Capítulo 7

5.6K 505 111
                                    


×    ×    ×

La cobriza agachó la cabeza y seguí su mirada, encontrando en el suelo una carpeta del instituto, supongo que habría traído los documentos que la señora Smith me había pedido que rellenara.

Usualmente, cuando no acudía a clase era Harper quien se encargaba de traer estas cosas.

No voy a mentir, desde ayer sabía que Rick comenzaría a tratar de acercarme a ella, aún cuando sabe que no debo.

Estaba seguro de que esto había sido cosa suya.

—Tu hermano dejó de encargo en el instituto que yo trajera esto—Informó, obviamente había acertado en mi pensamiento.

Estaba apunto de agacharme a recoger la carpeta cuando ella alzó el brazo y detuvo mi acción, acto seguido fue ella quien se acuclilló para tomar la carpeta y después dejarla en mis manos.

La miré sorprendido, pensaba que me odiaba y que me temía.

Aunque todavía lo creo, pues aún no ha sido capaz de hacer contacto con mis ojos y solo mira sus manos nerviosas.

—No creo que debas agacharse cuando estás así... —Señaló los vendajes en mi estómago.

Casi me había olvidado de ellos, apenas dolían aquellos estúpidos golpes, con suerte ya estaría completamente curado.

—No es nada. Tuve un accidente anoche —Ella asintió sin muchas ganas.

Alce la mirada para ver como la lluvia había comenzado a caer suavemente.

Coloqué una mano sobre su hombro y me hice a un lado.

—Pasa, la lluvia ha empezado y no creo que sea adecuado andar bajo ella. Te llevaré a casa — Pero ella negó, soltando mi mano de su hombro.

—¡No! —Retrocedió rápidamente —Eh, puedo volver sola. No me molesta la lluvia, no tienes porque hacerlo

Por primera vez me miró a los ojos.

Sí me tenía miedo.

—Recuerdo que no debes forzar tu tobillo aún —Recordé su pie herido, ella lo miró nerviosa.

—No hay mucho camino. Solo debo llegar al bus, no está tan lejos. Bueno, debo irme —Respondió veloz y acto seguido se giró para bajar las escaleras.

Mordí mi labio inferior y bajé tras ella, supongo que por instinto propio giró y me encaró.

—No voy a discutirlo —Dije tajante —No quiero tener en la consciencia tu resfriado, entra y te llevaré —Parece que ante un tono duro se dejó doblegar aunque note como apretaba sus puños, era obvio que no quería mi compañía.

Y así es como debía de ser pero...

—¿Por qué? Primero me miras como si me odiaras, luego me amenazas y ahora te preocupas de que no coja un resfriado. ¿Acaso tienes algún trastorno bipolar? —Gruñó molesta.

—Entra —Ordené demandante.

Ella, con los ojos aún fijos en los míos negó, y siguió bajando las escaleras.

Bufé con fastidio.

Elisabeth —Se escapó de los labios.

Al instante me maldije a mi mismo por haber dejado eso salir de mi.



.         .         .

Gire rápidamente cuando ese nombre salió de sus labios, era su voz.

Llamas #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora