Es increíble el poder que damos
a ciertas personas sobre nosotros
dejándonos llevar por ellas,
como hidrozoos por su inmenso
y desconocido océano.
Nadamos tranquilos, rodeados de sus cálidas aguas
sabiendo que en cualquier momento puede agitarse y revolverse
moviéndonos de una manera
alocada, sin rumbo, sin fuerzas
para no seguirle la corriente.
Hay personas que son como océanos,
no las conocemos mucho,
buscamos en su interior hasta sus abismos
donde todo está oscuro y tememos conocer.
Hay océanos calientes.
Hay océanos fríos.
Hay océanos con barcos hundidos que intentaron pasarlos por encima.
Hay personas que son como océanos
y todos deseamos
zambullirnos en uno y dejarnos llevar
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