Capítulo 37: Agonía

3.3K 408 459
                                    



Negro azabache, azul pálido

había un vitral, una variación de la verdad

Y me siento sin nada en las manos




Pov's Bill


Los sentimientos humanos son efímeros e insensatos. Y los humanos no pueden vivir sin ellos, haciéndolos comportar de forma estúpida e irracional. Gracias a tales acciones, las naciones se destruyen entre ellas lentamente. Por eso, alguien ajeno a tal comportamiento debe tomar poder de la inútil mente humana y moldearla a una forma más sensata.


La tristeza causa suicidios.

El odio homicidios.

La felicidad regocijo.

Y el amor causa las tres cosas anteriores, con mayores consecuencias.

Y el amor causa debilidad.


Los seres humanos, constantes a amar, son débiles por naturaleza. Aman desde su primer segundo de existencia. Desde el ser que les dio la vida hasta a un desconocido al que aman como el alma propia y terminan amando más que a su existencia al ser que procrean. Y sólo basta tomar uno de sus seres amados para hacerlos caer a realizar nuestra voluntad.


El amor te hace débil.

El amor te hace vulnerable.

El amor carcome hasta destruir.


Y no sólo destruye por hacer cosas absurdas por él.


Sino porque al desarrollarlo y amar con locura a un ser, el tenerlo lejos te hace caer en un abismo desconocido, con una cuerda de recuerdos como único medio para mantenerte en el borde.



¿Lo peor?



Que esto no lo sé porque algo me lo haya dicho... sino porque lo vivo en carne propia a cada día que pasa sin el estúpido humano que me hizo amarlo.

- Me encantaría darle un premio a la ovejita- habló Astaroth, recargándose sobre el respaldo de mi trono, dónde me mantenía sentado- El premio por tener a un demonio llorando por él

- Nunca he llorado y nunca lo haré- le dije, fulminándolo con la mirada.

- Estás a poco de hacerlo, Bill


Decidí ignorarlo y centrar mi vista hacia la entrada principal. Acaricie entre mis dedos el talismán que había regalado a Dipper hace meses. 


Quizá así podría invocarlo y verle entrar.


Astaroth me dio una palmada en el hombro y se alejó hacia su habitación.


Y como era costumbre, me volví a quedar sólo en la inmensidad de mi trono. Aún teniendo pesadillas y a mi hermano haciéndome compañía, siento una insoportable soledad que ni en mi prisión en la estatua había sentido.

•~Nada Ha Cambiado ~•~BillDip~• #PremiosGravity2019Donde viven las historias. Descúbrelo ahora