Hoy era un noche como cualquier otra; las luces de la ciudad destellaban observando a los transeúntes pasar por las pobladas calles de la ciudad que, al paso de las horas, se iba vaciando al acercarse la madrugada, las casas iban apagándose internamente cuando llagaba la hora de dormir, los bares y discos estaban repletas de gente que quería divertirse y olvidar por un buen rato los problemas de la vida diaria. En los barrios bajos en cambio la cosa era muy diferente, la sombra de los edificios y lo angosto de sus callejones combinado de una espesa neblina le daba un aspecto de ultratumba que espantaría a cualquier cobarde que pasara por ahí. Unos ojos azulados veían despectivamente a su víctima de aquella noche; un borracho que ni nombre tenía osó en intentar insinuársele cuando estaba de turno por el territorio ¡Un tipo cualquiera quiso tocarle! Tal crimen solo merecía un par de balas de plomo en la cabeza para acabar con el asunto y así se hizo, no importaba nada más… después de todo ¿era prudente preocuparse por lo que ese sujeto había dejado atrás? No era asunto suyo, le dio una calada a su cigarro con satisfacción y volvió a la caminata por aquel desolado callejón.
Le tenía un cariño especial a esas sucias paredes tan viejas que habían visto llegar la innovación europea del siglo XX a ese país tan alejado de la civilización en aquellos tiempos, muchas cosas pasaron y en un momento dejó de ser un lugar para la clase alta y solo se limitó a observar un sinfín de crímenes atroces sacados de las mejores películas de suspenso. Entre esos sucesos estaban su primer asesinato y su primer conflicto con la policía, porque sí, desde que empezó en aquel mundo de lo ilegal había tenido más de algún percance con la ley, pero al final se las ingeniaba para salir impune de esas situaciones, su reputación no le interesaba, bastaba que cuando estuviera frente a quien sea solo le guardaran respeto y temor. Pero siempre disfrutaba pasearse por estos lugares tan lúgubres que le recordaban que a pesar de que hay mucho a que temerle no había mayor peligro que uno mismo, muchos se cuestionaban los motivos para ascender a ser alguien de confianza absoluta para el Don y entre ellas está su supuesta relación con él, no le importaba tampoco, la verdad es que era muy cierto, años sirviendo al de ojos amatistas tanto con su talento en la mafia como con su cuerpo en su habitación que ya se había acostumbrado a esa rutina y sinceramente le encantaba.
Sonrió al recordarlo, Karamatsu, más bien conocido como “Tigre asesino” tenía buenos motivos para ser llamado de aquel modo, uno por su destreza en la lucha cuerpo a cuerpo o con armas y dos por su exótica belleza. Su rostro de facciones finas, cuerpo buen formado y actuar increíblemente seductor le hacían muy deseable tanto para mujeres como para hombres. No era de sorprender que haya atrapado incluso al mismísimo jefe solo por interés propio e si incluso este los sabía no le tomaba mucha importancia, su subordinado era un ser muy codicioso.
Los murmullos cercanos instantáneamente le pusieron alerta y volteó a su lado derecho encontrándose con un sujeto vestido de traje que venía a toda velocidad en su dirección comenzando con los disparos que el de azul no tardó en responder, su buena precisión le fue muy útil al acabar de un disparo con él verificando si realmente estaba muerto, se incorporó rápidamente al escuchar más pasos acercándose suponiendo que habían más enemigos a lo que enfrentarse y con agilidad se desplazó por el estrecho lugar acabando con 2 a la vez y así de a poco iban cayendo los cuerpos fusilados por él pero al pasar el rato y en medio de una masacre en ese mismo callejón Kara se vio de pronto en desventaja antes 5 hombres fornidos que le veían socarronamente apuntándole con sus armas de fuego, no había salida, si se rendía posiblemente le llevarían con su jefe y en ese momento se las arreglaría para escapar, orgullo no le quedaba si así podría sobrevivir para la llegada del alba. Pero el destino quiso que su rumbo cambiara de dirección cuando escuchó las sirenas de los carros policiales acercarse en gran número, vio su oportunidad en el desconcierto de los hombres y el sonido ensordecedor para disparar con una perfecta puntería a 2 de ellos moviéndose con rapidez ocultándose en un callejón paralelo al de la matanza detrás de unos tarros y basureros con una leve esperanza de pasar desapercibido.
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Reto de los 30 días (OsoKara version)
Casualefui vilmente nominada para escribirles 30 mini historias diarias por lo que les llenaré de one-shots bien lemonosos en venganza muajajajajaja >:v espero que lo disfruten~💙