Los parpados de Izuku se sienten como papel de cera, finos, y traslucidos en medio del bombardeo lumínico.
Está en una de las sillas del parque... Al girar la cabeza, se siente incapaz de levantarse... Observa cuidadosamente la figura humana que está en algún lugar disímil entre su derecha, (¿o es esa su izquierda?), a Izuku no le importa porque ahí está...
Esta Bakugou Katsuki, observando al cielo como si esperara algo.
Midoriya abre la boca, pero no escapa ningún sonido, solo es el aire... Aire acaramelado, frio y sereno del parque... Esto, piensa Izuku, es en definitiva extraño. La idea gira por sus dedos aun así, no es capaz de aferrarse a ella y descubrir que está sucediendo.
En ese momento Bakugou quien está de espaldas a él, gira a verlo.
—¿Kacchan...? —logra articular, su lengua esta seca como si se tratara de papel de lija, y sus rodillas al intentar levantarse son lo más parecido al vidrio. Bakugou se acerca, no lo suficiente como para tocarlo, pero si para distinguir cada una de sus facciones.
—¿Qué quieres, Deku? —susurra, cálido y cortante.
Izuku mira a los lados, ahora que su visión no está difusa, la Rueda de la fortuna gira, la Montaña Rusa da un pase a toda velocidad con los gritos de sus múltiples pasajeros, y por encima de todas las cosas Bakugou Katsuki está al frente suyo.
—¿Por qué estás aquí? —y esa es la frase más larga que siente que va a poder decir con la ira que empieza a quemar a fuego lento por su pecho, y se alza hasta su boca.
—Te desmayaste... —regaña Bakugou.
—¡No me desmaye, me noqueaste! —Interrumpe Izuku, le tiemblan las manos y su corazón late hasta el punto en el que desea escapar de su pecho, puede sentir la sangre correr y apretujarse en sus sienes—, entonces te fuiste corriendo y dijiste que esperara...
Sin embargo Izuku no es capaz de repetir las mismas palabras que Kacchan dijo...
Porque eso sería admitir la derrota.
—Pero regrese. —refunfuña Katsuki, acercándose otro par de pasos.
Izuku se sienta en la silla del parque. Sus ojos e acostumbran a la luz y al Katsuki que no está al alcanze de la mano, pero es en apariencia un objeto solido frente a sus ojos, levanta la mano para borrar lagrimas que no sabe si estna adentro o afuera.
Entonces, el metal frio se presiona contra su ojo, y sin mirar guarda la mano asustada.
—¿Dónde están Iida y Uraraka...? —Pregunta, mirando al hombre rubio, quien tiene las manos en los bolsillos. El que ahora mira cuidadosamente cada una de las luces que centelleaban en los alumbrados del parque—, ¿Todoroki-kun...?
Carmesí brillante, reflejado en las farolas se centró en él nuevamente.
—¡Pero si vinimos solo tú y yo al parque! —Masculla, sin embargo esos ojos no dejaron por un solo instante el rostro de Deku—, ¡Hablando de otros bastardos, como si solo yo no bastara, que desagradable eres Deku!
El rostro de Izuku se desdibuja en consternación.
—Esto se siente como un jodido sueño. —murmura Katsuki, y su aliento forma una nube de humo tenue que desaparece en el fulgor de la lámpara.
Entonces Izuku lo ve avanzando hacia los puestos de algodón de azúcar, en una línea que marcaba la pauta divisoria entre el área lúgubre en la que se encontraba y las estrellas chispeantes de las farolas.
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Ranhansha
Fiksi PenggemarIzuku Midoriya, es comprometido en un matrimonio arreglado. Ahora resulta que se casara en poco menos de tres meses con un hombre al que jamas a conocido. ¿Que hacer cuando comienza a enamorarse de un detective malhumorado? KatsuDeku y algo de Todo...