Señorita, él me gusta ~ YOONMIN🐝

Capítulo IV

-¡Señorita, señorita! -un pequeño niño corría por los pasillos del orfanato, mientras sonreía alegremente, se sentí la emoción que transmitían sus gritos y la gran energía que recorría en cada paso. Jimin se detuvo frente habitación donde descansaba la agradable señora, y abrió la puerta podiendo visualizarla.

-Vaya Jiminnie, ¿De dónde sacas tanta energía? -la voz de la mujer de avanzada edad inundaba de alegría al menor. Esta se acomodó en la camilla y el castaño sonrió ampliamente al ver que estaba despierta y se sentó a su lado.

-¡Señorita! Jimin consiguió un nuevo amigo. -dijo dando saltitos de felicidad.

-¿Enserio? ¡Eso es genial pequeño! -exclamó la mujer alzando una mano para desordenar un poco el cabello castaño del tierno niño. -¿Cómo se llama tu amigo?

-Yoongi, es Yoongi Hyung -las mejillas de Jimin se tornaron de un tierno rosa, realmente se emocionó cuando el pálido niño aceptó jugar con él, pasaron todo el atardecer divirtiéndose en el amplio jardín del orfanato. Al momento en que Jimin dijo el nombre de su nuevo amigo, la mujer de avanzada edad se detuvo a pensar detenidamente quién era esa personas, hasta que tronó sus dedos en señal de que había reconocido al infante.

-¿El hijo mayor de los Min? -preguntó la dama un poco extrañada.

-Así es ¿Lo conoce señorita? -preguntó con una visible chispa en sus ojos, esperanzado de que la mujer lo conociera.

-En realidad no mucho, pero parece un buen chico. -dijo mientras le regalaba una tierna sonrisa al menor.

-Lo es, señorita. Hyung es un buen chico -el menor metió su manita por el cuello de su camisa, para sacar de allí un hermoso dijes que colgaba de la cadena que se encontraba en su delgado cuello -Mire señorita, me ha regalado esto, era de él y me la regaló.-los ojitos del menor brillaban totalmente mientras se hacían una fina línea, ese cuadro era digno de una hermosa obra de arte. La mujer observó detenidamente la cadena, parecía costosa, totalmente acorde a la personalidad de los Min.

-Wow, es hermosa, ¿Agradeciste cómo se debe? -dijo la mujer mientras apuntaba con su dedo al menor, haciendo que este asintiera consecutivamente

-Así es señorita, Jimin también es un buen niño -habló orgullosamente el castaño.

-Ese es mi pequeño. -ambos sonreían cual momento de madre e hijo, cosa que el castaño atesoraba todos esos momentos. Tras unos segundos, la señorita tuvo un ligero ataque de tos, permitiendo que su rostro de torne totalmente rojo.

-¡S-señorita! -Jimin empezó a dar palmaditas en la espalda de la desgastada mujer, eso sirvió mucho, ya que minutos despues su tos fué calmada.

-Gracias cariño -dijo con una voz un poco ronca por el esfuerzo de toser, mientras carraspeaba un par de veces -estoy bien -el castaño se tranquilizó un poco, al ver que la dama se ponía estable.

-Señorita... -el infante se sentía triste, en verdad tenía un fuerte apego con la mujer, siempre que la veía algo en su corazón se removía como un puro sentimiento al ver a una afectuosa madre o abuela - ¿Cuándo se recupera? -preguntó con una débil lágrima en sus ojos, haciendo un gran esfuerzo para que no salga, ya que Jimin se prometió ser un niño fuerte desde que TaeTae empezó a molestarlo- Me gustaría que señorita juegue con hyung y con Jimin. -el menor hizo un puchero, haciendo que la mujer sonría ámpliamente.

-Pronto Jiminnie, algún día jugaré con ustedes.

-P-pero...-el menor sentía mucho temor de que amada señorita nunca mejore su salud.

-No seas impaciente cariño, todo a su tiempo. -alzó una de sus delicadas manos y pellizcó una de sus regordetas mejillas, haciendo que este sonriera.

-Entiendo. -el menor colocó una manita encima de la que se encontraba en su rostro.

-Y, dime pequeño...-sonrió pícaramente antes de preguntar- ¿Te gusta alguien? -los ojos del menor se abrieron como platos ante tal pregunta, permitiendo un gran sonrojo en sus mejillas.

-¿Q-qué? claro que no. -apartó la adulta mano de su rostro, viendo a una mujer riendo entretenidamente ante la reacción del castaño.

-Ohh, ¿enserio? ¿Nadie ocupa un espacio en el corazoncito de Jiminnie? -presionó ligeramente el lado derecho del menor, mientras seguía riendo.

-N-no, solo señorita puede estar en mi corazón. -dijo mientras hacía un notorio puchero.

-¿Solo yo? ¿Y Yoongi? -notó que el menor estaba perdiendo lentamente la paciencia, ya que en sí, Jimin era un niño que podía llegar a tener un carácter medianamente fuerte en ciertas ocasiones, pero eso no le importó ya que no predijo un gran sonrojo del menor.

-¿Hyung? C-claro que no. -colocó una mano en su propio pecho, sintiendo cómo este retumbaba ligeramente gracias a unos fuertes latidos. Eso no fue algo desapercibido por la mayor, ya que esta apoyó su codo en la pierna, sosteniendo su rostro en su mano, mientras le esbozaba una gran sonrisa.

-Es un lástima pequeño, pero no importa, siempre ten calma y no seas apresurado cuando del amor se hable, elige a la persona correcta que quieres que esté en tu vida para siempre. -esas palabras se impregnaron en una parte de la memoria del castaño, haciendo énfasis en cada término de esta.

-S-si señorita. -bajó lentamente la manita que estaba posada en pecho.

-Entonces, promete que cuando Jiminnie se enamore me vas a contar todo. -las palabras de esta sonaban totalmente melancólicas, como si una parte del menor fuera guardada en un baúl sin saber de ella.

-¡Jimin nunca se enamorará!. -Exclamó creando nuevamente un gran pucherito.

-Cariño algún día sentirás algo tan fuerte que tu corazón se descontrolará con solo ver a ese alguien, créeme, las personas nunca eligen cuando enamorarse, simplemente sucede. -otra vez la imagen se un ser azabache se repetía en la cabezita exaltada del menor ¿Porqué se sentía tan confundido? ¿Será tan malo tocar este tipo de temas con su amada señotira? No... nada en ella es malo, todo en su interior es puro - incluso te olvidarás de mí. -fue cuando brillantes lágrimas rodaron por una seca mejilla, creando una explosión de sentimiento en el castaño.

-¡Claro que no! ¡Eso nunca pasará! -lágrimas también se pronunciaban en el menor - Señorita es... mi mamá.

-Y tú eres mi bebé, pequeño. -finalizó la mujer en un fuerte abrazo.