Volvamos al comienzo.
Cuando no morían las pláticas, cuando había amor.
Y todas las noches me hago la misma pregunta:
¿Qué nos pasó?
No lo entiendo.
Eras como como eterno amor, pero es obvio que lo eterno no dura para siempre.
Tú solías estar aquí cada noche, pero duele saber que todo lo estás dejando ir.
Que te has cansado.
¿Ya no me amas?
Porque yo podría amarte por siempre y para siempre, aunque ya no vengas por aquí, te amaría igual que al comienzo.
Pero tengo miedo de la ausencia que dejas.
Tengo miedo a esta ausencia que dejas.