17. ¡Un horrible y detestable príncipe azul!

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Viernes 6:37 p.m (?)

Son dos personas.

Extravagantes ambas, aferradas al otro lado de la valla, no hay luz, pero tampoco está completamente oscuro... Hay luces titilantes, demasiado brillantes, demasiado fosforescentes, hasta el punto que podría decir que está completamente oscuro. Sin embargo a Jin no le gusta cuando está demasiado oscuro, al otro Jin que no es del todo Jin tampoco le gusta.

—¿Oh, Jefe?

Una pausa.

—No puede ser... —respira profundamente mientras que el otro lado del teléfono el du na explicación que lo hace sentirse intranquilo, a él también lo hace sentirse intranquilo, pero su forma de demostrarlo consiste en cortar algunas cosas y quemar otras a Jin no le gusta realmente—. ¿No va a ser solo el cargamento verdad? ¿Tienen evidencias?

—¡Ese bastardo, si tan solo no hubiera intentado apretar más de lo debido...! —gruñe al teléfono, descontrolado si no fuera por ese maldito, el sería capaz de seguir siendo el mismo... —. ¿Siguen en el bar?

Escucho atentamente un asentimiento en el otro lado y un par de risas, esperaba que Spinner no se enojara por estar demasiado en el teléfono, bueno no Spinner no era quien le preocupa había resultado un tipo muy agradable, con los dos... o tres... pero por el momento solo eran dos de ellos.

—No creo que sea necesario...

Un estruendo desde el otro lado... Destrozalos, hey, hey, no me ignores hijo de puta... ¡Callate Jin!

—Sí, jefe. —dijo—. Lo siento...

—Quiero que busques a alguien.... —las palabras se hicieron cada vez más difusas, pero pudo captar lo que deseaba, a su lado un tipo aún más peligroso solo se sacudió contra la pared.

—El tren... —se encontró preguntando— ¿Alguien del tren?

Él no había estado en el tren, pero... Shigaraki Tomura si había estado, al principio no fue porque creyó que iba a ser complicado también porque habían terminado por contratar a un montón de mercenarios y aunque sea en parte uno de ellos los detesta.

—Bien, rubio, ojos rojos... —Masculla al teléfono, entonces por un momento duda—. Pero Jefe, ¿¡Cuántas personas se ven así en esta ciudad!?

Aleja el auricular del oído, a veces el debería controlar su voz.

—No hare más preguntas... —se dice a si mismo, y le dice Tomura exactamente lo mismo, rompele las piernas en lo que regresemos, aprieta los dientes con fuerza—. No, espere. ¡Solo una!

Hay un silencio agradable en la línea..

—¿Esta Toga-chan por ahí...? —Empieza— ¿Dígale que si quiere...?

Entonces Shigaraki Tomura le cuelga. Y el en el fondo de su mente se detiene. Justo en el momento en que el hombre que antes contra la pared en una postura relajada saca el encendedor se su bolsillo y salta la valla.

—¡Espera, Dabi-san...!

Viernes 7:00 p.m

Tras una fila infernal, Izuku como a cualquier otro ser humano le molesta hacer fila. Pero como es un poco más agradable y quizás más decente no va a protestar, incluso cuando desea hacerlo y no ahora que la vista es arrebatadora.

Como medusas bajo el agua, en la bruma de la noche son las farolas de la calle que alumbran. Es en una de las esquinas a las afueras del parque, en el que la rueda de la fortuna está finalmente encendida y lista para girar, con sus dientes limando la arena del destino.

RanhanshaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora