sectores habitables muy pequeños. Y no era lo único, así como su población original había descendido, sus tierras habían minorado, su independencia, sus costumbres, sus tecnologías y un sinfín de cosas se vieron mermadas.

La Tierra de entonces en nada se parecía a la que alguna vez fue y aunque eso era algo de lo que Glen Stevarius no tenía plena conciencia, no le impedía repudiar a todos. Lo cierto era que si Glen supiera todas las cosas que a lo largo del tiempo fueron perdiendo, de seguro estaría más enojada de lo que estaba.

Para Glen solo existía un presente y era suficiente para estar inconforme. Pero Glen sabía algunas cosas. Ella sabía que de los cinco planetas poblados existentes, solo dos eran, no solo marginados, sino poco tomados en cuenta. Del quinto planeta en realidad no sabía mayor cosa. Sabía que al igual que la gente Tierra, los de ese lugar no podían controlar elementos o hacer maniobras extrañas con la mente y sabía también que ellos, al igual que la Tierra, carecían de altas tecnologías, servicios médicos de primera o comodidades indescriptibles.

Hizo una mueca mientras apreciaba a un grupo de niños. Estaban con una de las pocas maestras que tenía la ciudad. Una mujer de cabello canoso llamada Monna. Todos los de Talamh, la ciudad en que vivía, pasaron por las clases iniciales de la señorita Monna, Glen recordaba muy bien esas clases.

Les hablaba sobre La Hermandad, el sistema encargado de mantener en orden a los cuatro planetas que la conformaban. Les hablaba sobre cultura e historia, costumbres y otras cosas. Para cuando ella vio sus clases con la señorita Monna, todos esos datos parecían increíbles. O al menos así fue durante algún tiempo. Hasta que vivió de frente la humillación.

Glen estaba sobre un árbol. Talamh, a diferencia de las otras pocas ciudades con que contaba la Tierra y a diferencia, seguro, de las ciudades de los demás planetas, era un lugar muy rustico. Eran pocas calles las asfaltadas y eran pocos coches los que las recorrían. Se podía llegar a casi cualquier lugar a pie y tenían todo lo necesario allí para vivir.

Voluntad de Tierra [Razas #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora