05. Entre metáforas y secuestros se le llena el buche a la gallina.

2.8K 418 307
                                    


Justo frente a sus ojos, mirándolo con cierta timidez, incluso afecto... Este Midoriya... Midoriya ¿qué más era? Lo había leído en uno de los recibos del mostrador mientras Midoriya estaba ocupado limpiando lo que sea que estuviese limpiando... Izu... Deku. ¡Midoriya Deku eso era!

Katsuki no esperaba encontrarlo en el tren. Podría esperarse incluso a Yagi Toshinori sentado en el puesto del Capitán solo para amargarle el viaje y evitar que se descarriara de su trabajo. Pero no a Midoriya, mirándolo a los ojos y la "o" que formaban sus labios parece que él tampoco lo esperaba.

—Quitate del camino, Deku. —Mascullo.

Izuku se apartó un poco sin poder salir por completo del pequeño baño, cuando estaba a punto de poner el pie afuera fue tironeado dentro del baño otra vez. El tren se sacudió con furia.

La cara de Midoriya quedo pegada a la puerta cerrada.

El tren se había detenido.

Entonces noto que el cuerpo de Katsuki estaba pegado al suyo. Muy, muy cerca.

—Espera, K-Katsuki-san, —La mente de Izuku gritaba, si su cerebro fuera una ratica girando en una rueda esta estaría ya desbocada— ¿Q-que estás haciendo...?

—¡Maldita sea! —Protesto suavecito, demasiado, demasiado cerca de su oreja— ¡Alejate!

—¡N-no puedo! —respondió Midoriya—No hay más espacio... D-Deja de presionarte contra mí.

—Oh Diablos. —Bakugou ya estaba perdiendo la paciencia—Solo callate, no hagas ruido... O te disparo.

Izuku pudo sentir algo frio en el centro de la espalda, eso era, sin duda alguna un arma. ¿Porque alguien llevaría un arma encima? ¿Es más porque un detective amenazaría a un civil con un arma oficial?

El cuerpo de Deku conectaba en todos los lugares adecuados, incluso con la tenue luz del baño podía ver que sus orejas estaban rojas hasta la punta, si Katsuki fuera más joven y descarriado no le hubiese importado molestarlo un poco.

Izuku se quedó de piedra. Sin embargo el sonido del tren girando nuevamente lo regreso a sus sentidos.

Afuera escucho un tropel de personas pasar. Escucho un "amarren a los rehenes" y un "llévenlos al penúltimo vagón". Midoriya Izuku era uno de los hombres más desafortunados del planeta y quizás, solo quizás, debió haber pagado el Shinkansen.

El peso del arma desapareció, pero unas manos intrusas empezaron a recorrerlo.

—¡¿D-dónde diablos estas tocando?!— gimoteó Midoriya, primero lo amenaza y ahora lo acosan sexualmente, el realmente no sabía cómo figurarse a este tipejo, y en este momento menos sabia porque había querido verlo tanto.

—No voy a robar tu virtud... —Murmuro con sorna. Las manos de Katsuki eran grandes y cálidas, estaban sobre el hueso de la cadera y una parte de ellas estaba en contacto directo con su piel. Katsuki se detuvo—. Espera, ¿todavía tienes virtud?

La cara de Midoriya estaba más roja aun de ser posible podía sentir incluso el cuello calentándosele. Especialmente cuando escucho como Bakugou se reía detrás presionando la frente contra la curva de su cuello.

Izuku no sabía si eso era malo, o si era peor.

—Necesito una moneda. —Suspiro Katsuki entre risitas. Metiendo las manos en sus bolsillos. Eran tan profundos que casi le llegaban a la entrepierna. Toda la situación fue un martirio. Un delicioso martirio pero una tortura a fin de cuentas.

RanhanshaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora