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Narra Jin:

-Doctor, necesito saber como está NamJoon. El paciente que debió haber entrado conmigo... Yo lo salvé del coche- grité sin contenerme y limpiando las lágrimas a pesar de que estas volvían.

-Señor... Cuando se está en un estado tan postraumático y a punto de morir es normal imaginar cosas... Imaginar situaciones que usted realmente quería que pasase, quizás usted no llegó a tiempo...- siguió diciéndome el doctor y yo solo seguí gritando y llorando. Porque como buen estudiante que era, sabía que el doctor tenía razón.

NamJoon...

NamJoon maldito estúpido, no puedes hacerme esto... ¡Te pedí que me llevases conmigo! ¡Te di otra oportunidad!

-Señor, debería mantener la cordura por su salud mental y la de su hijo. Fue mucha suerte que consiguiese salir adelante de esta ese pequeño feto- explicó ese idiota de doctor y eso quitó la poca paciencia que me quedaba.

-¿Suerte dices? ¿Suerte? -desgarré mi voz con ganas de pegar a alguien- Dime ya donde cojones está Kim NamJoon...-caí de rodillas al suelo al decir su nombre y tapé mi rostro con mis manos.

-¿Cómo? ¿Usted habla del señor Kim? - comenzó a decir el doctor y tuve un mínimo brillo de esperanza- El señor Kim no puede recibir visitas, siguen con pruebas y operaciones. Al parecer inhaló mucho humo en su accidente y además, por lo que he sido informado pro mis compañeros, tiene rotos varios huesos más que usted- señaló mi brazo, con la escayola que llevaba y tuve ganas de morirme. NamJoon tenía heridas demasiado grandes, como para considerarse simplemente heridas.

Solté lágrimas silenciosas y noté como el doctor apoyaba su mano en mi hombro para darme apoyo. Obviamente, no hizo efecto.

Hay en pequeños momentos de tu vida, donde todo puede cambiar de forma muy rápida. Y yo, al aceptar una última oportunidad de NamJoon no esperé nada de esto. Acaricié leve mi barriga, la última vez que estuve en el hospital era por una buena causa, mi hijo. Me dieron la noticia de que tendría un hijo con el amor de mi vida.

Porque NamJoonie, detrás de su máscara oscura, esa que dice que es un hombre sin sentimientos, se encuentra una persona fuerte que ha pasado por muchas cosas pero algo frágil. Fuerte, pero frágil. Mi diamante más preciado.

No sé cómo, ni cuándo pasó, pero recién acabo de despertar de nuevo en la habitación y tengo a una Ji Yool algo preocupada.

Al ver a Ji Yool me acordé.

-Ji Yool- mis ojos se llenaron de lágrimas y quise desaparecer- Young Mi, donde esta mi Young Mi...- mi vista se entorpeció ligeramente y escuchaba las palabras de Ji Yool distorsionadas.

-...Jin escúchame..- me zarandeó suave mi brazo sano- Young Mi está bien, ella como iba detrás no sufrió tanto el impacto y el fuego menos aun. Está en unas habitaciones más al costado pero he pedido que por favor la muevan de habitación a esta- me ttranquilicé, quitando tensión de mis hombros. Pero mi mirada se endureció.

- ¿Dónde está NamJoon?- pregunté agarrando aire a cada palabra sintiendo miles de agujas en mi corazón.

Ji Yool cambió su mirada tierna a una incómoda.

-Los doctores, después de la que montaste me dijeron que no te dijese nada. Que huirías de la habitación a la suya- mordió su labio y bajó su mirada sin poder retener más las lágrimas y comenzó a sollozar.

Acaricié su largo pelo para tranquilizarla. Ella lo conocía de siempre, y se sabía hasta su última peca. Ella también estaba sintiendo como su corazón dolía cada segundo que pasaba y no tenía noticias de NamJoon.

-Ji Yool...- susurré cuando ésta se tranquilizó un poco- sabes que iré habitación por habitación hasta dar con la suya si no me dices...

Ella me interrumpió.

-Estoy consiguiendo que os metan a los cuatro aquí- acaricié mi barriga mordiendo ahora yo mi labio para contener las lágrimas- Por fin sois una familia- dijo emocionada.

-Y tú también formas parte de ella- le dije con una sonrisa triste.

Casi yo mismo escuchó el baile que pegó su corazón al escuxhar mis palabras.

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Temblé al ver la cabeza de NamJoon con una venda alrededor de su frente y cráneo. Bajé mi mirada hasta sus ojos ccerrados sin ninguna tensión. Luego sus labios, estaban entreabiertos mientras una lenta respiración era aspirada por su nariz y expulsada por su boca.

Su cuello tenía varios hematomas, como su mejilla derecha. Vestía la misma bata azul feo del hospital. Sus dos brazos teníam una escayola cogida por un metal que estaba encima de la cama. Cuando la bata acababa, estaban sus piernas, su pierna derecha estaba elevada por una tela, mientras una escayola le llegaba hasta la rodilla.

Jadeé al verlo. Ji Yool aprtró sus ojos y comenzó a mover sus piernas de manera nerviosa.

-No puede ser... - sin haberlo notado, decenas de lágrimas se esparcían por mi rostro, rápidas y dolorosas.

-Papi... ¿Papá?- escuché la voz adormilada de Young Mi, ella estaba muy extrañada. Era la primera vez que lo veía así.

-Young Mi, tus dos papás están bien- dijo Ji Yool y agradecí su fuerza psíquica para llevar la situación. Comenzó a contarle cosas para distraerla y yo me levanté y me senté en una silla de su costado.

-NamJoon- acaricié su pelo sedoso- deberías cortar tu pelo- sonreí con una mirada triste- Pero antes deberías despertar, Young Soo tiene muchas ganas de escuchar tu voz- acaricié su pelo- Oh si, nuestro bebé se llamará Young Soo.

Seguí hablando con él durante todos los días.

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-Papá, médico... Ver a papi - sentí unas manos tocar mi cara y desperté del sofá.

Hoy hacían cuatro meses del accidente, y NamJoon no había despertado aún.

Me dieron el alta hace tres meses junto con Young Mi, los antojos llegaron y las ganas de vomitar también.

Hace varios días, comenzó a crecerme, mínimamente la barriga.

Todos los días la misma rutina, levantarse, ir al coche, en el hostital estar desde que abre hasta que nos echan, comer en el hospital por si hay nuevas noticias e irnos cuando Young Mi no puede más por el cansancio.

-Mi brazo...- escuché un gemido de dolor a mi lado y abrí mis ojos completamente. Los labios de NamJoon acababan de hablar.


Mamá- NamJinWhere stories live. Discover now