4. Mi familia

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Kagome

—Firme esto—me dice uno de los policías, lo firmo y las puertas s—No lo puedo creer—cubro con mis manos mis labios mientras que mis lágrimas recorren todo mi rostro.

—Serás libre Kagome—me dice Miroku y yo quiero saltar a sus brazos y abrazarlo con fuerza.

—¿Cómo es posible?—pregunto pensando que esto solo es obra de mi mente o un mal sueño.

—Tu buen comportamiento y algunos contactos. Ayame me ayudó bastante también—una gran y enorme sonrisa se apodera de mi rostro, me hace tan feliz que por fin saldré de este infierno.

—Gracias Miroku—agradezco de corazón, él me da una enorme sonrisa y yo solo sigo sintiendo la felicidad tocar mi puerta desde hace tres años.

Me llevan a mi celda para ser acompañada con una tipeja que me cae muy mal, ella mató a sus hijos, no puedo creer que una madre tenga el valor de hacer tal atrocidad.

—Hola muñequita—y rematando todo es lesbiana y al parecer le intereso. Aunque la mayoría de las mujeres aquí lo son.

—Hola—me siento en mi cama y ella no tarda en acercase a mí.

—Me encantas muñequita—toca mi muslo y la aparto mirándola a los ojos.

—Tu a mí no, no me van las mujeres así que aléjate—ella me sonríe coqueta haciendo caso omiso a mis palabras.

—Solo déjate llevar muñequita—murmura cerca de mis labios y me alejo de ella.

—Dije que no me gustas así que largo—se levanta enojada y me mira.

—Cuídate, cuidado si mueres de repente muñequita—esta tipa me está amenazando, solo suspiro agradeciendo que pronto me largaré de este lugar.

***

Siento que algo toca mi entrepierna, busca debajo de mi braga y me levanto asustada encontrándome con la mirada lujuriosa de mi compañera loca. La aparto de inmediato, pero ella vuelve y se acerca.

—Aléjate de mí maldita desquiciada—le digo enojada.

—Vamos a divertirnos muñequita—lo que me faltaba, ser violada por una mujer.

—¡Auxilio!—grito fuerte y ella me da un golpe en el estómago que me deja fuera de juego por algunos minutos.

—No sabes las ganas que te traigo muñequita—me besa y muerdo sus labios asqueada. Golpeo fuerte su nariz y ella de tambalea hacía atrás.

—¡Auxilio!—gracias al cielo la guardia que viene es una chica a la cual le he tomado cariño y amistad.

—¿Qué sucede?—pregunta inspeccionado y prendiendo todas las luces.

—Trataba de violarme—le digo y ella busca a la loca violadora y se la lleva.

Me siento en la cama deseando que lo que acaba de suceder no forme un problema para mi salida de este lugar. Mis manos tiemblan y mi corazón salta fuerte en mi pecho.

—Kagome—miro la chica de guardia que me da una sonrisa—trataré de que este inconveniente no llegue a los oídos del director—asiento sintiendo alivio.

—Muchas gracias—murmuró.

—Descansa—cierra la celda y trato de dormir sin pensar en Inuyasha odiándome.

***

—¿Entonces me voy mañana?—pregunto emocionada y Miroku asiente.

—Mañana serás libre Kagome—chillo feliz de que al fin saldré—Prepara tus planes hermosa—creo que mis dientes son lo que más llama la atención en este momento.

***

e abren, el aire jamás se sintió tan fresco, suspiro tratando de que todo el aire llegue a mis pulmones.

A los lejos veo a Miroku y Ayame que me esperan con lágrimas en los ojos, corro hasta ellos y los abrazo sollozando, ellos corresponden apretándome a ellos y yo solo sonrío.

—Vámonos de este lugar—asiento sin prestar mucha atención, tres años encerrada, ahora todo parece tan perfecto.

En el camino Ayame me cuenta que está feliz de estar con nosotros y que no ha buscado a quien la abandonaron. Miro todo maravillada.

—Kagome, ¿quieres ir al penthouse?—pregunta Miroku.

—Quiero ir a ver a mi familia—él asiente mientras conduce, tiempo después llegamos al Jet.

—Wao, pellízcame, ¿viajaré en eso?—pregunta con emoción Ayame, se me había olvidado que ella es de bajos recursos económicos y siquiera había viajado en su vida.

—Si—respondo con una sonrisa.

—Tu... ¿eres millonaria o de la mafia?—pregunta haciendo que suelte una fuerte carcajada.

—Digamos que tengo dinero—Miroku nos avisa para subir y nos acomodamos para poder volar.

Por suerte después de haber salido y gracias al dinero que pagué puedo viajar sin complicaciones. Ayame pasa todo el viaje con una emoción deslumbrante. Llegamos a Barcelona y trago seco. Cuando bajamos un auto nos espera. Al llegar me encuentro con una mansión, lástima que ya es muy tarde y todos deben de estar durmiendo.

—Puedes dormir en esa habitación Ayame—ella asiente y me da un abrazo para ingresar y Miroku me lleva a la mía.

Cuando entramos solo me lanzo a la cama con el sueño y cansancio calando mis huesos.

—Te dejaré descansar, ahí ropa por si te quieres bañar, buenas noches—deja un beso en mi frente.

—Buenas noches—cierro los ojos y descanso como no he podido hacer desde que me encerraron en prisión.

Despierto temprano y me doy una larga y relajada ducha, disfruto cada segundo. Salgo envuelta en una toalla y busco, aquí hay de todo lo que necesito. Me pongo un conjunto de lencería, ¡Dios!, que comodidad, color azul y un vestido un poco ajustado arriba y suelto abajo color amarillo con un cinturón blanco unos tacones blancos a juego con el cinturón. Me hace ver como antes de estar encerrada en prisión. Tendré que ir a una peluquería, mi cabello esta maltratado y mucho más largo. Pinto mis labios y me maquillo natural.

Me veo igual que antes, eso me hace sentir bien, solo que he bajado de peso. Suspiro y sonrío, estoy libre y eso es lo que importa. Bajo las escaleras oyendo un bullicio y quejas constantes. Suspiro y medito antes de atravesar la puerta y que todos los pares de ojos se abran mucho mirándome sorprendidos. Yo solo sonrío nerviosa y feliz de estar con ellos... Con mi familia.


Dedicado a:

Espero que le haya gustado.

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Sayonara...

Por tu perdón InuyashaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora