1.Sal de mi cabeza

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Inuyasha

Miro las gotas de agua caer por el cristal de mi ventana. Hace un año que está en prisión, hace un año que destrozo mi corazón y mis ganas de amar. Aún recuerdo lo deslumbrado que quedé al verla llegar con aquel hermoso vestido rojo que se ajustaba perfectamente a ese increíble cuerpo de diosa que tiene. Sus ojos idiotizaron mi cuerpo y su sonrisa me llevó a otro mundo.

Tocar su cuerpo era la gloria en este mundo, pero todo para ella fue solo una venganza que debía completar. Una maldita venganza es todo lo que fui para ella. Una lágrima traidora se asoma por mis ojos y la quito de inmediato.

Yo le regale todo el amor que jamás en mi vida había brindado y ella solo se encargó de hacerlo su juego. Mientras yo pasaba horas pensando en ella, ella solo buscaba la manera de desaparecerme del mapa.

En la luna de miel, ¡Dios!, quiero creer que todas las veces que mi nombre salía de sus labios mientras tomaba su cuerpo fueron reales. Mientras le daba la otra mitad para formar una sola pieza... Quiero creer que fue real, esa mujer se selló en mi cuerpo. Quiero arrancarme la piel, quiero borrar cada sonrisa, beso, caricia, olvidar cada vez que se estremecía, cada suspiro y gemido, pero todo está grabado en mi cabeza como una película. Repitiéndose una y otra vez. Torturando mis pensamientos.

Aunque ahora entiendo muchas reacciones en las que parecía odiarme. Fui tan estúpido por alguien como Kagome, quiero insultarla, maldecirla miles de veces, pero hacer eso es como apuñalar mi corazón.

Tomo asiento mirando el hermoso paisaje que me brinda la lluvia, es como si estuviera sintiendo cada dolor y se desahoga en agua. Los papeles de divorcio todavía ella no los ha firmado, quiero que lo haga y ya no estar atado a ella, aunque una pequeña parte de mí se lo agradece.

Kagome, su nombre se repite en mi cabeza. Kagome, sinónimo de destrucción. Esa mujer es un huracán que destroza todo a su paso sin detenerse a mirar las consecuencias que conllevan.

Los primeros días fueron los más difíciles para mí, no comía, no salía de una cama... No vivía. Decirle esas palabras destrozaron más mi corazón, pero de alguna manera tenía que decirle lo que pensaba de ella. Esa mujer solo manipuló mis sentidos convirtiéndolos en nada, o si, en una marioneta que hoy está roto sin querer reparación.

—Inuyasha—la voz de Kikyo hace eco en la habitación.

—¿Necesitas algo?—pregunto igual de frío. Desde ese día Inuyasha el tonto cambió, ahora es como ser una versión de Kagome al principio, fría y maquinaría.

—Te necesito a ti—sus pasos suenan cerca pero no miro hacia atrás, mantengo mi vista hacia la ventana—puedo hacerte olvidar—murmura repartiendo besos en mi cuello—puedo borrarla—su mano viaja hacia mi pecho y detengo su brazo.

—¿Qué necesitas?—pregunto nuevamente.

—Te necesito haciéndome el amor—murmura y me hace mirarla, sus mejillas sonrojadas. Kikyo tiene cierto parecido a Kagome. Maldición Kagome.

Tomo a Kikyo sentándola en mi regazo y besando sus labios con pasión.

No, no son dulces como los de Kagome

Me separo bruscamente y la miro, ella tiene una mirada desconcertada en la cara. Me levanto y rompo su vestido como un animal salvaje. Su cuerpo no es el de una diosa como Kagome.

Sal de mi cabeza Higurashi

Beso su cuello importándome una mierda dejarle marcas, la beso tratando de borrar de mi piel y pensamientos a Kagome. La lanzo a la cama y ella tiene una sonrisa morbosa.

—Kagome—la nombrada me mira mientras se quita el vestido.

—Es nuestra luna de miel, disfrutemos al máximo Inuyasha—deja caer el vestido y mis ojos vuelan a su cuerpo semi desnudo, ella tiene una sonrisa perversa en ese rostro angelical que me tienta.

Camino despacio hasta llegar a ella y toco su espalda causando que se estremezca.

—Me tientas—murmuro con mi cabeza en su cuello aspirando su dulce aroma.

—Déjate caer en la tentación Inuyasha—beso sus labios y ella me regala esa sonrisa morbosa que tanto me encanta.

Me quito el traje y me lanzo a ella solo con el bóxer puesto. La tomo del cabello y no me interesa si le duele o no. Beso su cuello y bajo por el valle de sus senos.

—Oh Inuyasha—no sé porque, pero sus gemidos no causan que me excite como cuando Kagome solía soltarlos.

Quito el sujetador y sus grandes senos quedan a mi merced. Busco con desesperación el lunar que Kagome tenía en uno de ellos, pero no está. Me pongo un preservativo y entro en ella de un solo movimiento.

—Ah—quiero decirle que deje de gritar como si la estuviera torturado porque sus gemidos son horribles.

—Inuyasha—miro sentado en la chimenea como ella camina envuelta en una sábana hasta mí.

—¿Sucede algo?—pregunto acariciando su rostro.

—Te amo—murmura y sus mejillas adquieren un sonrojo increíble.

—Yo también te amo Kag—beso el puente de su nariz y la abrazo—no sabes lo feliz que soy gracias a ti—ella se ríe y esconde su rostro en mi cuello.

—Eres un hombre increíble—murmura.

Salgo y entro como un animal del cuerpo de Kikyo, ella solo grita en satisfacción, quiero borrarla de mi mente, de mi piel y de mi corazón.

—En ese caso iré a tomar un baño—camina hasta el baño y yo solo miro el lugar por el cual se marchó. Camino y entro en este despacio hasta que la oigo soltar un leve gemido.

—No me digas que te masturbas mientras te bañas—mi voz la hace saltar en su lugar y abre la puerta corrediza Encontrándome mirándola con el cuerpo reposando en el marco de la puerta.

—No seas idiota. No tengo necesidad de masturbarme, tengo tantos hombres a mi merced que estarían encantados de hacerme el trabajo—me río negando con la cabeza.

—No era yo el que soltó ese gemido—bufa molesta.

—No molestes y mejor ordena algo de comer. Tengo hambre—asiento sin embargo no muevo un solo músculo con la intención de irme—¿disfrutando de la vista?—pregunta seductora.

—Está... Interesante—murmuro.

—No es de socios el ver al otro bañarse—me guiña un ojo y caigo en cuenta de lo que dijo. Sonríe cuando ve mis mejillas tornarse de un color rojizo. Me alejo despacio y la dejo terminar su ducha sin más complicaciones.

—Más Inuyasha, ¡ah!—La piel de Kikyo se torna rojiza y yo la embisto con más fuerza logrando que se corra.

—Te amo Inuyasha—sonrío emocionado.

—Yo también Kagome—murmuró besando sus suaves labios.

—Kagome—me corro con la respiración agitada. Caigo sobre el cuerpo de Kikyo quien está en silencio.

—¿Piensas en ella mientras me haces el amor?—pregunta enojada levantándose de la cama y tomando su ropa.

—Kikyo...

Ella me mira enojada mientras se cambia con la ropa que hice trizas momentos atrás.

—¡No lo puedo creer!—chilla nuevamente—esa mujer te destrozó y aun así mientras me haces el amor piensas en ella. Eso es lo más denigrante que me puede pasar como mujer—y se marcha dando un portazo.

—Sal de mi maldita cabeza—susurro a la nada.

¡Por finnnnn!
Abran paso para esta nueva historia.

¿Cómo quedó esta entrada?,
Oh Deux estoy nerviosa y quiero saber que piensan.

Dejen sus comentarios.

¡Sayonara!

Por tu perdón InuyashaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora