Día 1: Cita romántica

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Como todos los días Osomatsu salía a jugar por el jardín lleno de verde que limitaba con el gran y frondoso bosque de la región, como todo buen adolecente su mayor anhelo era salir a la aventura tomando los riesgos que sean necesarios para sentir la adrenalina recorrer su cuerpo, y por razones de la vida hoy era su día de suerte.

--¡Mi nini~!— Llamó su madre desde la puerta de su pequeña pero acogedora cabaña— Necesito que lleves esto contigo a la cabaña de tu abuelita, en la cesta hay bolitas de carne, aperitivos y un vino para relajarse. —

--Pero mami, yo…-- Trató de hablar, mas fue interrumpido por la mayor quien volvió a tomar la palabra.

--Pero nada Osomatsu Matsuno ¿no te da vergüenza desobedecer a tu madre así?— Le regañó— Escucha, quiero que vayas derechito para la casa de tu abuela y no te distraigas en el camino ¿entendido? Pues los pueblerinos hablan que un lobo anda rondando cerca y no quisiera ver a mi hijo un una lista de víctimas devoradas— Pasó un pañuelo por su rostro fingiendo tristeza, su hijo al verla de esa manera no tuvo de otra más que obedecer en lo que su manipuladora madre le había pedido y aprovecharía de entretenerse un poco de camino a su destino, sin olvidarse obviamente de su capa roja hecha a mano por la cual se le caracterizaba cada vez que salía de casa.

Los pinos y robles se imponían sobre el camino de césped aplastado que el chico de ojos carmesí frecuentaba cada tanto, la diversa vegetación y los sonidos de los animales salvajes que paseaban como si el humano no fuese un peligro le daba un toque casi mágico al paisaje, este caminaba viendo el cielo despejado entre las copas más altas de los arboles con ambos brazos sobre su cabeza a paso lento por el calmado bosque.

--Bah~, en que anda pensado mama…. Fui hace poco a ese lugar ¿Por qué me mandaría esta vez?— Habló para sí mismo completamente distraído. Sin embargo de un momento a otro los animales se alejaron rápidamente dejando solo al joven de rojo quien detuvo su andar cuando dejó de escuchar los cantos de las aves dejando el bosque en un silencio intrigante. Pronto escuchó pisadas que se acercaban a su punto lentamente, no parecía la de algún corcel, tampoco la de unas botas de cazador, más bien era las de una animal salvaje que se movía con sigilo a medida que se acercaba al de rojo quien algo nervioso se volteó en dirección de la misteriosa bestia. – ¿Q-quién anda ahí? ¡Acércate y……! y…. ¡Te golpearé con mi carisma, maldito!— Le amenazó.
--Oh~,…. non non mi querido joven, no querrás dañar este perfecto rostro – Una sombra salió de los arboles dejando algo anonado al oji-escarlata— Además…. Quedarás tan hipnotizado por mi belleza que no te darás ni cuenta y finalmente, mi querido joven…. ¡Serás mi comida!— Osomatsu no podía creer lo que veían sus ojos; un tipo mitad lobo estaba vestido con un extraño atuendo de cuero y pelo revelando varias partes de su cuerpo claramente desnutrido.

--¡¡Pffff Wwwww!!…… Jajajaja, ¡Dios! Es lo más ridículo que eh visto en un tiempo Jajaja… siento que se romperán mis costillas en cualquier momento-- No había podido soportar las ganas reír al ver lo doloroso que era el peculiar lobo, este solo estaba en la misma posé orgullosa de su presentación aparentemente no prestando atención a las burlas del contrario.— ¿Qué más sabes hacer? ¿¡DERRETIR MIS OJOS!? Jajajajaja………. Ah…. Que dolor. Pero es una lástima, porque no puedo ser tu cena~—

--¿¡E-eh!? ¿Porque no?—Preguntó desconcertado.

--Tengo que entregar algo a mi abuela que vive cruzando el bosque, no dejaras que una pobre e indefensa abuelita no pueda ver a su querido nieto ¿verdad, lobo-san~?— puso uno de sus brazos rodeando los descubiertos hombros del hombre lobo susurrándole al oído tratando de persuadirle, cosa que funciono pues, para su buena suerte, el oji azul analizaba la situación mirando al suelo. Se podría decir por su cara que está algo arrepentido.

Reto de los 30 días (OsoKara version)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora