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Su casa desde afuera se veía de lo más común pero por dentro era hermosa y acogedora. Me la mostró toda y me dijo que yo podría dormir en su habitación y él dormiría en el living. De toda la casa lo que más me llamó la atención fue que a los costados del televisor tenía dos cuadros. Uno mostraba una foto de él con toda su familia en una especie de “cena familiar” de hace unos años y en la otra una de Kyuhyun con un traje impecable de la marina el cual le quedaba muy bien.
-Estuve unos años en la marina –Me dijo viendo que yo me concentraba en ella. “Como si no lo supiera” pensé.
-¿Y qué pasó? ¿Por qué te saliste?
-Sólo llegué a este lugar y me gustó demasiado. –Me sonrió alegre como recordando aquellos primeros años acá.  -¡Ven te quiero mostrar algo!
Lo seguí y me llevó hasta la puerta trasera de la casa, me volvió a sonreír y la abrió. Fue entonces que no pude ocultar mi sorpresa. Era la playa y más allá el océano.
-¡No lo puedo creer Kyuhyun! Vives prácticamente en la playa
-Lo sé, todas las noches paso horas sólo mirando el agua – Dijo luego de reír.
Y esa noche cenamos ahí afuera y luego fuimos a la playa. Yo me veía patética vestida de enfermera pero él se veía mucho más hermosos a la luz de la luna y con su expresión tranquila.
No sé exactamente cómo explicar esos dos días con Kyuhyun, eran como de ensueño. La última noche preparamos la cena juntos y reímos tantos que desee tanto quedarme con él para siempre. Pero tanta felicidad seguramente no es posible.
Al día siguiente él mismo me llevó al banco, luego de su trabajo, para recoger el dinero y los papeles.
Nos entregaron un sobre marrón de esos tan prolijos pero adentro sólo estaba el dinero y un sobre. Tuve la esperanza de que en dentro del sobre estuvieran los documentos pero sólo había una carta. ¡Una carta! ¡Estúpida Yoona!
En esa carta decían puras bobadas pero en resumen que no había podido conseguir los papeles y no sabría exactamente cuando los tendría pero en cuanto lo tuviera me lo mandaría.
-No te preocupes, no deben de tardar mucho más. Los pasaportes siempre tardan mucho. –Trató de consolarme Kyuhyun al ver mi frustración.
-Lo sé –Suspiré profundo –Tendré que ir a un hotel.
Kyuhyun me miró muy preocupado.
-________, con este dinero no te alcanzará pagar un hotel ni una  semana.
-¿¡Qué!? –Me escandalicé.
-Sí, es muy poco –Volvió a decir mientras lo contaba.
-¡Esa tonta de mi prima! ¡Cómo se le ocurre…!
-_______, tranquila. Te puedes seguir quedándote en mi casa, no pensarás que te dejaré en la calle.
-Oh Kyuhyun….yo no quiero ser una molestia para ti.
-¡No lo eres! –Rió – Eres muy buena compañía, siempre tan divertida.
A pesar de la rabia me sonrojé y luego asentí.
Después de almorzar Kyuhyun tuvo la magnífica idea de ir a comprar ropa para mí, con el poco de dinero que Yoona me había mandado. No podía seguir vistiéndome como enfermera. Como ese era su día libre en el trabajo y cómo yo aún no conocía el lugar, Kyuhyun me acompañó. No sólo compramos ropa, sino también zapatillas, unas sandalias bajas, un perfume y hasta un poco de maquillaje.
Y en un abrir y cerrar de ojos los días siguieron pasando y pasaron semanas sin ninguna noticia de Yoona. Mientras tanto me seguía enamorando más y más de Kyuhyun. Él llevaba una vida ideal, perfecta. Él es un chico ideal, perfecto.
Me contaba anécdotas de cuando estaba en la marina, veíamos películas y caminábamos por la playa.
Admito que me llevaba todos los caprichos, al principio me sentía extraña y él también por la misma situación, pero no tardo en que todo eso desapareciera.
Me encantaba la comida típica de Hawai y siempre que no tenía que trabajar me llevaba a restaurantes y comía todo lo que quería, otras veces salíamos con sus amigos, entre ellos Sara, y cuando era así por lo general íbamos a un bar del cual el dueño (Marcos) era muy amigo de Kyuhyun. Pero otras veces (mis favoritas) cenábamos en casa.
Pero yo también ayudaba, cuando Kyuhyun estaba trabajando yo limpiaba toda la casa, lavaba la ropa y cocinaba aunque no siempre las cosas salían bien. A veces se rompía un plato o algún portarretrato o la comida se quemaba pero Kyuhyun la comía sin protestar  y nunca le molestaba. Una vez casi incendio la cocina, otra vez casi inundo la casa y otra vez perdí unos papeles de su trabajo.
Una noche me preguntó porque había ido a Hawai, y obvio que  no tuve el valor de decirle la verdad y le dije que me habían despedido de mi trabajo (que era verdad y justificaba mi crisis económica) y había decidido que era el momento ideal para unas vacaciones, sólo que después me enferme, me robaron y las cosas se complicaron.
Todos los días (o al menos la gran mayoría) me levanta temprano, preparaba el desayuno y lo tomaba junto a Kyuhyun. Luego salía a despedirlo y era mi parte preferida del día, porque Kyuhyun siempre se quedaba viéndome con tanta ternura, no se comparaba a cómo me veía hace diez años atrás, pero era algo. Y ese algo era suficiente para mí.

Mi Chico PerfectoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora