Día 13: Ninja 1/2

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Matsuno Osomatsu... El líder del clan Matsuno, uno de los más grandes dentro de la dividida isla japonesa, no por territorio, sino por una serie de guerras y guerrillas que en aquellos años devastaba a la población. Muchos creían que era el fin del imperio actual, los asesinatos, traiciones y venganzas eran cada vez más comunes comenzando a tener al propio emperador en la mira.

Nada mejor para el joven ninja, años atrás había sufrido la pérdida de varios de sus camaradas incluyendo a su propio padre. Por suerte su madre, una mujer intachable y con un manejo increíble sobre el clan, pudo mantener el control hasta que su primogénito creció impulsado por sentimientos de venganza hacia el emperador, quien asustado de su poderoso clan de renegados se encargó de que por mucho tiempo no fueran una amenaza.

Buscó por todos los medios alguna vía por la cual infiltrarse al palacio imperial, hizo aliados con la misma situación, se ganó el respeto de reconocidos samuráis abandonados por el emperador, ordenó a que entrenaran a campesinos pobres con la promesa de mejores oportunidades, todo por saciar su sed de venganza. Al pasar el tiempo esa determinación seguía presente en sus ojos escarlatas, los mismos que se opacaban al recordar con furia el deshonor por la que su clan había pasado y que, poco a poco, se fue restaurando, pero no era suficiente, aquella bruma oscura en su cabeza solo se iría cuando la sangre de aquel cerdo bastardo y su shogun estén en los filos de sus espadas Sai y sus cabezas clavadas en picos a cada lado de la puerta de su hogar.

Tenía una buena cantidad de hombres a su disposición bien entrenados y con una alta fidelidad como para cederle el puesto de nuevo emperador a él, pero aún le faltaba algo más, lo presentía.... puesto que por muy fuertes que fuesen los múltiples intentos de rebelión fallaron, esto debido a algunos clanes que, como el suyo, eran familias prestigiosas de ninjas muy bien dotados.

La más grande de ellas, el clan Nakamura, eran un maldito dolor de cabeza y con sus fallas confirmó varios rumores de aquella familia ¡Pero es que eran unos jodidos demonios! Cada misión era un completo fracaso sin siquiera dejar sobrevivientes y muchas veces el simple hecho de ir a recuperar los cuerpos era arriesgado, puesto que varios de los asesinos seguían custodiando los cuerpos para así poder atrapar a sus compañeros de paso.

Se decía que su habilidad tenía un aura de misterio, una destreza innata que no podía ser explicada, esto los hacía una verdadera leyenda entre pueblos y ciudades, eran temidos y admirados por lo mismo. Pero debido a la inestabilidad social en esos años el clan se mantuvo firme gracias a que eran muy fieles a su señor, el mismísimo emperador ¡Para colmo!

Si era así... entonces tomaría medidas drásticas.

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Osomatsu se mordía la uña de su pulgar con frustración, si no fuera por esos bastardos todo sería tan sencillo, no era un secreto a voces que era la inutilidad del gobernante lo que tenía al imperio sumido en un horrible caos y esos idiotas seguían bajo su mandos cegados por un honor que pisoteaba la vida de mucha gente.

Entre las víctimas estaban sus hombres, que del numeroso grupo que había salido esa mañana con suerte habían regresado ocho de ellos, aunque muy mal heridos, uno estaba prácticamente irreconocible, pero al menos vivos, ya había pasado en que el escuadrón encargado de salir a investigar desaparecía completamente. Y ahora por fin, desde hace mucho tiempo, tenía testigos, por supuesto como el buen líder carismático que era no iba a hacerles hablar en esos momentos, primero los hizo atender muy bien, sus compañeros trataron de contenerlos escuchando todo lo que habían visto en los bosques cercanos a la casona principal del clan Nakamura.

El oji-escarlata entró con su kimono formal y porte de un verdadero líder a la habitación donde los heridos se encontraban, tanto ellos como los demás presentes se inclinaron mostrando su debido respeto; este sonrió con prepotencia avanzando y quedando en frente del hombre que dirigía el escuadrón inclinándose sobre sus rodillas para estar a su altura, mirándole directamente a los ojos.

Reto de los 30 días (OsoKara version)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora