I N T R O D U C C I Ó N

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Soy un asesino... y no me arrepiento de nada.

¡Ayuda!¡Ayuda!

Caminaba lado a lado bastante irritado por mi presa. La chica gritaba y gritaba, pero nadie venía, o mejor dicho nadie vendría.

¿Acaso no te das cuenta?—hablé irritado, mirando las armas que tenía alineadas en la mesa de noche—. Nadie te escuchará, nadie te salvará y mucho menos te amarán—la miré sobre mi hombro con satisfacción.

Por favor, yo...yo te amo, ¿qué te he hecho? ¿Por qué no me puedes amar a mí?—me miró con lágrimas, intentando salirse de los agarres de las sogas en la silla.

Sólo son las consecuencias de entrometerse en lo que no le incumbe, queriendo arruinar mi vida con un sólo paso—miré el cuchillo más filoso y limpio para tomarlo y posicionar el mismo en su pecho por consiguiente.

¿Cuál de las dos quieres que tenga primero?—la miré expectante.

¡Quiero que me dejes ir!¡Te prometo que no le diré a nad—le interrumpí sus estúpidas súplicas poniendo un pañuelo gastado en su boca.

Shhh. Te hice una pregunta, pero veo que quieres que la elija yo por tí—solté una risa traviesa, optando por tomar la derecha.

Y esta es la que tomaréoí los gritos ahogados de la chica hacer un crescendo.

Sangre es lo que deseo ver...
Ver sus ojos cerrarse por dolor...
Su piel despegarse de a poco...
Simplemente perfecto hacer sufrir a una persona que quiere deshacer el amor entre nosotros...

***

"Yo Nathaniel, me declaro culpable del asesinato de la estudiante Melody, del instituto Sweet Amoris."

La suerte ronda por mi cuerpo, el dinero que mi padre había dejado, era el rescate de éstas situaciones. Siempre me encargo de los policías metiches y habladores que esparcen información.

Pronto nadie nos lastimará, Tn...

Soy responsable de 4 muertes dentro del instituto, "que pena.", lo gracioso y agradable es que, nadie sospecha de un estudiante tan puntual e inteligente como yo. Y ni hablar de la manera tan inocente en que hablo con Tn, las probabilidades son escasas.

—Nath...¿Me ayudas con los ejercicios del señor Farres?—esa voz, la que tanto deseo escuchar a mi lado todas las mañanas, y escucharla gemir mi nombre, está pidiéndome ayuda.

—Tn, flan de mi vida, sabes muy bien que te ayudaría en todo lo que me pides, no debes ser tímida—la miré con ternura tocando con la palma de mi mano la silla a mi lado. La chica aún era tímida en el instituto, y más cuando el estorbo llamado Sucrette estuvo en el medio.

—Creí que aún seguías lastimado por la pérdida de Melody—se sentó a mi lado con torpeza, mirando sus manos por consiguiente.

Sangre detrás de la máscara; Nathaniel y TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora