El día era más movido que el anterior en la institución. ¿Qué sucedía en aquel lugar que todos se veían tan impacientes por terminar con excelentes resultados?
El personal de limpieza se encontraba arreglando el lugar dejándolo aún más impecable que el día anterior, los jardineros se aseguraban de que los pastos se encontraran en un perfecto estado, digno de una buena caminata, el padre de la iglesia se encargaba de revisar unos papeles y las hermanitas, con gran esfuerzo, vestían correctamente a los pequeños que residían en el lugar.
En una gran habitación, se encontraba la Hermana Choi, una de las mojas que se encargaba del cuidado de los niños, vestía al castaño, quien estaba muy molesto por la falta de información que se le había dado anteriormente, lo único que había sucedido, era una joven monjita trayendo a rastras al menor quien se aferraba a sus piezas de plástico, mientras jugaba a un lado de la cama de su señorita.
-Hermana Choi -dijo el menor haciendo un gran puchero -¡Quiero seguir jugando con mi carrito! -la joven mujer ignoró el hecho de que el menor estaba siendo un poco berrinchero y continuó peinando su cabello, fijandolo a un lado mientras que aplicaba productos capilares que permitían que su cabello no se desordenara en un largo tiempo.
-Jimin-ah, quédate quieto -dijo un poco impaciente debido a que el menor había comenzado a patalear.
-¡No! Estaba cuidando a Señorita -frunció el ceño alegando el descontento de la situación.
-Jimin, señorita estaba durmiendo. -dijo mientras que levantaba los brazos del menor para colocar un suéter color azul, siendo cuidadosa de no arruinar su esfuerzo que realizó minutos antes en el cabello. -¿Acaso quieres molestarla? -silencio se pronunció en el menor.
-N-no, esa no era mi intención. -dejó de hacer aquellos molestos sonidos provenientes de sus pies contra el suelo.
-Eso es Jimin-ah, si te quedas quieto y te dejas arreglar como se debe, la señorita se va a sentir muy orgullosa de ti. -Colocó una sonrisa victoriosa en su rostro al ver cómo el menor cedía. Después de agregar un poco de colonia, el más bajo se levantó de la silla en la que estuvo más de una hora. -Vaya Jiminnie, te ves muy apuesto. -piropeó, para despues apretar una mejilla del castaño, haciendo que este sonría abiertamente. -Puedes marcharte, todos estarán en unos minutos afuera en la parte delantera a la iglesia.
-Está bien, pero... ¿Por qué esto es tan importante? -preguntó con una notoria confusión.
-¡¿Eh?! ¡¿No lo sabes?! -exclamó asombrada -lo que sucede, es que viene uno de los mejor comerciantes de Seúl, incluyendo que es donante monetario de este orfanato y además, planéa adoptar a un niño el cual lleve en alto su apellido.
"Llevar en alto su apellidos"
Esas palabras retumbaron la pequeña cabeza, permitiendo que ligeros remolinos de nervios se propaguen en un interior, nervios de felicidad, nervios de impaciencia, nervios de competencia... En realidad quería ser adoptado, se sentía apto para poder enorgullecer a alguien, ya que su amada señoría siempre le decía cuán feliz se sentía con los logros del menor.
Caminó donde un grupo de infantes se encontraba formados en una fila, mientras que las hermanas del orfanato terminaban de hablar entre sí.
Después de unos minutos, un lujoso auto se estacionó cerca del grupo en que el menor se encontraba.
Notó el conocido carro ¿No es en el que su amigo llegaba al orfanato? Tal vez no.
Pudo divisar a una amargada mujer en el asiento trasero, la cual llevaba una vestimenta que señalaba la alta posición económica, después divisó a un señor quien portaba un costoso traje. Bajaron del auto, y caminaron en dirección al grupo de infantes quien los veía con anhelantes ojos. Todos hicieron una reverencia a los recién llegados.
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Señorita, él me gusta ~ YOONMIN🐝
Fanfiction"Donde Jimin vive en un orfanato y la única persona que lo ha podido amar es su "señorita", una monja del orfanato, la cual lo cuida como si fuera su hijo, y una promesa marca la historia del menor de redondas mejillas." ✿+18 Lemon. ❀Boy×Boy ✿Las de...