Sigue la vida

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La vida de Roland se desmoronaba, pero debía seguir adelante por el bien del reino y de sus hijos.

Habían pasado 3 meses desde la muerte de la reina de Encantia, la noticia recorrió cada uno de los reinos, siendo discutido solamente entre la nobleza, Roland había pedido la mayor discreción posible.

Una mañana al despertar, Miranda sintió un malestar extraño. Tras pasar la mayor parte del día incomoda. Decidió hablar con Joseph de la situación.
En compañía de su esposo se dirigieron a la casa del médico para momentos después ser sorprendidos con una hermosa noticia.

~¡Estoy embarazada!, ¡No puedo creer que tendré un bebé!, Sonreía la joven acariciando su estómago.

Tanto para ella como para su esposo era un gran felicidad tener a un bebé en camino.

~No quiero que te esfuerces Miranda, tú y nuestro bebé deben estar bien. Yo me haré cargo de los quehaceres domésticos, tú solo debes descansar.

Miranda sonrió sobando su pequeño vientre. Aquel bebé sería la persona mas importante en su vida.

Los meses pasaron rápidamente, el pequeño bebé no daba grandes molestias. La joven cantaba cada mañana, relataba historias, le contaba sobre lo que había hecho en el día, de esa manera sentía que el bebé estaba más en contacto con su mundo.

~¿Cómo te encuentras mi amor?

~Estoy perfectamente Joseph, el bebé crece cada día más, tengo tanta curiosidad por saber que será... Por estrecharlo en mis brazos, por sentir su piel y oler su aroma.

~Tambien yo Miranda, estoy ansioso... pero te digo algo... Espero que sea una niña y añoró por que se parezca a ti.

~Seguramente será como tú, las niñas se parecen a su papá.

~Si lo pienso mucho será igual a ti, así que no me quites la esperanza. Sonrió Joseph depositando un beso en la frente de Miranda para después dar un beso a su estómago.

~Dentro de poco estará con nosotros nuestro fruto del amor. Habló Miranda observando su vientre abultado.

En el castillo de Encantia los gemelos crecían con gran rapidez estando cerca de cumplir el año.

~Bien príncipe James siga gateando. Gritaba Balleywick.

Por otra parte la princesa Amber tiraba de sus ropas para recibir más atenciones. La pequeña rubia ya había conseguido ponerse en pie, era notablemente más rápida que su hermano.

~Princesa Amber, ¿Me permite cargarla? Habló Balleywick para después tomar a la niña en sus brazos.

El rey Roland solo los observaba desde su ventana, aún era muy joven, solo contaba con 21 años y ya tenía dos hijos y un reino que regir. ¿Cómo podría seguir adelante sin Lorelei a su lado?

Le costaba trabajo acercarse a sus hijos porque le recordaban a su difunta esposa y eso provocó que los descuidara durante sus primeros meses de vida.

Esa mañana Roland corrió al jardín para cargar a la pequeña Amber, enseguida la rubia se aferro fuertemente a él. La niña era la más unida al rey y él la adora como a ninguna otra. Por otra parte su orgullo, el futuro rey de Encantia se encontraba jugando con tierra. Roland solo lanzó una risa traviesa notando que había perdido muchos meses de la vida de sus hijos y que realmente era la mejor sensación tenerlos entre sus brazos y disfrutar cada segundo a su lado, definitivamente ellos lo ayudarían a salir adelante.

Un mes después Miranda despertó con un dolor inusual, ¡El bebé estaba apunto de nacer!. La joven caminó como pudo hasta la sala donde se encontraba Joseph desayunando.

~Buenos días Miranda, estaba a punto de llevarte el desayuno, alzó la voz notando los pasos torpes de su esposa.

~Es hora.... Susurró casi sin fuerzas.

~¿Hora de qué? Espera... ¿No me digas que llegó el momento?, El joven corrió por toda la casa para después ir en busca del doctor.

Un parto natural y sin nada de riesgos dió paso a la llegada de una hermosa niña de cabellos castaños ondulados.

Miranda tomó a su pequeña en brazos y comenzó a acariciar sus mejillas, que eran regordetas y rosadas. ¡Su niña era perfecta!

Joseph entró corriendo a la habitación tomando inmediatamente a la bebé.

~¡Es igual a ti Miranda!, Te lo dije si lo pensaba lo suficiente sería como tú.

La pequeña bebé comenzó a llorar haciendo que Joseph le diera un beso para después ponerla en los brazos de su madre.

~¿Y cómo se va a llamar? Preguntó Miranda observando a la niña.

~Que piensas de ¿Sofía?. Tiene un hermoso significado “Sabiduria" además esa ternura e inocencia queda perfectamente con ella.

~¡Es un lindo nombre! Gritó la joven abrazando a su esposo. Esperemos que Sofía haga honor a su nombre y sea una persona de bien, sabía y bondadosa.

Al anochecer la pequeña no podía conciliar el sueño. Fue entonces cuando Miranda la cargó en sus brazos para después cantarle una canción de cuna.

Hermosa flor.... Pureza sin par... Tus sueños yo he de velar... Brisa de abril, ven a descansar en mis brazos duermes ya.... Te protegeré con mi amor.... Duerme pequeña que un día creceras.. Tus pequeñas palmas lindas flores son y tus mejillas rosadas, la primavera me hacen sentir.... Tu rostro es una hermosa flor llena de calor de Abril... Te protegeré con mi amor...... Duerme pequeña que brillará para ti...... Ya la luz.

Apenas terminó la canción, la pequeña cayó dormida en los brazos de Miranda, ser madre era la sensación más hermosa del mundo. En especial porque su esposo se encontraba igual de orgulloso de su pequeña hija.

~Sofia será la niña perfecta, estoy seguro... No puedo esperar a que crezca, verla jugar, verla reír, incluso me imagino cuando sea mayor y se enamore por primera vez. Quien sabe...seguro será un buen chico.

~Joseph te estás adelantando, apenas tiene pocas horas de vida. El amor vendrá después, pero a pesar de eso siempre tendrás un lugar importante en su corazón. “Serás su primer amor". Sonrió Miranda acariciando el rostro de su esposo.

¡Amber!, ¡James! Vuelvan aquí.

Yo soy tu, tú eres yo estamos juntos hasta el final... No importa donde estés yo siempre allí estaré... Cantaban los gemelos mientras recorrían todo el palacio con risas y travesuras.

~Rey Roland, no puedo pararlos son un torbellino. Exclamó Balleywick recibiendo una sonrisa cómplice del rey.

~¡Buu! gritó para después recibir un apretado abrazo de los niños. Aunque no podía estar todo el tiempo con ellos, siempre procuraba darles tiempo de calidad.

La historia no contada de Roland y MirandaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora