—¿Qué tal si desisto y regreso?
—Dime que no lo harás, ¿de que nos serviría tenerte aquí?
Comencé a sollozar.
—No puedo Rachel...
—Lia está mal y lo sabes, no puedes hacernos esto. Ella te necesita, no puedes ser egoísta de nuevo.
Un año después.
—¡Ey, despierta! ¡Se te va a hacer tarde! —gritó la pelirroja mientras me golpeaba la cabeza con una almohada.
—Recuérdame por qué tengo que trabajar —respondí, aún medio dormida.
—Porque en esta sociedad capitalista necesitamos dinero para sobrevivir —replicó, con un tono de exasperación.
Me desperté de golpe, como un resorte. Tomé mis gafas y enfoqué el reloj de la mesita: eran las 7:30 de la mañana. Tenía que llegar a la primera reunión temprano.
—¿¡Por qué no me despertaste, Hanna!? —grité, sacudiendo las sábanas que me atrapaban.
—No sabía que era tu despertador personal —dijo, con desgano—. Además, ¡pasé más de media hora tratando de levantarte! Se supone que hoy es el día más importante de tu vida, no el mío. —Miraba sus uñas como si fueran más interesantes que yo.
—¡Dejen de hablar! —interrumpió Jackie desde la litera de arriba, lanzando una almohada directamente a mi cara antes de volver a dormir.
—Creo que necesitas apurarte y cepillarte el nido de pájaros —susurró Hanna, con una sonrisa traviesa.
Ambas corrimos al baño, despertando a los demás médicos que aún estaban en el mundo de los sueños. Hanna, experta en peinados y moda, era la indicada para el rescate.
—Cámbiate mientras preparo mi mezcla especial para el cabello —dijo, sacando una colección de botellas de colores que haría sonrojar a cualquier arcoíris.
—¿Crees que mi cabello tenga solución? —pregunté, dudando.
—Claro que no, pero no te preocupes, también traje una afeitadora. ¡Te haré un corte estilo Aang! —rió, mientras yo la miraba con horror.
Salí del vestidor con mi camisa blanca y pantalón de vestir mientras Hanna se desvivía entre sus potingues.
—Quédate quieta mientras aplico esto. Tienes que enjuagarlo ¡ya! ¿De acuerdo?
Cinco minutos después, mi cabello estaba cubierto con una mezcla viscosa de color verde mientras me ponía los zapatos.
—¡No puedo creerlo! —bufó Hanna en el lavabo.
—¿Qué pasa? —pregunté alarmada, mirando la hora en su teléfono.
—No hay agua.
—¡Jodete! —la empujé a un lado y traté de abrir la llave como si tuviera poderes mágicos—. ¿Por qué me pasa esto justo ahora?
—Mierda, era una broma lo de la afeitada, pero ahora creo que es una opción viable —murmuró.
—¡Espera! ¡Aún hay una escapatoria! —dije mirando el inodoro con esperanza.
Salí del baño con el cabello a lo nuevo y esperé a que Hanna terminara de guardar su caos.
—¿Cómo lograste enjuagar tu cabello sin agua? —preguntaron unas compañeras con espuma en la cabeza.
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My Medical Romance (MR#1)
RomansaDaena Song es una joven doctora que ve su vida cambiar tras la pérdida de su prometido en un accidente. Determinada a encontrar a los responsables y cumplir los sueños de su amado, Daena se une al hospital responsable del incidente: "W", un lugar ma...